Christopher, furioso y frustrado al ya no tener el valor para castigar a su esclavo, porque eso es lo que era, primero que todo, fue a su habitación y cerró la puerta bruscamente, sentándose en la cama y bufando, verlo tocándose de esa manera lo había excitado y ahora, aunque estaba muriendo de ira, tenía una erección, pero era demasiado orgulloso como para remediar ese problema con quien se supone era su "prometida" así que solo se quedó acostado en la cama, esperando a calmar su rabia y aplacar sus ganas de tener sexo con Lucca. Después salió y fue al extenso jardín, sentándose en una silla al lado de una mesa donde se sentaba a tomar su té mientras pensaba, sintiendo los aromas de la naturaleza, disfrutando de la suave brisa y el cantar de los pájaros, era lo ideal para relajarse.
- Señor. –dijo la criada frente a él.- le he traído su té.
- ¿Por qué no ha venido Jared? –preguntó Christopher, tomando el platillo con la taza.-
- Se encuentra ocupado en este momento, me envió a mí a atenderle. –contestó la mujer.-
- Bien.
- Me retiro. –hizo una reverencia.-
- Espera. –la miró.- quédate y hazme compañía.
Las mejillas de ella enrojecieron levemente y una pequeña sonrisa se pintó en su rostro; sin dudarlo ni un segundo, asintió, aunque se quedó en el mismo lugar.
- ¿Por qué te quedas allí parada? –tomó un sorbo de su té.-
- Usted no me ha dado permiso de sentarme, señor. –dijo ella.-
- Entonces siéntate, tienes mi permiso. –continuó tomando su té.-
La criada, sonriente se sentó al lado de su amo, no podía estar más feliz, aunque sabía la fama que él tenía entre sus sirvientas.
- Tú te llamas Brianne ¿no es así? –dijo Christopher.-
- Si, ese es mi nombre. –asintió con su cabeza y jugó un poco con sus dedos.-
- ¿Qué edad tienes? No pareces tener más de veinte años. –la miró con atención.-
- Tengo dieciocho años, señor. –dijo Brianne.- tengo pocos meses trabajando para usted.
- Si, cambio constantemente de personal. –se recostó en la silla.- al único que nunca he cambiado es a Jared.
- Bueno, él es su fiel mayordomo ¿Cómo podría cambiarlo? –soltó una leve risilla, ahora viendo al contrario.-
- Háblame de ti, Brianne, cuéntame cómo llegaste a trabajar de criada en mi mansión, a tus escasos dieciocho años de edad. –colocó sus manos sobre su pierna.-
Ella comenzó a contarle su vida a Christopher, que solo buscaba algo de entretenimiento. Pasaron toda la tarde juntos, caminando de acá para allá en aquel enorme jardín, hablando y riendo, sonriéndose de vez en cuando, sin darse cuenta de que, desde el balcón de su habitación, que daba al jardín, Lucca los veía, ya se había bañado y vestido; frunció el ceño apretando sus puños, nunca lo había visto comportarse de esa manera, mucho menos con una sirvienta, Christopher no era una persona amigable, casi no sonreía, mucho menos reía, no le gustaba salir a caminar por el jardín, porque siempre tenía trabajo que hacer, así que el menor tomó su extenso paseo con la criada, como una ofensa, estaban comprometidos, ya no solo era su amante, ni su esclavo, era su futuro esposo y sentía que merecía respeto; bufó furioso y volvió a entrar a su habitación, caminando de aquí para allá, dando una y mil vueltas, refunfuñando entre dientes, nunca había hecho una escena de celos y no quería que esa fuera la primera vez, no quería humillarse, ni reclamarle algo, pero la rabia y los celos se estaban apoderando de él. Sintió un leve dolor en su parte trasera, por lo que se tocó un poco, suspiró pesado y fue a verse al espejo, confirmando que sus blancas orejas de lobo habían salido, junto con su cola; bajó un poco su ropa y dejó salir su cola, recordando las palabras de su hermana "con solo sentir un aroma que te atraiga pueden salir, o con emociones muy fuertes, ya sean celos, enojos, tristeza, felicidad y demás" se sentó en su cama e intentó dejar de pensar en la posibilidad de que Christopher lo traicionara acostándose con una sirvienta.
ESTÁS LEYENDO
Vendido al conde || Yoonmin
Fiksi PenggemarLucca Phalle viene de una familia pobre, tanto que su madre no encontró otra opción mas que venderlo como esclavo para poder vivir y darle de comer a sus otros hijos, es cuando Christopher Ghiberti lo compra por una fuerte suma de dinero y lo lleva...