Vendido al conde || Yoonmin

VI. ¿Hombre o licántropo?

Lucca y su hermana continuaron conversando, intentando hallar una respuesta a la pregunta que había surgido con el tema de los lobos, ¿el conde es un humano o un hombre lobo? Annabeth, quien ya tenía mucha experiencia en ese tema estaba más confundida que su menor.

- ¿Cómo se identifica a un alfa? –preguntó Lucca.-

- Por su olor, las feromonas lo indican todo, tú lo sabrás en su momento. –suspiró.- ¿el conde tiene algún aroma que te atraiga?

- No, solo cuando usa perfume y eso no pasa muy seguido, solo cada vez que sale. –dijo el menor.-

- Pero me dijiste que anoche su aroma te atrajo y perdiste el control. –se recostó a su lado.- eso solo pudo haber pasado con un alfa, un macho, además, por lo visto él tampoco pudo controlarse.

- Lo sé, pero él parecía muy preocupado, insistía con llamar a un doctor, él no sabía lo que me pasaba. –hizo un puchero.- esto es muy complicado ¡¿Por qué no puedo ser un chico humano normal?!

- Buen punto. –la mayor miró hacia el techo.- baja la voz.

- ¿Cómo sabré si él es o no es un hombre lobo?

- Tienes que estar atento a su comportamiento, su aroma, todo, aunque hay lobos que saben ocultar muy bien su aroma. –lo abrazó.- los alfa son fuertes, grandes, intimidantes, pueden ser muy agresivos, también son protectores, generalmente desean ser el único proveedor y estar a la cabeza de la familia, o en pocas palabras, ser el jefe. Son muy territoriales y al igual que nosotros, los omega, sus sentidos de la vista, olfato y oído están muy desarrollados... también tienes que estar al pendiente cuando te de una orden, una a la que tú no te puedes rehusar por más que lo quieras hacer, porque si es así estará usando su voz de mando, la voz del alfa y ahí quedara claro que es uno de los nuestros... si no notas todas esas cosas en él, entonces es un humano y la razón de lo que pasó anoche es porque estás enamorado de él.

Lucca escuchó atento todas y cada una de las palabras de su hermana, esperando no olvidar nada, ya que era algo importante; al oír lo último sus mejillas enrojecieron, eso no había pasado por su mente.

- ¿e-enamorado? –susurró.- pero él es mucho mayor que yo, además me adoptará, seré su hijo.

- Si, enamorado, como le pasó a papá con mamá. –sonrió.- oye, tranquilo, serás su hijo si así lo desean, solo asegúrate de que no vuelvan a tener algún encuentro que lo arriesgue todo, debes ser cuidadoso y alejarte cuando llegue tu ciclo de celo, nunca debes hablar de esto con nadie.

Annabeth besó la frente del castaño, quien soltó un suspiro. ¿Existía la posibilidad de que estuviera enamorado de Christopher? No tenía motivos ¿o sí? Lo salvó aquella noche, le está dando educación y una buena calidad de vida, un honorable apellido, le ha dado un techo y una cama donde dormir, todo lo que podría necesitar lo tenía, pero ¿eso era suficiente para enamorarse? Recordó el día que a latigazos hizo que su espalda sangrara, las cicatrices que habían quedado no sanarían, tampoco las internas; entonces se preguntó si era capaz de amar a alguien por el simple hecho de que tiene una cara bonita y le ha dado en lo material lo que no le da en cariño. La mujer sacó de un pequeño bolso que le colgaba a un costado un frasco, colocándolo en la mano de su hermano.

- Debes poner esto en tu comida cuando te la traigan, te ayudará a sentirte mejor y ocultará tus feromonas. –sonrió levantándose de la cama.- debo irme, mi marido me dijo que no me tardara y mis cachorros me necesitan.

Se despidieron y Annabeth se acercó a la puerta para retirarse, pero justo antes de abrir se detuvo y volvió sobre sus pasos.

- Casi lo olvido. –soltó una risa.- debes aprender a controlar tus transformaciones, puede que de la nada te transformes en un pequeño lobito, o te salgan orejas y cola, no te vayas a asustar, solo debes aprender a controlarlo para que no te pase frente a las personas... puede que ocurra cuando te sientas muy excitado, o tengas muy cerca a alguien que te gusta, con solo sentir un aroma que te atraiga pueden salir, o con emociones muy fuertes, ya sean celos, enojos, tristeza, felicidad y demás.