Capítulo 14

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Yoongi inhaló bruscamente un aliento desesperado. Nerein estaba de pie frente a él en su habitación, como si perteneciera ahí. El tiempo se descongeló (y Yoongi nunca se dio cuenta de que estuvo congelado en primer lugar). Levantando una ceja, Namjoon chasqueó sus dedos.

Yoongi estaba vestido ahora. Los poderes divinos usados de manera conveniente.

—Nerein —gruñó Yoongi agresivamente, con su tono lleno de odio —. ¿Cómo te atreves a entrar al lugar sagrado de Asha? —mirando por la habitación rápidamente, añadió —¿Dónde está Jungkook? Si lo heriste...

Namjoon lo saludó con la mano. —Saludos, Magistrado.

—No me saludes.

—Al menos deberías saludar a la figura detrás de ti, entonces. —dijo Namjoon, divertido.

Yoongi se detuvo, hielo llenó sus venas.

Se giró muy, muy lento.

Y ahí estaba. Asha.

Yoongi no la había visto en bastante tiempo, no desde su juventud, cuando había caminado hacía el en su sueño, con sus palmas abiertas y los brazos estirados. Le había dado un propósito, un cumplimiento; una oportunidad para cambiar su país en disminución. Y hasta el momento, había hecho un buen trabajo. Tyrhennia estaba prosperando y la ciudad de Asha estaba al frente del camino militar.

El cabello café oscuro largo de la diosa fluía en su espalda. Su mirada era de desapruebo.

—Asha —dijo Yoongi, arrodillándose inmediatamente.

Asha apenas le dirigió un vistazo y miró a Nerein.

—Veo que ganaste esta vez —dijo sin placer Asha. El otro Dios le entregó una sonrisa descarada, mostrando sus hoyuelos.

—No te había visto con ese cabello por un tiempo, Asha. Usualmente estás calva.

—¿Puedes callarte al menos una vez?

—Quiero decir, eres linda de todas formas, pero esto es-

—Namjoon —dijo exasperada Asha. —. Por favor, no vine aquí a escuchar tus cumplidos sin sentidos. ¿Dónde está el chico?

—Oh, vamos a usar los nombres de la tierra, ahora. ¿Debería llamarte Ashley, entonces? ¿O Halsey? Ya que decidiste convertirte en una cantante americana de pop y todo eso.

—Por lo menos no decidí convertirme en un investigador. Tengo gusto —dijo —no como tú, nerd.

—Elegante.

Yoongi no se atrevió a mirar arriba, no era digno. Sin embargo, la manera en que hablaban no era familiar, le recordaba a la extraña jerga que Jungkook utilizaba. Yoongi apenas podía seguir la conversación, tampoco quería. Más que nada, estaba pensando en cómo había arruinado todo. Asha no toleraba la desobediencia. Era implacable e impredecible, como un huracán salvaje.

—Es extraño —dijo Nerein —por vivir en el mundo de la tierra por una o dos décadas, hablo como ellos ahora.

—Yo también —respondió Asha, frunciendo el ceño ante la cabeza cabizbaja de Yoongi —. Es repulsivo —se mantuvo en silencio por un largo momento. Luego, habló. —Mi Magistrado. Me fallaste.

Yoongi no podía pensar en nada para decir.

Le había fallado. Miserablemente.

—Ese chico, Jungkook. No estabas dispuesto a matarlo. Ni siquiera por mí.

Displacement (Yoonkook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora