Lucca Phalle viene de una familia pobre, tanto que su madre no encontró otra opción mas que venderlo como esclavo para poder vivir y darle de comer a sus otros hijos, es cuando Christopher Ghiberti lo compra por una fuerte suma de dinero y lo lleva...
Al igual que Lucca, Christopher había cerrado sus ojos y para cuando los abrió se encontró con dos orejas que hicieron que se sobresaltara, soltando al menor.
- ¿Qué pasa? –preguntó el castaño.-
- Tus orejas. –dijo ya más calmado.- y también tienes cola.
Lucca vio hacia su parte trasera, encontrándose con su cola, después tocó sus orejas, riendo levemente.
- Lo siento, señor, aun no lo controlo del todo. –dijo el menor.-
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- ¿nuestro hijo va a ser así también? –preguntó el rubio.-
- Sí, pero creo que para cuando le llegue la pubertad ya tendré suficiente conocimiento de mí mismo como para enseñarle a él, o ella. –volvió a reír.-
- ¿solo pasa después de la pubertad?
- Sí, cuando llega nuestro primer celo. –volvió a acercarse al mayor.- señor, faltan pocos días para convertirme en su esposo.
- Lo sé. –asintió.- ¿Qué pasa con eso?
- ¿le gustaría tener unos días más de abstinencia hasta la noche de bodas... o prefiere no esperar? –lo vio con una sonrisa dulce.-
Christopher sonrió ladino al escucharlo y lo tomó de la cintura, haciendo que se pegara a su cuerpo.
- ¿tú qué prefieres? –preguntó el mayor.-
- No lo sé, por eso se lo estoy preguntando a usted. –lo abrazó del cuello.-
El rubio besó los labios del contrario, después volvió a separarse.
- Esperemos. –susurró.-
Lucca asintió y volvió a besarlo, quería compensar los días en que estuvo extrañando el sabor de sus labios.
Al fin el día tan esperado para Lucca había llegado, la boda sería en el gran jardín de la casa, los invitados ya estaban llegando, dejando los regalos sobre una mesa, conversando mientras esperaban a los novios; en su habitación, Lucca estaba siendo ayudado por Elizabeth y su hermana a vestirse, como le había dicho a Christopher, un par de días antes fue a comprar un nuevo vestido, siendo acompañado por estas dos mujeres. Annabeth le agregó el cabello de la peluca, intentando hacer que la otra no se diera cuenta, sonriendo emocionada por el casamiento de su hermano menor.
- Listo. –dijo Annabeth.- un peinado recogido es ideal para este tipo de festejos.
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