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¡Buenas! ¿Cómo les va? ¿Odiándome por el capítulo anterior?

Pues bueno, eran cosas inevitables (?) Vamos a ver cómo Hinata resuelve esta situación...si es que puede xD

Como siempre, muchas gracias por su apoyo!

Acá vamos!

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— Oye.

Sakusa Kiyoomi tragó saliva. Apretó los puños, relajó las manos. Repitió el proceso dos, tres veces alternándolo con una inspiración profunda, sin moverse de su sitio. La persona con la que había intentado comunicarse había hecho caso omiso a su llamado de atención, dándole la espalda a unos tres o cuatro metros de distancia en el amplio gimnasio de entrenamiento. Sakusa quería creer que no lo estaba haciendo adrede, visto y considerando el estruendo que surgía de los remates de la práctica suplente unos metros más allá, de las charlas animadas entre otros miembros del equipo o de la música de ambientación que se oía por los parlantes.

Quería hacerlo, pero algo en su interior sí le estaba gritando que aquella indiferencia era a propósito. Sin embargo, Sakusa no podía acercarse demasiado. Miya Atsumu se encontraba en una posición que él catalogaba como peligrosa. Acababan de "terminar" la práctica de aquel día, se encontraba completamente sudado, toalla en una mano y botella de bebida energizante en la otra...un paso en falso, si se acercaba demasiado...aquello podía llegar a terminar muy mal...

— Miya.

Carraspeó y lo llamó un poco más fuerte, elevando el tono de voz. Milagrosamente, el armador pareció reaccionar; Sakusa percibió como contraía la espalda y elevaba la mirada desde el suelo, buscando su voz. Finalmente, luego de un par de segundos de escaneo frente a sus ojos, dio media vuelta y lo vio. Sakusa frunció el ceño cuando sus miradas se encontraron. Aquella situación lo ponía como mínimo, nervioso. Queriendo pasar desapercibido, retrocedió un poco más intentando mantener la distancia segura que él mismo había marcado antes de que Miya se le acercara. Maldición, él lo había llamado...

— ¿Qué sucede, Omi-san?

— Mira.— respiró profundo, intentando controlarse.— No quiero inmiscuirme en problemas ajenos, pero lo que sea que te pase, resuélvelo fuera del equipo. No nos hundas a todos en tus asuntos.

¿Cómo?

Adiós a distancia segura.

Sakusa igualmente sabía que aquello iba a suceder. Sin poder retroceder más pasos porque el orgullo y la poca dignidad que le quedaba iban a perderse completamente, vio como Miya se acercó a su posición a paso lento. Uno, dos, tres pasos. Hacía chirriar su calzado sobre la superficie pulida del suelo, adrede. Su trayectoria era tan lenta, tan estudiada, que Sakusa se sentía acechado. Con un demonio, él no era una presa, maldito fuera. Frunciendo todavía más el ceño y ya fastidiado por el lenguaje corporal desfavorable pero esperado que Miya estaba teniendo con él, se plantó firme en su lugar.

— Eso. No estás concentrado. Te conozco, desgraciadamente. Aléjate, no des un paso más.— Kiyoomi necesitó retroceder un paso más porque Atsumu literalmente no se había detenido cuando había llegado a su posición, pareciendo querer colisionar contra su cuerpo.— No te me acerques más.

— Omi-san, ¿estás celoso de que le dé más pases a los demás? ¿El problema no será que yo te noto desconcentrado a ti?

¿A los demás?¿Eso abarca sólo a Hinata?

Chacal NegroWhere stories live. Discover now