Number III: My Shot

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Prólogo
Painted Black

—¿Querías darme solo esto, Jin?

En la oficina del director, Kirigiri Jin llamó rápidamente a Kazou Tengan para hacerle saber nueva información que ahora estaba en sus manos.

—Sí, ¿o acaso olvidaste que acordamos mantenernos informados lo mayor posible?

El ex director asintió lentamente, en el transcurso sus ojos descendieron para leer lo que estaba en el nuevo informe.

Sus cansados ojos se abrieron todo lo que pudieron en conjunto con que todos los poros de su cuerpo sudaron por la conmoción.

—Una semana... Tiene que ser un chiste, ¡¿una semana?!

Jin también parecía muy irritado, su mente no pensaba con claridad.

—Tenemos que prepararnos... ¿Pero cómo lo hacemos?

... ... ...
... ... ...

La gente seguía entrando por montones, y eso nada más en la última fila.

En esta, había una chica de chaqueta púrpura y falda genérica de color oscuro, lo normal, ¿verdad?
La chica destacaba por sus amenazantes ojos rojos, aunque eso no cuadraba con el hecho de que era guía de una mujer mayor.

—¿Está segura sobre esto?

—Maki-chan, dicen que ella la conoció... —el rostro de la mujer revelaba una gran preocupación y tristeza.

—Entiendo, entonces sigamos.

Parte 1

—Ikusaba-san... ¿Ikusaba-san?

Naegi llamó varias veces a su compañera, no tuvo éxito.

El afortunado se puso algo nervioso desde el momento en que Mukuro juntó su mano con la de él, ahora era más grave: estaba casi recargada contra todo su brazo y la cabeza casi tocaba el hombro de Naegi.

—«Hum, bueno, Ikusaba es una chica también, y Komaeda dijo... ¡¿Qué rayos estoy pensando?!»

Un montón de espirales aparecieron en los ojos de Makoto y el sonrojo de las mejillas se le extendió a todo el rostro.

¿Qué pensó para terminar así? Se imaginó dándole un abrazo a Mukuro.

—Uhm...

Mukuro lentamente salió del trance en el que estaba, la pobre estuvo por estallar cuando comprendió lo que hacía.

—Naegi-kun —dijo en tono extremadamente bajo—, ¿qué... S-se supone qu-que estaba haciendo?

Makoto no sabía si responderle o no, la repuesta podría ser una espada de doble filo.

—So-solamente me agarraste del brazo... Y te recargaste en mi hombro.

Ahora entendía lo que quería lograr, Mukuro quería alejarse corriendo de no ser porque estaba paralizada por la vergüenza, Makoto estaba igual.

—«M-me deje lle-llevar por esa fantasía... ¡¿Por qué quería que la gente nos viera como una pareja?!»
—su exterior no lo mostraba, pero Ikusaba estaba llorando internamente.

Ella, la Soldado Definitiva. Que vivió todo tipo de campo de batalla, que podía armar y desarmar un arma tan fácilmente como respirar, se enfrentaba a una lucha para la que nunca fue preparada.

Una lucha con sus propios sentimientos.

—O-oh, ya veo. Lamento eso, Makoto- —se cubrió a toda velocidad la boca.

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