Capítulo 11

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Jungkook estaba soñando.

Era la misma escena de hace... ¿hace cuánto fue? Jungkook no lo recordaba. Reconocía el lugar, sin embargo. Apenas podía reconocerlo, pero lo hacía. Era familiar, de la forma en que recuerdos de la infancia hacían cosquillas en su cabeza.

Estaba en un huerto. Una pequeña brisa y el olor a olivos.

Un cielo azul y grande.

Jungkook estaba sentado de piernas cruzadas en el césped y sintió en vez de ver a alguien acercándose tras él.

—No es reciproco. Mis sentimientos. —dijo Jungkook tristemente, sacando el césped. El hombre se sentó a su lado. Jungkook quería mirarlo, pero sabía que no recordaría la cara del hombre.

—¿Has intentado seducirlo?

Jungkook miró el suelo. —¿De verdad piensas que soy capaz de seducir a alguien?

El ser invisible se rió fuertemente. —Muy bien, muy bien. Tienes razón. Perdón. No eres seductor, más bien un conejo tierno o algo así.

Eso le trajo una punzada de nostalgia. Todos en su antiguo mundo solían decir que parecía un conejito. Taehyung y Namjoon siempre lo molestaban todo el tiempo; diciendo que era tierno y mierdas así.

—Mira, Jungkook. ¿Quieres a Yoongi?

Jungkook suspiró. Arrancó el césped y lo tiró agresivamente hacía un lado.

—No importa qué es lo que quiero.

—Quizás. —el hombro dijo, lo que era raro. ¿No se supone que Jungkook debía recibir palabras reconfortantes ahora? El rechazo era traumático. —Pero haré que suceda, de todas formas.

—Pero ¿cómo?

—Veo dentro de los corazones de todos los hombres. —retumbó la voz del hombre, la cual de pronto era muy fuerte y penetraba toda la huerta. Jungkook estiró su mano y tocó un espacio vacío, la figura del hombro desapareció. El silencio estalló en un movimiento. La tierra giró.

Y todo giró hacia la nada.

Jungkook despertó solo en la habitación, con los ojos bien abiertos y jadeando.

—Qué demonios. —jadeó, con las manos agarrando las sábanas. Yoongi no estaba en ningún lugar de la habitación, de nuevo. Hoy era el último día de las celebraciones de la Príada, culminando con los concursos atléticos, donde el Magistrado de la ciudad de Asha debía ejercer de juez. Por primera vez, Jungkook estaba agradecido de que Yoongi no estuviera allí. Necesitaba tiempo para recuperarse emocionalmente después del rechazo. Y también para comprender ese sueño.

Jungkook recordó.

Recordó la noche del ritual de Jimin, cuando soñó por primera vez con el hombre invisible y como, de alguna manera, había olvidado todo el intercambio, la experiencia había sido borrada de su mente. Incluso el contenido de su sueño reciente estaba yéndose más y más dentro de la confusión. Sin duda, sin embargo, Jungkook ahora tenía la confirmación de que su existencia en este extraño mundo no era un accidente. Alguien estaba jalando de los hilos.

Apretando los dientes, Jungkook se paró de la cama y se desvistió, cambiándose por una toga de un solo brazo, apropiada para el clima cálido. Se fue por el pasillo izquierdo y entró a la biblioteca, un lugar discreto incrustado en la orilla del palacio. Jungkook no podía leer ninguno de los textos, así que se apoyaba en la bibliotecaria en caso de cualquier entendimiento perspicaz. Esta vez, le pidió textos religiosos que contuvieran imágenes de los dioses.

Displacement (Yoonkook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora