35. Algo mucho peor

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Terminada mi jornada de trabajo, me dirigí a la casa de Ellie sin ningún percance o razón que me trabara en el camino. Pensé que me encontraría a Chris de vuelta en la puerta esperando por mí para impedir que me encontrara con Malcolm y hacerme cambiar de opinión, pero, para mi sorpresa, la calle se encontró desierta cuando salí afuera.

Caminé por la vereda de manera pensativa, pues, la repentina aparición de Chris me había dejado pensando. Él, su padre y sus amigos me habían demostrado ya que podía confiar en ellos y Malcolm era todo lo contrario, no había hecho más que llevarme a lugares peligrosos y alejarme del camino correcto, pero parecía tener algo que yo deseaba. Talvez esta era mi única oportunidad de poder acercarme a mi padre y no podía desaprovecharla.

Cuando llegué, una Ellie recién salía de la ducha, lo supe porque tenía el cabello húmedo. Ella me saludó con una sonrisa, pero mutó su expresión de inmediato.

— ¿Qué sucede? — me dijo de manera preocupada. Al parecer no podía esconder mis emociones de mi rostro. Era como un libro abierto ante los ojos de mi mejor amiga.

— Nada, sólo estoy cansada. Fue un día agotador en el trabajo — dije la excusa más arbitraria que se me ocurrió. Ellie me sonrió y supe que se había tragado la mentira y yo me sentí mal por ocultarle la verdad, pero no sabía a donde me llevaría Malcolm esta vez y no quería ponerla en peligro.

Comimos las sobras del mediodía recalentadas en el microondas, mientras veíamos un programa de chimentos en el televisor. Ellie hacía comentarios constantes y lanzaba carcajadas, pero yo no pude seguirle el ritmo, sólo me limité a responder unos simples "sí", y a reírme por compromiso de vez en cuando, ya que mi mente estaba llena de un solo pensamiento.

Miré por la ventana y el sol estaba ocultándose en su horizonte. La noche estaba haciéndose presente, por lo tanto, se estaba acercando la hora acordada que me vería con Malcolm. Y cada minuto que corría, aumentaba la tensión y el miedo en mí. No sabía lo que pasaría después de esto.

¿Conoceré a mi padre? ¿Cómo será él? Había tantas preguntas que quería hacerle: ¿Por qué me abandonó? ¿Me querrá como a su hija? ¿Por qué nunca volvió a buscarme? ¿Por qué nunca dio ni una sola señal de vida?... había tanto que quería saber de él, cuando mi padre significó tan poco en mi vida, hasta este momento, que lo conocería y cambiaría toda mi visión de él.

Mi corazón latió con fuerza al pensar que al fin había llegado el momento, me sentía entusiasmada, ¿para qué negarlo?, pero también, muy dentro de mí, había un sentimiento de precaución, de miedo, uno que gritaba ¡peligro!, no le hice caso, pues, supuse que era una emoción normal al conocer al hombre que te dio la vida. Todos sentirían miedo en mi lugar.

Miré el reloj sobre el escritorio. Ya no podía retrasar el encuentro mucho más. Me levanté del sillón que estaba compartiendo con Ellie para ver el televisor y fui a buscar una chaqueta en el placar.

— Tengo que salir — le dije intentando fingir con normalidad que nada raro estaba por pasar o hacer.

— ¿A dónde? ¿A verte con tu novio, Chris? — dijo y se rio como si hubiera descubierto un secreto de mí. Cuán equivocada estaba. Ojalá fuera tan simple como encontrarme con un chico en una cita.

— No, que no se trata de eso.

— Buuu, qué aburrida. Adiós, cuídate.

Me despedí de Ellie y cerré la puerta detrás mientras mi corazón palpitaba desbocado. Mis manos comenzaron a sudar y tuve que tomarme un minuto para hacer acopio de serenidad, cosa que no logré.

Comencé a caminar de vuelta cuando vi que los transeúntes comenzaban a mirarme con extrañeza. Verifiqué la dirección en la hoja de papel en varias oportunidades. Pues, era una periferia de la ciudad que no estaba acostumbrada a transitar.

Con algo de dificultad y de pedir indicaciones, llegué a un barrio que parecía desierto.

¿Siquiera había vecinos viviendo por esta zona?, parecía una ciudad sacada de una película post-apocalíptica.

La humedad trepaba por las paredes, y las luces estaban explotadas, sólo quedaban algunas en pie, pero parpadeaban cada varios segundos intermitentes. Di con la dirección, pero volví a cerciorarse de la información que me dio Malcolm en la nota.

Sí, era este lugar. Aunque no lo pareciera. Pues, se sentía muy solitario y alejado de todo.

Intenté ignorar la sensación de malestar que me generaba el ambiente y procedí a golpear la puerta, la cual se abrió sola al ser tan frágil y desvencijada. Miré el interior y estaba todo oscuro. En mi mente se presentaron dos posibles opciones: quedarme en el lugar o entrar.

— Al diablo — dije y me aventuré en el interior.

Comencé a caminar en la oscuridad. A penas podía percibir las sombras de algunos muebles viejos, por eso caminé arrastrando los pies de manera precavida, procurando no tropezar con algún objeto en medio de mi camino.

— ¡Hola! ¿Malcolm? — pregunté y esperé respuesta, pero ningún sonido llegó a mí además de mi propio eco — ¿Hay alguien aquí?

Me paré en el lugar y giré sobre mi eje. Sólo podía ver la luz que ingresaba por la puerta de entrada. Las ventanas parecían estar trabadas con planchas de madera. ¿Qué diablos era este lugar?

— ¿Por qué querría verme en un lugar tan alejado y macabro? Siento que en cualquier momento saldrá de entre las sombras Drácula a chuparme la sangre. — dije a modo de chiste para intentar calmar un poco mi propia tensión, pero lo que escuché a continuación no hizo más que aumentar las malas vibras y el terror en mí.

— No, soy algo mucho peor — respondió una voz aterradora que en mi vida había escuchado. 

DaemoniumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora