El Magistrado ya se había ido para cuando Jungkook despertó. Francamente, Jungkook estaba impresionado por el hecho de haberse dormido en este otro mundo.
La habitación estaba como la noche anterior, decorada ricamente, tela elegante y con el leve aroma a vino permeando el aire. Jungkook se enderezó, la ropa de la noche anterior colgaba de su hombro. Jesús.
Interesantemente, había un par de túnicas azul oscura en la esquina del cajón, peligrosamente ligeras cuando las tomó. Parecía fácil de usar, así que se quitó la ropa de la noche anterior y deslizó la túnica por su cuerpo. Mucho, mucho más cómodo.
Jungkook se aventuró hasta el pasillo vacío. Con la luz natural, pudo finalmente ver lo verdaderamente alto que era el techo. La arquitectura monumental era impresionante. Alinear los vestíbulos eran dedicaciones a los dioses y Jungkook se dio cuenta que toda esta sección del palacio debía pertenecer a Yoongi. ¿Por qué otra razón sería tan extravagante y estaría tan vacía?
Voces se escucharon desde la esquina.
—...no es que dude de usted, mi señor, pero-
—Está hecho —lo interrumpió Yoongi —He aceptado la ofrenda. No vaciles con tus palabras, Kihyun. Asha te maldecirá.
El tal Kihyun tartamudeó indignadamente.
—¿Maldecirme? Mi señor, eres encantador, pero incluso Asha tiene sus límites. No estamos obligados por juramento en estos rituales, sin embargo, es considerado insolente desobedecer de todas maneras.
—¿Me estás diciendo insolente?
—No, yo simplemente- —el chico se quedó en silencio cuando giraron en la esquina y miró a Jungkook, quien estaba de pie congelado en mitad del pasillo como un ladrón atrapado.
—La ofrenda ha despertado finalmente —dijo secamente Yoongi. Su túnica era de un café feo, sin embargo, de alguna manera, seguía viéndose bien en ella.
El otro hombre, Kihyun, parecía que había chupado un limón ácido. Frunció sus labios y se giró, yéndose. Jungkook lo miró en confusión por la abrupta y hostil acción.
—¿Tiene un problema conmigo o algo así? —preguntó Jungkook.
—Más bien un problema conmigo —dijo Yoongi, caminando lentamente, como un leopardo o algún depredador igual de peligroso —No cree que hayamos consumado el ritual.
—...no lo hicimos.
Mientras Yoongi se acercaba, la garganta de Jungkook se secó. Sus manos se cerraron.
—Criatura aburrida —murmuró con tono sedoso, aunque su mirada implicaba que encontraba que Jungkook no era más que un aburrido —Ese es el truco.
Y entonces el magistrado se desvió y caminó directamente, pasando a Jungkook, por el pasillo, con sus dedos girando perezosamente en el aire.
—¿A dónde vas? —le preguntó Jungkook, molesto —¿Me vas a ayudar ahora?
—Sígueme y lo sabrás.
El pasillo era largo y se sentía incluso más largo ya que Yoongi estuvo en silencio durante todo el camino. En su cabeza, Jungkook deletreo i-n-c-ó-m-o-d-o y le dirigió miradas sutiles por el rabillo del ojo. En serio, el chico era malditamente bajo, pero actuaba como si fuera dueño del mundo. Pero por lo que sabía Jungkook, quizás lo era. Todo el lugar era opulentamente enorme.
Jungkook recordaba pensar con desánimo sobre su proyecto de arte de fotografía el año pasado, antes de que comenzara a trabajar todos los días. Diablos, lo había tenido fácil en ese entonces. Ahora, Jungkook preferiría volver a las madrugadas llenas de café que estar en esta especie de Narnia. Narnia quizás era más agradable, de hecho, al menos era mágico y genial.
Yoongi giró afuera, hacia una meseta de mármol. Perdido en sus pensamientos, Jungkook se preguntó qué estaba haciendo Namjoon. El hombre había planeado estar unos meses en Italia antes de regresar a Estados Unidos. Namjoon era un intelectual del grado más alto, no era que él se presentara así, pero Jungkook le tenía un montón de respeto. Namjoon estaba sacando su segundo doctorado en Historia Antigua, después del de filosofía. Todas esas cosas intelectuales iban más allá de la comprensión e interés de Jungkook.
Parado un poco más al centro de la meseta estaba Jimin, con sus brazos cruzados mientras observaba la ciudad. Incluso solo, el sacerdote se veía digno. La ciudad se inundaba en el bullicio de la actividad mañanera. La vista era...pre-medieval.
Esto era una locura.
Junto al Jimin había un altar de piedra y una oveja muerta.
—Jimin —dijo Yoongi —he traído la ofrenda.
Jimin miró a Jungkook comprensivamente. Jungkook movió su mano.
—¿Al menos sabes su nombre? —suspiró Jimin, pasando sus manos por un cuchillo de marfil cerca del altar. Parecía ser un artículo de sacrificio.
—Sí, ¿lo sabes? —preguntó Jungkook, mirando duramente la parte trasera de la cabeza del magistrado.
—Por supuesto que lo conozco —el magistrado Yoongi se dio vuelta y giró sus ojos —No soy un tonto. Jungkook.
Agradablemente sorprendido, Jungkook se levantó en sus tobillos. —Uh.
Jimin blandió su cuchillo y le hizo algo complicado al estómago de la oveja muerta. Hizo un sonido asqueroso. Nadie se estremeció a excepción de Jungkook.
—Las nubes predicen buena fortuna —le dijo Jimin a Yoongi con aprobación —hiciste algo bien.
Algo en la actitud de Yoongi cambió. Tembló con algo... ¿emoción? ¿alegría? Y sonrió. Jungkook entrecerró sus ojos en confusión.
—Lo sabía —dijo lentamente Yoongi, su tono no ofrecía ninguna explicación y Jimin lo miraba con igual desconcierto. —No me den importancia. Comencemos con el ritual.
Suspirando, Jimin sacudió su cabeza e hizo un gesto hacia las dos alfombras de piel de oveja que estaban en el suelo.
—Por favor, arrodíllense.
Yoongi se arrodilló inmediatamente, pero Jungkook parpadeó. —Perdón, ¿para qué era esto?
—La consumación —le dijo Yoongi rápidamente.
Jungkook se detuvo. La consumación que... nunca pasó en primer lugar. ¿Estaba bien esto? Parecía ser un ritual importante, claramente privado y puntualmente realizado por el sacerdote principal. Pero Yoongi no tuvo duda alguna al decir la mentira y levantó una ceja hacia Jungkook, inclinando su cabeza hacia la alfombra. Siéntate, articuló el magistrado.
Lo que sea. Si Asha decidía venir y matar a Yoongi por esto, no era el problema de Jungkook.
Jungkook se arrodilló. Jimin gentilmente corrigió su postura y le dio un resumen sobre el ritual. Se volvió claro que todas las riquezas, la consumación, el vino e incluso la misma existencia de Jimin era parar levantar monumento no a cualquier humano, sino a Asha. Toda su civilización antigua fue creada para adorarla.
La cabeza de la oveja fue puesta en el altar mientras que Yoongi y Jungkook se tomaban de las manos. Fue algo incómodo. Jungkook no pudo levantar su mano y Yoongi suspiró y se la tomó el mismo. Su agarre era fuerte. Firme. Por alguna razón, Jungkook se encontró preocupándose porque su mano podía sudar. Eso era poco atractivo, ¿cierto? Y luego se dio cuenta de que no debería preocuparse de si es atractivo o no y le sostuvo la mano igual de fuerte.
El magistrado miró firmemente hacia adelante a pesar del repentino incremento de su confianza; sus labios, sin embargo, se torcieron. Jungkook se preguntó qué pasaría si golpeaba al magistrado en la cara.
Yoongi se inclinó y permitió que Jimin vertiera la sangre sobre su ceja. Su túnica café fea ahora tenía sentido, las manchas de sangre no eran fáciles de limpiar. Yoongi inhaló triunfante.
—La ofrenda ha sido aceptada —dijo Jimin, suavemente, su voz como de ensueño —Las celebraciones de la Príada pueden comenzar.
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Displacement (Yoonkook)
General Fiction-Eres encantador, después de todo -dijo el hombre, parpadeando apreciablemente mientras miraba a Jungkook de arriba abajo en minuciosa consideración. -Creo que le gustarás mucho al Señor Yoongi, incluso con esa extraña ropa que estás usando. Jun...