Lucca llevó a Annabeth a sentarse frente al espejo, mientras sonreía y peinaba sus largos cabellos castaños.
- Aún no hemos terminado de hablar. –dijo ella, mirándolo a través del espejo.- me siento un poco ofendida, Lucca. Como tu hermana mayor, el conde debería haberme pedido tu mano primero.
Luego de decir esto giró su cabeza hacia un lado, para ver a su hermano con el ceño levemente fruncido y un pequeño puchero en sus labios, parecía una pequeña niña caprichosa.
- No pensaron en pedir mi bendición. –nuevamente desvió su mirada.- sé que las cosas se han dado en desorden, ya que te embarazaste antes de la boda y por eso deben apresurarse, eso lo entiendo, pero al menos hubiesen hecho algo bien y me hubiesen pedido mi bendición, ustedes no consideraron para nada mi opinión. ¡yo sigo siendo tu hermana mayor!
Annabeth silenció su voz, quedándose inmóvil al sentir que Lucca la rodeaba con sus brazos, lo que la hizo volver a sonreír.
- Perdóname, te excluí totalmente, pero en realidad no podía pensar en nada más que en lo dichoso que soy porque el hombre que amo corresponde a mis sentimientos y me ha pedido que me case con él, me olvidé por completo de tu bendición, no debí hacerlo. –susurró. Su sonrisa seguía intacta.- él hablará contigo después de todo esto ¿sí?
Lo miró de reojo, con la misma expresión y colocó su mano sobre la ajena.
- Está bien, te perdono. –susurró ella.- ahora ¿puedes ayudarme a lucir como una de las mujeres de tu nuevo círculo social?
- No lo digas de esa manera, es solo la obligación que tengo de socializar con esas personas por ser la pareja de él. –volvió a ocuparse de su cabello.-
Continuó arreglándola, hasta que, después de un buen rato, pudo terminar, le prestó un vestido, zapatos, joyas, maquillaje, todo lo que pudiera necesitar para acompañarlo en aquel baile de su compromiso. Volvió a bajar al salón, esta vez junto a Annabeth, igual de transformada que él; el resto de la noche fue tranquila, el baile terminó ya de madrugada, cuando el último carruaje se puso en marcha, que fue el que llevaría a la hermana del menor de vuelta a su casa. Cuando Lucca terminó de quitarse el maquillaje, la peluca, las joyas y los zapatos, se levantó para tratar de quitarse el vestido, en ese momento entró Christopher a su habitación y lo miró, se acercó a él por detrás y acarició un poco su brazo.
- ¿sabes cómo te prefiero? –susurró en el oído del chico.-
- ¿Cómo? –cerró sus ojos, estremeciéndose.-
- Así. –Christopher comenzó a desatar los cordones del corsé.-
Así fue hasta que lo despojó de su vestido, dejándolo tan solo con la ropa que tenía puesta debajo de la falda, mirándose al espejo con sus mejillas rosadas, el rubio dejó un suave beso en su hombro, volviendo a colocar sus manos en los brazos del menor.
- De esta manera estás mejor. –volvió a murmurar.- después de todo, así fue como te conocí ¿no?
- Señor. –el castaño se dio vuelta para verlo.- ¿es verdad que esa mujer, Madame Abascal... le estaba ofreciendo a su hija?
Christopher sonrió ladino, ahora tomándolo por la cintura.
- ¿Por qué lo preguntas? ¿estás celoso?
Lucca desvió su mirada frunciendo levemente el entrecejo, el rubio lo tomó del mentón e hizo que volviera a verlo.
- Mírame cuando estamos hablando. –dijo volviendo a su expresión seria.- sí, me ofreció muchas veces la mano de su hija y muchas veces le di una respuesta negativa. Odio a las mujeres que entregan a sus hijas a las garras de un millonario solo porque tiene dinero y poder.
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Vendido al conde || Yoonmin
FanfictionLucca Phalle viene de una familia pobre, tanto que su madre no encontró otra opción mas que venderlo como esclavo para poder vivir y darle de comer a sus otros hijos, es cuando Christopher Ghiberti lo compra por una fuerte suma de dinero y lo lleva...