Capítulo 2

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Nuevamente estoy en el colegio, y por alguna razón, siempre coincido con Kirishima en el bus. Al final esto se volverá una rutina y todo. El chico parece siempre muy feliz, además de ser un charlatán, pero en el buen sentido. Esta vez no hay nadie que me empuje en la entrada del colegio, gracias al cielo. Entramos en nuestra aula los dos juntos, pero de inmediato veo como aquel chico de pelo azul se me acerca, haciendo una gran reverencia.

—Hola, creo que ayer no nos presentamos apropiadamente. ¡Me llamo Tenya Iida! Un gusto.

—A-aaah, hola Iida, yo soy _______ Yagi.... 

El chico muestra una sonrisa satisfactoria, mientras coloca bien sus gafas con su índice. Después de ello vuelve a su sitio, como si de un robot se tratase. Miro un tanto confusa al chico, pero sacudo mi cabeza y vuelvo a mi asiento.  Saco mis cosas para la primera clase del día, inglés. Es decir, el inglés obviamente se me da bien, si toda mi vida me he criado en un país que lo habla, pero la segunda clase... mi peor enemigo.

Las matemáticas.

A veces se me olvida hasta las tablas de multiplicar, y eso es algo de lo más básico en las mates, pero yo soy una cabeza hueca y no me acuerdo casi de ellas. El rubio entra a la clase, con su informe echo un desastre. Sin corbata, camisa abierta, pantalones caídos, todo él un desastre. Ruedo mis ojos, pero detrás de él entra Midoriya. Esbozo una leve sonrisa al verle entrar, y este parece percatarse de mi, saludando con otra sonrisa. Se sienta en su pupitre, para después darse la vuelta y mirarme.

—¿Qué tal, Yagi-san? Espero que no te haya importado lo de ayer...

—¡Para nada! —niego con mis manos— Me ayudaste, y lo agradezco de corazón. Espero no haberte causado problemas a ti...

—Oh, tranquila, conozco a Kacchan desde la guardería... no tienes porque preocuparte. —sonríe, pero su sonrisa parece algo entristecida— Da igual. ¿Supongo que sabrás inglés, no? Creo que oí a Kirishima-kun decir que eras de Estados Unidos...

—Aaaah, sí, soy de allí, así que está materia se me dará bien.

Un hombre rubio entra de manera escandalosa por la puerta del aula. Todos se sientan en sus respectivos asientos, y miramos con atención aquel héroe. Su cara me es conocida, creo que era aquel héroe con una voz estridente. La clase comienza, y todo el mundo ya parece aburrido por ello, pero por mi parte todo esto me parece de lo más fácil. La clase continua con normalidad hasta que la hora finalmente acaba.

—Aaaah, ahora matemáticas... —suspiro, dejando caer mi cabeza en la mesa— 2+2 es... 4. Vale, al menos no llego a ser completamente idiota.

Decido descansar por unos segundos con mi cabeza en la mesa, pero de inmediato viene otro profesor. Vaya, sí que son rápidos para cambiar de clase en clase. Levanto mi cabeza, y un héroe con gabardina y una máscara muy aterradora se encuentra ahí delante. La clase da su comienzo, y como no, el héroe Ectoplasma, como él así se ha presentado, empieza a explicar las ecuaciones de primer grado. Trato de prestar atención a la pizarra lo máximo posible, pero mi mente a la mínima ya se distrae con nada.

Empiezo a mirar como una pelusilla de polvo vuela por la clase, y sonrío enternecida por ello, pero el carraspeo de Ectoplasm hace que ensimismamiento se disuelva. En la pizarra, al menos unas diez ecuaciones se encuentran. Mi mandíbula cae en la mesa al verlas, pero me reincorporo y hago como si nada. Muy bien _______, tú puedes.

Con los apuntes de antes, intento solucionar las ecuaciones en mi cuaderno. Frunzo el ceño al no saber cómo empezar, así que disimuladamente miro los apuntes del chico ave, pero este parece en la misma situación que yo. Lágrimas inexistentes empiezan a caer por mis mejillas.

Corazones explosivos - [Bakugou y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora