Durante varios días Lucca y Christopher no se dirigieron la palabra, ni siquiera volteaban a verse cuando comían juntos, los preparativos para su boda estaban casi listos y el señor conde aun no había terminado de arreglar la habitación matrimonial, de hecho, había detenido la decoración, decía que era inútil, pues Lucca no dormiría a su lado, estarían casados, pero dormirían en habitaciones separadas. De vez en cuando se ponía a pensar en la falta que le hacían los abrazos y los tiernos besos del menor, estar cerca de él y oír su voz, su risa que se había apagado y admirar su bella sonrisa, que se había desvanecido, sus ojitos brillantes, que ahora estaban opacos, se arrepentía por dentro de haber sido tan injusto, pues él también intentó tener relaciones físicas con una criada y al igual que Lucca, no pudo hacerlo, aunque eso no lo sabía el menor; de igual manera reprimía aquel sentimiento de tristeza y desolación cada vez que pensaba en él, era demasiado orgulloso como para pedir disculpas y enmendar su error. Por su lado, Lucca sufría interiormente la distancia de su amado, sintiéndose miserable al ver que su matrimonio no sería como lo había planeado; se había cansado de esperar una disculpa de parte de Christopher, se convenció a sí mismo de que el error fue suyo, que no debió pagar con la misma moneda, pero no sabía cómo acercarse a él para hablarle, parecía siempre tener una barrera alrededor suyo, una que alejaba a Lucca. Como nunca le dijo quien fue aquella criada, el amo no tomó medidas para echarla de su mansión, tampoco se lo preguntó nunca, lo encontraba inútil.
- Señorita Ivette. –dijo la organizadora de bodas.- tenemos que ir a elegir su vestido de novia, ayer me han dicho que ya están listos.
- ¿tenemos que ir ahora? –preguntó Lucca.-
- Por supuesto, faltan pocos días para la ceremonia, no debemos perder tiempo.
- Está bien, iré a pedirle permiso a Christopher.
Suspiró, la sola idea de ir a verlo y pedirle permiso le aterraba, no quería que lo tratara mal. Tocó la puerta de su despacho al llegar, cuando escuchó que él dijo que podía pasar, entró y fue a pararse delante del escritorio.
- Perdone que lo moleste, señor. –dijo el menor.-
- ¿Qué quieres? –lo vio fijamente.-
- He venido a pedirle permiso para salir. –su expresión era seria.-
- ¿salir a dónde?
- A elegir el vestido que usaré en la boda.
Christopher guardó silencio por un momento, después asintió.
- ¿Elizabeth te acompañará?
- Sí.
- Ve, entonces.
El menor asintió y se inclinó un poco.
- Con su permiso, señor. –dijo antes de salir de la oficina.-
Al cerrar las puertas cerró sus ojos recostándose en las mismas, sintiendo aquel dolor en su pecho nuevamente.
- ¿Por qué tiene que ser así? –susurró para sí mismo y acarició sobre el corsé, su vientre plano.- yo hallaré la manera de hacer que se vuelva a interesar en nosotros.
Caminó en dirección a su habitación y fue a arreglarse, maquillándose y peinando su peluca, colocándose el anillo de compromiso sobre sus guantes blancos que llegaban hasta el antebrazo, sus zarcillos y collares, para después salir y subir al carruaje que lo esperaba afuera, junto a Elizabeth.
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Vendido al conde || Yoonmin
FanficLucca Phalle viene de una familia pobre, tanto que su madre no encontró otra opción mas que venderlo como esclavo para poder vivir y darle de comer a sus otros hijos, es cuando Christopher Ghiberti lo compra por una fuerte suma de dinero y lo lleva...