Number X: Brave Shine.

275 30 47
                                    

Prólogo
La historia que no puede ser contada.

Naegi seguía en silencio, no tenía ni la menor idea de qué debería decir. Ya se había disculpado, levantado el mismo así como ayudar a Hiroko a recuperar el equilibrio, pero sentía que aún tenía más que decir.

—Oh, mira, todos están yéndose al gimnasio —señaló Hiroko.

Naegi miró en la señalada dirección y vio que ella tenía razón.

Grandes filas se formaban en la puerta exterior principal del gimnasio. Si no recordaba mal, el personal así como los participantes del torneo ingresarían por la puerta interior que conectaba con el edificio de la academia mientras que la puerta trasera permanecería abierta en caso de alguna emergencia.

—Eh... Hagakure-san...

—Por favor chico —dijo deteniendo en seco las palabras de Makoto—, llámame Hiroko sin miedo alguno. Además, apuesto a que te refieres a mi hijo por su apellido, así que te debe parecer un poco extraño llamarme así también, ¿verdad?

Ninguno supo en qué momento sucedió, estaban caminando con algo de cercanía y a paso lento, aunque Naegi lo hacía porque seguía algo adolorido.

—No puedo negar eso, je.

—Bien, entonces, ¿qué me querías decir? Porque si es el que tengamos una cita, déjame decirte que a Yasuhiro le dará un infarto.

Makoto supo al instante que le estaba vacilando por lo que la vergüenza que sintió fue muy poca, aún así, ahora tenía una nueva pregunta para si mismo.

«... ¿Qué le dijo Yasuhiro a su madre sobre mi como para que crea que haré eso?»

Desapercibido para el afortunado, una notificación se hizo presente en su celular.

—N-no es nada sobre eso, es solo que estaba pensando en lo que Yasuhiro me contó sobre que entrará a trabajar aquí en la academia como asistente de la Terapeuta Definitiva.

«Heh, veo que se lleva tan bien con él como para llamarlo por su nombre sin pena. Supuse mal»

—Tienes razón, él me dijo que había un puesto disponible y pensé "si, ¿por qué no?". También vi que la paga era buena, así que mejor.

Mientras Naegi escuchaba atentamente lo que Hiroko le decía, un pensamiento fugaz cruzó por su mente, fue algo que le hizo tener una nueva ola de escalofríos.

—Oye chico.

Saliendo de su trance, el afortunado se encontró con la sonrisa despreocupada en el rostro de Hiroko. Era extraño, le hacía sentir de cierta forma inquieto pero también relajado.

—¿S-si?

—Me agradas, sabes escuchar a las personas. No me sorprende que te hicieras tan buen amigo de mi hijo en tan poco tiempo.

Viendo que esa mujer tomó lugar en una fila, Naegi miró a sus alrededores solo para darse cuenta de que estaba en la entrada del gimnasio.

Ya que él era representante de la clase 78, tenía el derecho y deber de ingresar por la puerta interior del gimnasio para checar junto al resto de representantes a los participantes del torneo.

Returned to SenderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora