¡Buenas! ¡Tanto tiempo!
Espero que todos sigan vivos luego del final del manga...yo ya me lloré la vida y hay cosas que aún no termino de procesar, pero ya, ya saldré del pozo. Les dejo un nuevo capítulo donde las cosas siguen complicándose aún más, espero les guste xD
Una hora atrás...
— Tsum Tsum, voy a pedirte de buena manera que me dejes caminar en paz.
— No estás caminando, imbécil. Estás chocándote todo, a mi incluido.
— ¡Entonces muévete!
Thomas se consideraba en sí, una persona tranquila. No le agradaba demasiado entrometerse en conflictos ajenos y su relación con los demás integrantes del equipo siempre había sido buena, al menos durante las prácticas y los partidos oficiales. No solía relacionarse demasiado con ellos fuera del ámbito laboral y poco conocía acerca de la vida privada de los otros, al menos hasta aquella tarde.
El entrenamiento había terminado satisfactoriamente y se había dispuesto a abandonar el predio del equipo cuando los gritos lo distrajeron; era habitual que Hinata, Bokuto y Miya se relacionaran de aquella manera tan efusiva y un tanto agresiva, pero lo que le llamó la atención en esa oportunidad fue oír también la voz enojada y demasiado elevada de Sakusa, del otro lado del corredor. Preocupado por un posible enfrentamiento, había ido a cerciorarse de que todo se encontraba bien, sólo para descubrir la desgracia. Claramente, algo le sucedía a Bokuto. El rematador estaba intentando salir del predio como él lo había hecho segundos antes pero por alguna razón, Miya y Sakusa se lo impedía. Miya empujando a Bokuto hacia atrás y Sakusa gritándoles a ambos desde una distancia segura, cerca de la puerta.
Ellos siempre discutían, pero era la primera vez que Thomas veía a Bokuto realmente enojado. Miya estaba teniendo serios problemas para retenerlo en su lugar y ambos se movían lentamente hacia la puerta, uno empujando y el otro siendo arrastrado. De un momento a otro, Bokuto sujetó a Miya por la solapa de su chaqueta y ambos comenzaron a forcejear; no había golpes de por medio, pero era sólo cuestión de tiempo.
Thomas odiaba las peleas, sobre todo cuando no comprendía por qué se habían suscitado.
— Chicos, en serio, tranquilícense.
— Thomas, no...no te metas, hijo. Aléjate.— Miya farfulló asfixiado por el agarre de Bokuto, ambos con una expresión furibunda en el rostro.- Vete si no quieres salir herido.
— ¿Por qué mejor no se matan entre ustedes y me hacen un favor?
— No vas a tener esa suerte, Omi Omi. Bokkun, contrólate si no quieres que se siente de un sólo golpe.
— Inténtalo, a ver cómo te sale.
Y el forcejeo se intensificó cuando Miya intentó cumplir su promesa; por supuesto, ambos tenían una fuerza colosal pero era sabido que Miya no iba a poder contra Bokuto en un combate cuerpo a cuerpo, menos cuando se encontraba sumido en aquel estado de violencia nunca antes visto. Ambos terminaron empujándose y rebotando contra las paredes, intentando golpearse.
— ¡Paren! Bokuto, detente, no lo hagas.
Thomas frunció el ceño y su estómago se contrajo cuando oyó un crujido extraño surgiendo de los otros dos cuando Bokuto empujó otra vez a Miya contra la pared. Y procedió a cometer el peor error que podía haber hecho; intentó interponerse entre ambos y separarlos, pero le fue imposible. Pese a que era casi 20 centímetros más alto que los otros dos, le ganaban en fuerza. El resultado había sido que los tres habían terminado cediendo por sus propios pesos, desparramados en el suelo.
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Chacal Negro
Любовные романыLos chacales podían parecer criaturas inofensivas, incluso en algunos aspectos amigables y sociables. Sin embargo, los demás no podían olvidar que aún seguían siendo depredadores y que, orillados a hacerlo, podían volverse peligrosos si veían amenaz...