Vendido al conde || Yoonmin

XXI. El día más esperado.

Amelia se levantó de su asiento y soltando un pesado suspiro se adentró nuevamente a la casa; Lucca se recostó en la silla y miró a Christopher.

- ¿crees que estuvo bien que le dijera todas esas cosas? –susurró.-

- Yo creo que sí. –Christopher acarició su mejilla.- a mi parecer ella se merecía eso y mucho más. Pero es porque yo soy un hombre cruel, a quien no le importa pisotear de la peor manera a alguien que le haya hecho daño a quien quiero... tú no eres igual que yo, así que dime ¿crees que estuvo bien?

Lucca guardó silencio, mientras el mayor dejaba un beso en su frente; poco después salió Amelia nuevamente, con Dean y Christian de cada lado, quienes miraban a los dos extraños con curiosidad. Ella tomó al mayor de los hombros y se inclinó a su altura, mirándolo a los ojos.

- Escucha, Dean. –dijo Amelia.- sé que probablemente no lo reconozcas, pero... ¿ves a esa señora rubia que está sentada allí?

El niño miró a Lucca, luego a su madre y asintió con su cabeza.

- Es tu hermano Lucca... sé que está muy cambiado, pero es él y quiere saludarlos.

Miró a Christian y lo acercó a ella también.

- Quizás él les pida que se vayan a vivir con él... porque los extraña mucho. –sonrió levemente.- ¿quieren ir a saludarlo?

- ¿Lucca no volverá a casa? –dijo Dean.- ¿se va a ir otra vez?

- Si, se irá, tiene una vida hecha ya, mi cielo.

Dean asintió con su cabeza y volvió a ver a Lucca, para después, tomando la mano de Christian, avanzar hasta donde su hermano mayor se encontraba.

- ¿Lucca? –dijo Christian al llegar.-

Lucca sonrió ampliamente al verlos, inclinándose un poco para abrazarlos.

- Sí, soy yo. –susurró.- ¿Cómo están? ¿me extrañaron?

- ¿Por qué te vistes como mamá? –preguntó Dean.-

- ¿Quién es ese señor? –preguntó Christian.-

Lucca rió levemente, separándose un poco de ellos.

- Estás gordo, hermanito. –Dean rió.-

- No estoy gordo, llevo un bebé en mi panza. –volvió a sonreír.- no podría explicarles ahora por qué tengo que vestir así, quizás lo haga luego... y ese señor es Christopher, es mi esposo.

- ¿un bebé? –preguntó Christian.- ¿Cómo se metió un bebé ahí?

- ¿esposo? ¿Cómo papi y mami? –preguntó Dean.-

- Hacen muchas preguntas. –murmuró Christopher, riendo levemente.-

Lucca volvió a reír por las preguntas que hacían sus hermanos, mientras Amelia los miraba desde el pórtico. Los niños se sentaron mientras entre los cuatro conversaban, intentando convencerlos de que se fueran con ellos.

- ¿me han extrañado? –dijo Lucca.-

- Sí, mucho. –dijo Christian.-

- ¿quieren pasar más tiempo conmigo?

- ¡sí! ¿volverás a casa? –dijo Dean.-

Sonriendo suavemente, Lucca negó con su cabeza y arregló un poco el cabello de ambos niños.

- No puedo volver, como les dije, tengo ya mi propio hogar junto a Christopher y el bebé que va a nacer. Ya no puedo vivir con mamá. –tocó la nariz de uno y luego la del otro.- por eso he venido a preguntarles si les gustaría irse a vivir conmigo. Tenemos una casa muy, muy grande con un patio lleno de flores y plantas hermosas con lugares llenos de pasto verde para que jueguen.