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¡Buenas! En primer lugar, muchas gracias por sus comentarios y su apoyo a esta shipp "naciente" en el fandom! Me alegran el día y me inspiran a seguir escribiendo más 3

Para quien no lo sepa (porque yo tampoco lo aclare, vamos) el fanfic "El Huracán", que es BokuAka, está enlazado con éste, así que probablemente la próxima actualización sea en ese fanfic y luego aquí...para el que sigue esta historia, le recomiendo que lea también esa así luego no se pierden xD

Bueno, no entretengo más, a leer!

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Hinata se había sentido seguro mientras le gritaba a Kageyama como solía hacerlo cuando asistían juntos en la preparatoria, sobre todo porque la presencia imponente de Atsumu había estado allí para resolver esa pequeña sensación de inseguridad que había estado sintiendo desde la noche anterior cuando Tobio le había enviado ese mensaje casi a la madrugada, ambos sin poder pegar un ojos por la ansiedad del partido.

Él, por supuesto, le había contestado desde la seguridad de su cama que podían hablar lo que Kageyama quisiera, cuando lo deseara...total y Hinata ya había superado todos los "traumas" que el otro le había generado en sus últimos meses de asistencia a Karasuno.

Ahora, casi 4 años después de su graduación, hallándose ambos en equipos diferentes y siendo otra vez rivales, Shouyo ya no se sentía tan confiado de sus propias palabras, incluso después de haber salido victorioso en su primer partido contra Tobio.

El silencio se prolongó entre ellos segundos después de que Atsumu había cerrado la puerta tras salir al aparcamiento; Kageyama había chasqueado la lengua y desviado la mirada mientras acomodaba la correa del bolso sobre su hombro, casi en un acto inconsciente y compulsivo que a Hinata no le pasó desapercibido. Él, por su parte, se había tomado el atrevimiento de mirarlo directamente porque, después de todo, ya habían pasado 4 malditos años de todo aquello.

Kageyama había crecido. El maldito era incluso más alto que la última vez que se habían visto, pero no era sólo eso; las facciones de su rostro seguían siendo las mismas, pero había algo que había cambiado en la expresión del armador. No podía definir si la palabra que quería utilizar para describirlo era "maduro", pero sí podía decir que se trataba de algo similar. Su ceño seguía tan fruncido como siempre, sus ojos parecían evaluarlo segundo a segundo, el rictus de sus labios le indicaba a Hinata que estaba molesto por algo, como siempre.

O era simplemente la única cara que tenía y él se estaba acomplejando.

— ¿Qué fue eso?

De repente, la voz potente y gruesa de Kageyama lo hizo espabilar como si se tratase de un latigazo en el rostro. Shouyo frunció el ceño intentando dilucidar a qué se refería Tobio en particular.

— ¿Qué cosa?

— Lo de Miya-san.— el tono del otro se suavizó un poco al decir aquello, y Hinata no podía discernir si lo hacía adrede o no para que hablara con franqueza.— Ayer no fue el único día que te escribí, Hinata. No te estoy atacando.— dijo de repente, sorprendiéndolos a ambos cuando notó que Shouyo quería interrumpirlo.— Sólo que me tomó desprevenido. Muy.

— A mi también. No me lo veía venir.

— ¿A que fuesen pareja o a lo que dijo ahora?

— A lo que dijo ahora.

Chacal NegroWhere stories live. Discover now