Capítulo 5: Barranca infierno

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Pólux:

Gritos, brillo, sangre. Una sensación nueva, potente e indescriptible, mi vista, aunque esta nublada, logra percibir las débiles siluetas de mis perseguidores, que poco a poco disminuyen hasta hacerse casi nulas, la luz aumenta, quema y brota de mí, un instinto natural. Los gritos callan, la luz se expande y paso de ser invisible en la noche, a ser el punto más brillante que hay, pero no basta, se extingue rápidamente, y mis piernas fallan.

La sensación pasa de ser maravillosa a una patada en el estómago, las náuseas se hacen presentes, la bilis se vacía de mi boca, el árido suelo sufre los estragos de mi poca resistencia estomacal, desearía estar en casa, oh, cierto...Te escapaste Pólux, ya no hay lugar para tus cursis miedos.

Me levanto del suelo, me arden las manos, y mi lengua pide agua y limpio mis labios con la manga de la sudadera y sigo caminando, esta vez sin saber que hacer, no oigo ni las voces de los patrulleros, ni veo sus luces, estoy demasiado confundida para mirar atrás, pero sé que no me están persiguiendo, estoy sola.

─Debí quedarme en casa ─ Susurro con la mirada perdida. Y tengo razón, pero ninguna buena leyenda nace aburrida en su casa.

El frío de las planicies me juega mal, el sudor en mi frente es rápidamente reemplazado por el temblar de mis manos. Las luces que divise en un inicio, no están, no conozco direcciones, no sé si he caminado en círculos, solo hay tierra y piedras a donde voltee, un campo vacío.

Y no siento más, que la pobre brisa, cayendo en mi tez, el impacto del suelo me resulta consolador, maravilloso Pólux, no duraste ni una sola noche fuera de casa.

"Deberías estar en otro lugar" ─ Su luz es similar a la mía, de un color más claro.

No sé ni siquiera a donde voy.

─"Busca a los doce, ellos guiarán tu camino"

─No sé quiénes son los doce

─ "Has vivido bajo una roca toda tu vida. Levanta tu rostro, límpiate las heridas, basta de pensar que todo se resolverá solo, tú eres la numero tres, te faltan once más por encontrar, no falles." ─ Y el sol golpea mi rostro, me hallo regada a mitad de la planicie, no sé cuánto tiempo llevo aquí, ni siquiera sé que pasó para acabar así, miro alrededor, se ve...calcinado.

Mi cuerpo está cansado, me pongo de pie, no hay nada alrededor, logro divisar la carretera, pero no es una opción, las patrullas siempre están ahí. No encuentro mi mochila, la maldita mochila del ratón no está, ahora, no tengo comida, agua, mapa y luzco como vagabunda.

El aliento me apesta, y me duele todo el cuerpo, pero es caminar o morir, así que, a mitad de la planicie, ves a la estúpida de Pólux Time, quien se escapó de su casa sin una sola idea de a donde ir, caminando como muerta viviente, buscando a los doce, sin saber siquiera quienes son, o como encontrarlos.

El calor era insoportable, la piel ardía, el cabello se me pegaba a la frente y la nuca por el sudor, los tenis me hacían sentir que mis pies estaban a punto de incendiarse, traía la sudadera atada a la cintura como un firme recordatorio, de que no debes traer ropa gruesa, si vives en el norte de una nación. El paisaje no era alentador, un semi desierto, esto me demostraba que seguía en Sirrah, las tierras áridas solo se hallan en esta región. No sé cuánto tiempo llevo vagando, hasta que casi como un susurro en el viento escucho, una... ¿Radio?

Me veo parada frente a una casa, más que casa es una choza, pequeña, raída y mugrienta, apesta como nunca, y en su exterior, una pareja, ancianos por lo que veo, parecen más de la otra vida que de esta.

─Tarde o temprano llegarías, hija de Géminis ─ La mujer habla, con los ojos ya nublados de la edad, su mirada firme, perdida en el horizonte, me señala involuntariamente, sé que me habla. Pero al mismo tiempo, me preocupa.

El hombre se pone de pie, su triste andar me hace pensar, ¿Que tuvo que pasarle para lucir así?, su pequeña estatura, piel morena tostada por el cruel astro mayor, cabellera blanca, la poca que le queda esta estática bajo ese sombrero de paja, se acerca a mí, sonríe con nostalgia y me extiende la mano.

"Los astros cambian, siempre en movimiento, todos giramos alrededor de los demás, formamos lazos, ayudamos en sus vidas, somos parte de algo mucho más grande"

©STELLAR : La última constelaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora