23. Una semana misteriosa

565 73 4
                                    

A pesar de estar mi madre en coma, no pude darme el lujo de faltar al trabajo. Era mi segundo día y nada garantizaba que ella despertaría de un día para el otro. El doctor dijo que no podría saberse el momento exacto, podría ser en unas horas o en unos años. Nadie sabía cuándo despertará, e incluso tampoco si en verdad lo hará... dolía, pero era realista, existía una posibilidad de que nunca recuperara la conciencia, y saber eso me mataba por dentro.

Asistí al trabajo de manera puntual y a pesar de que no estaba en mi mejor momento, hice cada tarea sin rechistar. Sólo quería terminar rápido y volver al hospital.

Le había tenido que avisar a Ellie por teléfono mi ausencia, ella se preocupó mucho y prometió visitar a mi madre cuando saliera del trabajo.

La primera semana fue de lo más agotadora. Consistió en levantarme, saltarme el desayuno, ir al trabajo, sacar fotocopias, servir café, ordenar los archivos, evitar el almuerzo, salir del trabajo tarde, ir al hospital, llegaba Ellie a ayudarme y me obligaba a comer algo, Ellie se volvía a su casa dejándome sola con mi madre, que era cuando me sentía libre de llorar a gusto y lo necesario, y, finalmente, dormir pocas horas a causa del llanto y de los pensamientos negativos. Mi mente siempre armaba los peores futuros, uno donde mi madre no lograba despertar nunca. Me parecía mucho más realista un futuro así, no había esperanzas en una enfermedad que los doctores no lograban entender. Una enfermedad que la estaba consumiendo por dentro, secando y dejando sin color alguno, como si se alimentara de su alma.

Cuando pasó esa semana, comprendí que la mente humana es aterradora, ya que incluso, pasando por los peores momentos de tu vida, es capaz de adaptarse a la rutina, los llantos fueron cada vez menos frecuentes y los tembleques se redujeron a pequeños movimientos nerviosos casi imperceptibles, las horas de sueño aumentaron y mis comidas se volvieron más tolerables, esto no quería decir que el dolor hubiera desaparecido, no, seguía allí, presionando en mi pecho, cortándome la respiración cada vez que pensaba en mi madre, la diferencia era que mi corazón se había acostumbrado al dolor y aprendido a vivir con él. Seguía viviendo y trabajando como siempre con el corazón partido y mi mente llena de inseguridades, pero seguía andando y viviendo el día a día.

Eso no fue lo único que descubrí esa semana, cuando el dolor se amortiguó, fui consciente que había dos chicos que no veía desde hacía siete días. Se trataba de Malcolm y de Chris.

¿Acaso Malcolm había desistido en su acoso? O tal vez estaba huyendo de la justicia por asaltar e incendiar el viejo departamento, debo decir que, si era así, no me parecía un panorama justo, pues ambos tuvimos la culpa, yo también debería ser una fugitiva como él, no era justo que sólo él tuviera que huir y ocultarse como un delincuente, pues los dos éramos igual de culpables. Pero, si esto era cierto, no explicaba la desaparición de Chris, ya que él no había tenido nada que ver en el incendio. ¿Qué estaba pasando?

— ¿Todavía no regresa Cameron? — escuché como dos empleadas hablaban en el descanso.

— No, todavía sigue en el extranjero con el presidente. Lo más extraño es que no se sabe nada de ellos, ni a dónde fueron ni cuánto tiempo más estarán de viaje — le respondió su compañera.

— Estoy segura que no fueron por trabajo — dijo la otra hablando un poco más despacio como si fuera un secreto, pero todos los que estábamos alrededor podíamos oírla igual.

— ¿Qué quieres decir?

— Seguro fueron por asuntos personales, como de vacaciones o algo por el estilo y nos hacen creer que están trabajando.

— Eso es una exageración — intervino un compañero mientras le daba un sorbo al café que yo le proporcioné de la máquina expendedora.

— A mí me parece muy lógica, no se olviden que Croos y Cameron son amigos íntimos, apuesto mi Porsche a que están jugando golf en los Estados Unidos — expuso la trabajadora y sus compañeros asintieron afirmativamente compartiendo el pensamiento. Y yo me pregunté si en verdad era así, pues tenía una corazonada de que algo más estaba sucediendo.

Y aunque suene estúpido y carezca de cualquier lógica, algo me decía que todo estaba conectado, la desaparición de Chris y sus amigos, la ausencia de Malcolm, el viaje de Cameron e incluso mis pesadillas, las cuales no había vuelto a padecer desde hacía una semana. Todo coincidía, a pesar de que no tenían relación unos con los otros. Pues, obviamente no podía contarle mis sospechas a nadie, nadie me creería y si así fuera: ¿Qué podríamos solucionar?, sólo podía quedarme como estaba y esperar por lo que vendría a continuación.   

DaemoniumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora