El día siguiente trajo buenas noticias: la Priada estaba oficialmente en marcha.
—Es época de espíritus afines—le explicó Yoongi—nos deleitamos con banquetes y competimos en concursos atléticos para celebrar a los Dioses.
—¿Concursos? —preguntó Jungkook, salpicando su cara con agua y sintiéndose espantosamente doméstico. Había estado haciendo esto diariamente, levantarse en la mañana con Yoongi y charlar acerca de cosas de este mundo.
—Juegos. —dijo Yoongi—Carrera de carros. Lanzamiento de lanza. El Diaulo.
—Ah, —dijo Jungkook, entendiendo a lo que se refería—como los juegos olímpicos.
—¿Olímpicos?
—Olvídalo.
A veces Jungkook olvidaba- que no estaba en casa. No sabía bien dónde estaba este lugar. ¿En el pasado? ¿Era un mundo completamente nuevo? Quizás Jungkook había muerto ese día en la tumba y esta era algún tipo de transmigración.
—Espera un segundo, —dijo Jungkook, mirando a Yoongi de arriba abajo sin creerlo—¿Tú vas a participar en los concursos atléticos?
Yoongi entrecerró los ojos ante la sutil ofensa. —No, no lo haré. Actúo como un juez presidente en los juegos todos los años.
—Eso tiene más sentido. —dijo Jungkook. Yoongi rodó sus ojos.
—Toma, —dijo Yoongi, sosteniendo un espejo de bronce—Yoojung vendrá más tarde, así que Asegúrate de que te veas de lo mejor.
El espejo estaba engravado intrincadamente con la imagen de un hombre adulto tomando pecho de una Diosa, sus aros con forma de vid de uva colgaban elegantemente mientras tomaba la cara del hombre como si fuera un bebé recién nacido. Jungkook supuso que era una escena de la mitología local. Giró el espejo y miró su reflejo, ligeramente deformada por el brillo del bronce. En realidad, Jungkook se veía bien a pesar de la falta de productos faciales, gracias a dios no estaba quebrándose.
—Este espejo fue hecho personalmente para el antiguo Magistrado. —le comentó Yoongi—Fue robado por un ladrón de tumbas y lo adquirí desde una tienda en la calle cuando uno de nuestros sacerdotes reconoció el diseño.
—Jimin mencionó que los ladrones de tumba eran un problema.
—Lo son. No tengo ni duda de que mi tumba, también, será asaltada por esos ladrones cuando yo muera.
—Espero que no—murmuró Jungkook, arreglando su cabello—eso sería bastante malo.
Yoongi sonrío mientras enrollaba un pergamino—Los robos de tumbas son emocionantes y lucrativos, los jóvenes y desempleados tienen tiempo libre para vender a los distribuidores en el norte, quienes los enviarían a través del mar hasta Nal-Shi-Ran.
—Huh—dijo Jungkook, recordando como es que el robo de tumbas todavía era un problema miles de años después. Namjoon siempre lo había odiado. Las antigüedades saqueadas siempre terminaban siendo vendidas a contratadores privados y revendidas a museos, sin ningún contexto histórico. Jungkook se giró después de ajustar su ropa. —¿Cómo me veo? ¿Paso la prueba?
Jimin era estricto, pero amable. Jungkook tenía la sensación de que Yoojung no sería tan amable.
El Magistrado dejó abajo su pergamino y estiró su mano para quitar una pestaña, con su mano rozando la mejilla de Jungkook.
—Te ves...—murmuró, su pulgar descansaba sobre el labio inferior de Jungkook. El silencio era pesado y calor se esparció por el cuerpo de Jungkook.
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Displacement (Yoonkook)
General Fiction-Eres encantador, después de todo -dijo el hombre, parpadeando apreciablemente mientras miraba a Jungkook de arriba abajo en minuciosa consideración. -Creo que le gustarás mucho al Señor Yoongi, incluso con esa extraña ropa que estás usando. Jun...