Petra Ral era la típica chica amable que sonríe por todo. No tenía nada en contra de ella hasta que se interpuso entre Levi y nuestra amistad.
La conocí cuando empezó a frecuentar mi casa. Era la nueva asistente de mi madre que, como directora del área de moda de las empresas Ackerman, necesita ayuda casi las 24 horas. Ella decís que Petra era muy organizada, eficiente y un tesoro de ser humano.
¿Cómo la conoció Levi? No tengo idea. Él nunca lo mencionó y yo no pregunté, no quería saber de todos modos.
Lo que sí sé es que esa navidad, a mis veintidós años, por primera vez sentí que mi corazón se partió en dos. Esa noche, lo que debió ser festejo y alegría para mí, se convirtió en tristeza y amargura.
Había entrado a la misión. Como era costumbre saludé a todos los que estaban a mi paso, hasta que llegué a un grupo de muchachas hijas de algunos integrantes del clan y no pude evitar escuchar su conversación cuando mencionaron a Levi. Mientras me hacía la distraída apreciando la decoración luminosa e impecable que ese año en la mansión se había hecho abundando el color rojo y dorado, presté atención a lo que decían.
― ¿Ya viste a la chica que trajo Levi? ―dijo una del grupo que vestía de rojo.
―Sí, es muy bonita ―otra se llevó la mano a la barbilla, pensando―. Creo que la conozco.
―Igual yo ―contestó una de lentes, los cuales eran demasiado grandes para su rostro―. ¡Oh! Ya sé donde la he visto.
― ¿Dónde? ―preguntaron las otras dos al mismo tiempo.
―Está en el área de moda, creo que trabaja como asistente de la directora de esa área.
―Tienes razón, por algo se me hacía conocida.
―Estoy algo trise ―mencionó la del vestido rojo―. Siempre quise que Levi se fijara en mí y ahora trae a esa chica que de seguro presentará como su novia.
Me alarmé. ¿Cómo podía ser posible que Levi tenga novia y no lo haya comentado conmigo? Se supone que soy su mejor amiga, se supone que hay confianza entre nosotros, se supone que me quiere.
Me alejé del grupo y comencé a buscarlo hasta que lo divisé hablando con ejecutivo de alguna rama de las empresas. A su lado estaba el bisabuelo y al otros la susodicha que me daba la espalda. Su cabello rojizo y corto se me hacia conocido, ese estilo de corte recto lo había visto en alguien, me acerqué a paso lento y saludé.
―Hola, buenas noches ― todos en ese círculo de personas voltearon a verme, pero mis ojos estaban fijos en una sola persona frente a mí, Levi.
―Mikasa, qué bueno. Te ves tan linda como siempre ―dijo el bisabuelo, dirigí mis ojos hacia él―. Te quiero presentar al señor Erwin Smith ―acto seguido, estrechamos nuestras manos―. Es uno de los nuevos socios que trabaja con Levi.
―Mucho gusto, señor Smith. Soy Mikasa Ackerman ―trate de sonreír o por lo menos hacer una mueca.
Al terminar el saludo, mis ojos se volvieron a fijar en Levi.
―Hola, Mikasa ―dijo Levi sosteniéndome la mirada―. Te quiero presentar a mi novia ―asentí en un movimiento lento de cabeza sin apartar mis ojos de él―. Petra Ral.
Volteé hacia ella, golpeando mi mirada con su intachable sonrisa.
―Hola, Mikasa ―saludó―. Levi, te quiero informar que ya nos conocemos, soy la asistente de su madre ―mencionó.
Yo solo miraba cómo las manos de ella ascendían por el brazo de Levi y lo estrechaba contra ella, siempre con tu típica sonrisa. Nunca en mi vida había odiando tanto las sonrisas.
Mi vista se congeló en los ojos de Levi. Con mucha delicadeza y con la excusa de saludar el resto de las personas presentes, me aparté de ellos, especialmente de él.
Para mí era su traición. En ese momento, no entendía por qué me afectaba tanto.
El resto de la noche no le dirigí la palabra, se me fue el apatito después de mirar la escena que para mí fue lo más irritante de la noche. Petra besando a Levi en la boca por su cumpleaños.Me disculpé con el anfitrión de la fiesta y salí lo más rápido que pude de ese lugar.
Los siguientes meses que pasaron no fueron los mismos. Levi y yo estábamos cada vez más distantes, ya no había cenas después del estresante día de estudio y trabajo; ya no había pijamadas en su departamento viendo la serie de temporada en Netflix; ya no había nada de lo que fue nuestra amistad.
Por mi parte, empecé a pasar más tiempo con mis amigos de la universidad: Armin, Sasha y Eren. Ese último comenzó a ser más amable y cercano a mí, comenzamos a salir y a pasar más tiempo juntos, hasta que un día común y corriente para mí, Eren declaró quererme más que como amigos y la petición de querer ser su novia no tardó en llegar, petición que no dudé en aceptar.
Esa navidad y año nuevo no la pasé en la masión, estuve en casa de Eren y su familia. En febrero, para mi cumpleaños número veintitrés, nos fuimos a un corto viaje. Ese fue el primer cumpleaños lejos de Levi.
No sabía nada de él y confieso que mi corazón aun dolía cuando lo pensaba, y las revistas no ayudaban. Ese año fue el escándalo en programas televisivos de chismes, pues era una novedad que el afamado joven empresario Levi Ackerman paseara por la ciudad de la mano de su novia.
Era verano, un domingo donde el sol estaba tan radiante que mi madre y yo decidimos tomar el desayuno en el jardín. La gran sombrilla que estaba en medio de la mesa nos protegía del exceso de sol, mi madre leía una revisa y yo enfoqué mi mirada en las flores muy bien cuidadas que adornan el jardín.
―Mikasa, te noto distraída ―habló mi madre.
―No, mamá ―dije fingiendo una sonrisa.
― ¿Las cosas con Eren van mal? ― preguntó curiosa, tratando de indagar un poco.
―Eren es el mejor novio, mamá. Todo está bien entre nosotros.
―Hija, no me quiero meter en tu vida. Pero, ¿por qué estás alejada de Levi? Son tan amigos ―mencionó, dando un giro completo a la conversación. Así es mi madre, directa para saber lo que quiere.
―Mamá, Levi está muy ocupado con su trabajo y su novia. No lo quiero molestar con mis trivialidades ―contesté con desgano.
Ella me miró. Yo conocía muy bien esa mirada tan de ella, esa que te desnuda. Mi madre abrió la boca para decir algo al respecto, pero fue interrumpida cuando al ama de llaves llegó con teléfono en mano y se dirigió a mí.
―Señorita, una llamada para usted. Es el señor Levi.
Miré a mi madre seria, transmitiendo con mi expresión su supuesta equivocación. Extendí la mano y tomé el teléfono. El ama de llaves se retiro.
―Diga ―dije tan fría como un cubo de hielo.
―Mocosa, hola ―saludó él con su voz seria y varonil que me hacía falta escuchar.
― ¿Sucede algo, Levi? Digo, es tan raro que llames.
―Habrá una fiesta de piscina en la mansión el próximo domingo, estás invitada ―hizo una pausa como pensando lo que iba a decir a continuación―. Puedes llevar a tu novio.
―Gracias por la invitación.
―Bien ―dijo él dando fin a la llamada.
Me volví hacia mi madre.
― ¿Te das cuenta, mamá? Todo está bien entre Levi y yo ―"mentirosa" gritaba una voz en mi cabeza―. Llamaba para invitarme a una fiesta de piscina.
Mi madre sonrió, no creyendo del todo lo que dije y se dispuso a seguir leyendo la revista. Por mi parte, tomé uno de los panecillos que alguna empleada llevó mientras recibía la llamada.
Mis sentimientos estaban divididos en dos. Por un lado estaba feliz de ver a Levi y estar cerca de él. Por el otro estaba molesta porque lo iba a ver con ella, con Petra. Esa fiesta no me daba buen presentimiento.
Llegado el día, fui con Eren. Mi presentimiento era verdadero. Todo iba a salir mal, rompiendo aun más la amistad entre Levi y yo.
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¿Simplemente amigos? (RivaMika)
RomanceÉl es su amigo. ¿Ella lo considera solo su amigo?