Capítulo Siete: Pintura

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La televisión y algunos insultos de índole adulta que no podría poner aquí, era lo único que se escuchaba en toda la casa. Louis estaba sentado en la alfombra de su habitación con muchas hojas en blanco y otras un poco rayadas, rodeándolo. Tenía toda su concentración puesta en un dibujo que había comenzado hace unos días y ahora tenía que decidir si le agregaba color o lo dejaría en lápiz.

María estaba en la sala viendo alguna de sus novelas mexicanas o venezolanas, Louis no está seguro de la nacionalidad de éstas, solo sabe que el actor principal es un idiota misógino y la protagonista una ilusa que, según las vociferaciones de María, debería empoderarse y mandar a la mierda a un tal Rodrigo.

Había hecho demasiados dibujos a tal punto de que ahora solo le quedaban unas tres hojas en blanco para utilizar. Y aunque había recibido aquel regalo hace un par de semanas, pintaba y dibujaba todo el día sin descanso. El único momento en que dejaba de hacerlo tenía por motivo al rizado; merendar y pasar lo que restaba del día juntos.

Louis aún no le mostraba nada de lo que dibujaba, aunque Harry se lo había pedido incontables de veces. Sí, era un artista amateur y vergonzoso, no había futuro para él en el arte. Le falta todo lo que se necesita para tener éxito; talento e intrepidez.

Al cabo de un rato terminó y miró muy feliz lo que había logrado hacer. Al final, decidió dar unas simples pinceladas de color a la silueta del dibujo y había quedado más que satisfecho con eso. Sonrió para sí mismo, y se dispuso a juntar el desastre; y quien dice juntar, dice amontonar en una esquina.

Soltó un suspiro al ver el desorden, realmente había estado trabajando como un desquiciado en sus creaciones; quizás necesitaba un trabajo de verdad para distraerse de un modo más productivo.

Salió hacia la cocina para preparar el café con que esperaba a Harry todas las tardes, él se encargaría de traer los pastelillos y tendrían una merienda más que amena mientras miraban "Vis a Vis"; Louis se había vuelto un loco fanático.

Después de colocar la cafetera, tomó unas cuantas naranjas para exprimir de modo tradicional, porque sí, odiaba los zumos en caja.

Una vez que terminó, tomó una de las esponjas que descansaba húmeda en el lavaplatos, y comenzó a limpiar toda la losa de la mesada.

—Estoy segura de que ya limpié ahí — mencionó la fémina mirando con diversión los movimientos apresurados del menor, quien dio un respingo al escucharla.

Se colocó una mano en el pecho y la miró casi con pánico — Joder, María — suspiró— Creí ver una mancha eso es todo — se encogió de hombros abriendo el grifo para quitarle la espuma a la esponja.

—Siempre le queda jabón — se burló quitándosela de las manos — ¿Qué sucede? Actúas raro — lo miró con escrutinio logrando que Louis rehuyera la mirada.

— ¿Raro? Estoy normal, mírame, súper normal. ¡Mira que normal! — vociferó exprimiendo más fruta — A Harry le gusta la naranja, toma mucho jugo... debo tener mucho — sacó la lengua por la comisura haciendo fuerza con las manos.

María levantó las cejas — Llevas como un litro de jugo y lo exprimes a mano, estás loco — dijo yendo hacia la puerta — Dile a Harry que me tuve que ir antes, no toques nada y cualquier cosa llamas a la policía.

Rodó los ojos soltando un bufido mientras buscaba el pan — ¡Sé cuidarme solo, gracias! — dijo cortando en dos una rodaja.

—¡Y dile que te gusta antes de que lo dejes sin comida! — gritó antes de cerrar la puerta.

Louis abrió la boca girando la cabeza hasta la salida, sin controlar el movimiento de sus manos ni el cuchillo que se estancó en la yema de su dedo.

MEJOR POSTOR [Larry Stylinson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora