Si no os molesta, voy a hacer un adelanto para así salvaros de tener que soportar relatos de clases exhaustivas y un par de semanas sin acontecimientos destacables.
—¿Nat? —oí preguntar a Marta desde la puerta— ¿Qué haces aquí?
—Hola, Martuca. —contestó— Hoy se cumplen 3 semanas de que nos reencontramos. ¿No te parece importante?
—Lo haces sonar como si fuese un aniversario. —contesté yo antes de que Marta pudiera hacerlo
—Hieres mis sentimientos, Alba Reche.
—Si ella cree que es importante, entonces es importante. —la defendió Marta
—Y si algo es importante, pues lo celebramos. —decidió Mari sumándose a la conversación
—¿La Mari buscando excusas para hacer una fiesta? Nunca se me habría ocurrido.
—¿Qué queréis hacer?
—Algo muy grande no...
—Yo podría llamar a Pablo, igual así le conoces.
La mirada de pánico de Natalia, a sabiendas de la que se nos venía encima si dejábamos que eso pasara, empezó a viajar rápidamente entre los ojos de Marta y los míos, rogandonos que la salvaramos de aquella situación.
—Y si... ¿mejor hacemos noche de chicas? —sugerí
—Claro, eso me parece más apropiado, si. —asintió Marta
—Eso me parece mejor. —accedió Natalia asintiendo y señalándome
—¿Eres consciente de lo porno que ha sonado eso? —me preguntó María
—Una porno con el amor de tu vida, no creo que te quejes.
—Natalia, no les hagas caso, yo te juro que digo esas cosas de coña. O sea, si que estás buenísima, no te voy a mentir, pero yo soy súper feliz con mí Pablo.
—El día que la Mari pueda hablar de ti sin soltar algún cumplido yo la verdad que me preocuparía.
—Ya, yo también. —me apoyó Marta— En plan, el que sus facciones y toda su persona en sí sean perfectas y diseñadas por los dioses no es ningún secreto, Mari, pero bájale un poco a la intensidad.
—Joder, ¿tú también? —rió Natalia— Mira si al final voy a terminar siendo el amor de tu vida también, Martuca.
—Ya quisieras. Pero yo con mí Paco estoy bastante bien, gracias.
—Aún no supero que no me hayas contado que estabas con él. En vez de haber tenido la exclusiva me he ido a enterar por los chismes de Alba Reche.
—¿Qué chismes? Alba, ¿que le has contado? —replicó Marta, haciéndose la ofendida
—¿Que dices, Natalia? Si yo no he dicho nada.
—Ya, ¿y cómo me he enterado yo de que Marta está con Paco, entonces?
—Mira que me encanta el drama, —interrumpió Maria— pero me cuesta mucho imaginarme a Alba soltando chismes por ahí, como buena fanática de la privacidad que es no lo esperaría de ella.
—Igual por eso mismo lo hizo, ella es la última persona que esperarían que lo haga, pero a la vez seguro que se sabe cada uno de vuestros secretos. Hasta los más oscuros. —las picó Natalia
—Hala, en eso tiene razón. Ahora me da miedo contarle cosas a Alba.
—¿Para esto te dejo entrar en mí casa, Natalia?
—Si no me dejaras entrar tú tampoco importaría, ya que hay dos personitas aquí que están enamoradas de mí y seguro te obligarían a que me dejes entrar.
—Oye, esto ya no es divertido. —se quejó la otra morena— Lo de estar enamorada era divertido cuando era para molestarla a ella, —señaló a María— a mí no me metáis.
—Si yo me tengo que tragar vuestros chistes entonces tú también, Martita.
—Yo solo digo lo obvio, tú en cambio necesitas alabarla para sobrevivir.
—Chicas. —les llamé la atención— Podéis hablar de ella y de las injusticias de la vida todo lo que queráis, pero también podríais hacerlo mientras hacéis algo productivo.
—¿Y qué sugieres que hagamos, Albita querida?
—Yo que sé, podrías cocinar o preparar algo.
—Ya, ¿y tú mientras tanto qué vas a hacer?, ¿hablar con Natalia?
—A ver, tampoco la voy a dejar sola a la pobre.
—Claro, será por eso.
—¿Y por qué iba a ser sino? Te recuerdo que es el amor de vuestra vida, no el mío.
Marta y María terminaron preparando lo que era comida y bebida mientras que Natalia y yo nos ocupábamos de ordenar un poco el lugar y de poner música.
—¿Me explicas porque los nombres de tus playlists son tan extraños? —me preguntó divertida
—Déjame, seguro que las tuyas no tienen nombres mucho mejores.
—No te lo voy a negar, pero tampoco son tan raros como los tuyos.
—Pues si tantos problemas tienes con mis playlists, deja de mirarlas.
—Es que es fascinante, no solo tienen nombres extraños sino que son super random.
—¿Puedes dejarlas estar de una vez?
—Vale, vale.
Una vez que todo estuvo organizado, nos sentamos con la idea de cenar tranquilamente, cosa que no sucedió.
En vez de eso, lo que sucedió fue que terminamos haciendo una conga por todo el departamento con paradas ocasionales para cantar a todo pulmón la canción que estuviera sonando.A pesar de que la noche se me hizo un poco eterna, terminó llegando a su fin, dándose por terminada cuando Natalia se fue a su casa y nosotras a nuestras respectivas camas.
Si bien la conga me había motivado un poco de más, no tardé mucho en quedarme dormida, pero lo interesante no llegó hasta la mañana siguiente.
Una vez que me desperté, decidí ponerme música para así poder despertarme más fácilmente, pero al abrir la aplicación me encontré con algo nuevo, con una playlist nueva. Había sido creada desde el perfil de Natalia, pero ahora yo la seguía, aparentemente.
Como nombre tenía simplemente el emoji de los ojos mirando, pero, a diferencia de las mías, si que tenía una descripción; "Para la única cuerda del grupo, yo que tú frecuentaría esta playlist...".
La única canción que había era Alma Mía, pero basándome en la descripción, supuse que iría agregando canciones.
Natalia Lacunza, estratega.
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Psicología de la Música
FanfictionDos grupos, dos apartamentos. Por un lado: Alba, María y Marta; caos, drama y risas por absolutamente todo. Por el otro: Natalia, Julia y Sabela; no existe el silencio, solo la música. Todo mucho más tranquilo... pero en gran parte solo gracias a la...