XIV. Confrontación.

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Lucca se acostó en la cama, dejando sobre sí a Creta, quien lo miraba con una sonrisa que expresaba timidez, con su uniforme en las caderas, dejando al descubierto sus pechos aun en desarrollo; el menor vio sus senos, luego la vio a ella, en silencio, volviendo a pensar lo que ahora se había propuesto, pero algo se lo obstaculizaba: a pesar de haber hecho todo lo que su amo le hacía a él antes de penetrarlo, no lograba excitarse, no podía sentir nada ante la figura desnuda de aquella joven criada, su cuerpo no se estremecía, no lograba sentir absolutamente nada.

- No puedo hacer esto. –susurró tomando de las caderas a la muchacha, haciendo que se retirara.- vístete.

La avergonzada joven lo vio cubriendo sus pechos con sus brazos, confundida, se levantó de la cama.

- Pero ¿Por qué? ¿es que no soy suficiente para el joven Lucca? –susurró confundida y cabizbaja.-

- No se trata de eso. Vístete y vete. –arregló su ropa arrugada.- obedece.

En silencio, Creta arregló sus ropas, ahora más que confundida, se sentía ofendida por el rechazo de su joven amo; al terminar salió de la habitación, no sin antes hacer una reverencia, cerró la puerta y se alejó. Lucca cerró sus ojos, no podía creer que había una parte de él que se pareciera a Christopher, el acento frio con el que pronunció la palabra "obedece" le hizo recordar las veces que el mayor utilizaba esas siete letras con él, de la misma manera, y cómo había manipulado a la sirvienta minutos antes para que desobedeciera las órdenes del señor conde, era un comportamiento propio del amo Ghiberti, no de él; se estremecía, no quería parecerse al hombre que lo había comprado, aunque a la vez fuera el hombre que amaba con todo su ser.

Christopher se subió sobre Brianne, mientras ésta rodeaba las caderas del mismo con sus piernas.

- ¿es verdad lo que dicen de usted, señor? –susurró ella.-

El mayor colocó su glande en la intimidad de la muchacha, sin penetrarla aún.

- ¿Qué es lo que dicen de mí? –la miró con atención.-

- Que a ninguna de las mujeres con las que ha mantenido relaciones sexuales las ha besado en la boca ¿es eso cierto? –lo abrazó del cuello.-

Él se quedó pensando en esa pregunta, los pocos recuerdos que llegaban a su mente, de cuando metía a las sirvientas a su cama, se dio cuenta de algo que hacía inconscientemente, sonrió ladino y soltó una leve risa al darse cuenta.

- Ya veo. –susurró Christopher.- sí, es cierto ¿y qué importa eso?

- Me gustaría saber la razón. –dijo la menor.- ¿podría, por favor, decirme?

- No hay razón. –la vio fijamente.-

- ¿al joven Lucca usted lo ha besado? –susurró ella.-

En ese momento, todas las veces que había besado los suaves, dulces, carnosos y rosados labios de Lucca aparecieron como algo fugaz en su mente, se quedó inmóvil, en silencio, entonces lo comprendió. Se levantó y comenzó a arreglar sus ropas, hacía rato que su erección había desaparecido.

- Es todo, Brianne. –dijo arreglando su pantalón.- vístete y ve a continuar con tus deberes.

Ella se sentó en la cama y vio al mayor encarnando una ceja, cubriéndose con las sábanas de su cama.

- ¿se ha arrepentido, señor? –dijo la criada.-

- Simplemente ya no te necesito. –fue a arreglar su corbata.- vete, si no quieres que te eche yo mismo de mi habitación.

Vendido al conde || YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora