Sentado al borde de la cama que no era suya, Vincent contemplo cada esquina de la habitación, aspiro el aroma a frutas que permanecía flotando por donde quiera. Hacia días que cogió el habito de ir a la habitación de Lara cuando ella no estaba, contemplaba cada cosa que había dentro de esta y se sentía como un maldito acosador por ello, pero de igual modo le ayudaba a mantener la calma cada que la tenia cercas.
Por alguna razón su vista se clavo en un par de calcetas que reposaban sobre uno de los asientos que Lara tenia en una esquina de su habitación, su mente vago entre sus recuerdos y de nuevo se encontró con el rostro de la mujer que lo había cautivado en el pasado. Sus ojos oscuros, su cabello negro y ese discreto pero llamativo lunar en su perfil izquierdo seguían muy clavados en su cabeza, se dejo llevar tan adentro que incluso recordó el tono exacto de su voz.
Sentía bastante culpa al no haber podido ayudarla, pero también era un alivio que estuviera bien, casada con el hombre al que amaba y viviendo una vida tranquila y feliz, lo sabia por que cada que tenia oportunidad buscaba información de ella. De entre todos sus recuerdos sobre esta mujer sin siquiera desearlo aprecio el rostro de Lara trayéndolo de nuevo a la realidad.
La periodista estaba tocando profundidades en el a las que nadie nunca había llegado, incluso, ni con esa mujer llego a tanto como con Lara y era esa una de las muchas razones por las que se disgustaba a menudo con sigo mismo.
Cuando sintió que era suficiente se puso de pie y camino para salir de ahí. Algo le impidió completar su acción, en una pequeña cómoda junto a la puerta observo ese peculiar embace platico con dos círculos en los que la periodista guardaba los contactos de color.
-Carajo.- gruño al percatarse que no los llevaba puestos.
Salió en el jaguar a toda marcha haciendo rechinar las llantas. Tal vez Lara creyera que estaba siendo paranoico pero no era así, si bien era cierto que el cambiar sus ojos no era la gran cosa mínimo podría pasar ligeramente desapercibida entre la gente, sin ellos no les quedaría ni la mas mínima duda de que Lara Templeton seguía con vida.
A varios kilómetros mas adelante Lara bajaba del sedan, el cual tuvo que estacionar a media cuadra atrás de la boutique por que no encontró ningún lugar mas cercas. Con la mirada baja camino hasta la entrada, sentía un escalofrió en todo el cuerpo, su insisto de persecución estaba al tope, se dijo así misma que se debía a que ella sabia que no llevaba puestos los contactos, era una tontería pero era su disfraz por muy simple que fuese.
Antes de entrar dio un vistazo a su alrededor creyendo que era lo correcto, estaba equivocada. Lara no se percato que a solo unas tiendas mas adelante se encontraba Arcel Neumann y no hacia mas que verla con una maliciosa sonrisa, supo quien era enseguida. Arrojo su cigarrillo al suelo y fue tras ella.
-Hola mi nombre es Melisa Tate, vine por ese precioso vestido beige de Oscar de la renta.
La chica del mostrador sonrió al escuchar el tono de Lara y asintió tecleando el computador para corroborar la información que se el estaba dando. Hizo una mueca que a Lara no le paso desapercibida.
-¿Sucede algo?.- lo primero que le paso por la mente fue que declinaron su tarjeta, era un vestido algo costoso.
-Lo siento mucho señora Tete sucedió un percance con una de las especificaciones que pidió al comprarlo, es un poco mas largo de lo que desea pero puede probárselo para ver si tiene arreglo con una par de zapatillas de tacón alto o...
La chica hablo afligida estaba casi convencida que Lara no se llevaría el vestido pero lo que no sabía es que la periodista había quedado flechada desde que lo miro en la pagina de internet y así le arrastrara se lo llevaría.