Capítulo 8 - Ένα φως στο σκοτάδι.

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Capítulo 8 – Ένα φως στο σκοτάδι (Éna fos sto skotádi / Una luz en la oscuridad).


Vélos y Kshanik se levantaron del piso lo más rápido que pudieron, tomando el cuchillo que Jökull dejó caer al ser golpeado por Ujjval, liberándose de sus amarras, mirando por el borde del precipicio.

Vé a la Polis a pedir ayuda, bajaré cuidadosamente –dijo Vélos, revisando el terreno para ver por donde bajar, atando todos los trozos de cuerda que encontró, amarrándola al árbol donde habían estado apoyados para poder descender.

Sí –respondió Kshanik, corriendo hacia la zona poblada, dejando atrás a Vélos.

Kshanik corrió con todas sus fuerzas, olvidándose del dolor producto de la golpiza debido a la desesperada situación, temiendo lo peor para los dos muchachos caídos, llegando sin darse cuenta a la casa de Aphrodísios, encontrándose con los guardias de Jökull.

Necesito su ayuda, él, él... –dijo Kshanik, nublándose su mente y enredándose su lengua debido a los nervios y al miedo, olvidando el nombre de Jökull—. Mi hermano...

¡¿Qué?! Tienes que estar bromeando. Luchaste para salir de aquí y ahora que necesitas ayuda, vuelves de forma tan descarada –dijo uno de los guardias, empujando a Kshanik, haciéndole caer al piso—. Vete, ¡ya!

Pero... –tartamudeó Kshanik, no pudiendo articular bien sus palabras, sentado en el suelo.

¡Que te vayas, dijo! –gritó el segundo hombre, levantando las manos—. A no ser de que desees ser golpeado nuevamente.

Kshanik se levantó, sacudiéndose el polvo de las posaderas, retirándose del lugar en silencio y acongojado. En su camino de retirada se topó con el maestro de Jökull, deteniendo su caminar para solicitar su ayuda.

¡Señor! Deténgase por favor, señor –dijo Kshanik, poniéndose en frente de Long—. Necesito su ayuda, mi hermano y Jökull cayeron por un precipicio...

Long no comprendió lo que Kshanik le decía, entendiendo solamente el nombre de su discípulo, poniendo cara de extrañeza al escucharlo, ya que el muchacho llevaba mucho tiempo fuera de su casa y no le había contado de que iba a salir.

¿Jökull? –preguntó Long, soltando palabras en su idioma natal, haciendo entender a Kshanik que no comprendía el lenguaje local.

¡Oh! Ya veo... –dijo Kshanik, mirando para todos lados, tomando dos piedras del piso, nombrando a Ujjval y Jökull, dejándolas caer al mismo tiempo, repitiendo la secuencia para reforzar la idea.

¡Jökull! –gritó Long, entendiendo las señas, hablando con dificultad una de las pocas palabras que había aprendido en compañía de su discípulo—. ¿Dónde?

Sígame –invitó Kshanik, corriendo los dos en dirección al abismo.

El tiempo pasó y el día se acabó, escondiéndose el sol, bajando la temperatura del profundo agujero donde yacían Ujjval y Jökull. El hermano de Kshanik fue el primero en despertar, sintiendo un fortísimo dolor en su brazo izquierdo, percatándose que se lo había partido por la mitad en el antebrazo; por otra parte, Jökull permanecía inconsciente, con una herida en su cabeza, no pareciendo tener ninguna de sus extremidades rotas.

Saint Seiya ~Shinka no Tounan~ | 聖闘士星矢~ 神火の盗難 ~ [FANFIC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora