En cuanto al cuarto trabajo, la orden
era precisa: Heracles debía llevar a la
Cierva de Cerinia a Micenas viva y sana.
Euristeo no tenía nada que temer de una
cierva y, además, no podía dar orden de
matarla, porque era un animal sagrado,
protegido por Artemisa, la diosa de la
caza
11
.
Artemisa había encontrado en un monte
cinco ciervas extraordinarias: eran tangrandes como un toro, tenían los cuernos
de oro y las pezuñas de bronce. ¡Esos
eran animales apropiados para tirar del
carro de una diosa! Las persiguió, pero
solo consiguió atrapar a cuatro. La quinta
era tan veloz que logró escapar de la
misma diosa. Desde entonces, la Cierva
vivía libre y feliz en los bosques;
Artemisa había prohibido que nadie le
hiciera daño.
Atrapar viva a la Cierva de Cerinia
parecía una tarea imposible: la mismísima
diosa de la caza había fracasado en el
intento. Pero nada era imposible para
Heracles (excepto librarse del odio de
Hera). El héroe no solo era fuerte y veloz,
también era inteligente, perseverante y
tenía toda la paciencia del mundo. Día
tras día, con sus pies de carne y sangre,persiguió a la Cierva de pezuñas de
bronce. Un año entero duró la loca
persecución. Los días de Heracles eran
todos iguales: levantarse a la mañana,
buscar rastros de la Cierva, correr
desesperadamente por el bosque, y llegar
a entrever la figura del animal entre los
árboles sin poder alcanzarlo. Después de
un año de persecución constante, la
Cierva y el hombre estaban flacos y
agotados por igual. Se detenían lo mínimo
imprescindible como para descansar y
comer.
De pronto, una mañana fresca de
primavera, Heracles vio lo que había
comenzado a creer que no vería jamás.
Allí, delante de sus ojos, a tiro de flecha,
la Cierva se había detenido delante de un
arroyo demasiado crecido para pasarlo deun salto. Pero su trabajo no consistía solo
en llevar a la Cierva viva, tampoco podía
herirla sin enfurecer a Artemisa.
Parado contra el viento, para que la
Cierva no lo olfateara, Heracles tensó su
arco, preparó una flecha y disparó con tan
precisa puntería que atravesó una de las
patas traseras del animal justo entre el
hueso y el tendón, sin derramar una gota
de sangre. La Cierva echó a correr, pero
ahora rengueaba y el héroe logró
alcanzarla.
La atrapó, la ató, se la puso sobre los
hombros y emprendió el camino a
Micenas. Sin embargo, la diosa Artemisa
se interpuso en su camino.
—¿Cómo te atreves? —le dijo,
enfurecida.
TambiénArtemisa era hija de Zeus y deuna titánida, la bella Leto. También ella y
su hermano Apolo
12 habían sufrido los
celos de Hera, que había tratado de
impedir su nacimiento. Por eso, cuando su
medio hermano Heracles le contó sus
penurias y las tareas que debía cumplir
para Euristeo, la diosa entendió y se
compadeció.
Así logró Heracles completar su cuarto
trabajo y encaminarse a Augías, donde lo
aguardaba el quinto.
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Dioses y héroes de la mitología griega
RandomEn esta obra, Ana María Shua narra con un estilo magistral los relatos míticos más bellos. En sus páginas se encuentran el mito de la creación del Universo, el origen de los dioses del Olimpo, y las aventuras de los héroes más valientes, como Heracl...