Capítulo 18: La vida, la muerte y lo que hay a la mitad.

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***

"Los anhelos de aquellos a los que amamos no son más que suspiros que motivan a los corazones vacíos"

Ella sentía el sol en su piel ligeramente más bronceada de lo normal y sus mejillas ardientes hacían que la cara le duela, pero la sensación de vida valía la molestia. ¿Cómo llegas a apreciar la vida? Solo después de casi experimentar la muerte, después de que tu corazón palpitara, y que las lagrimas salieran tras sentir que te ahogas en silencio. Solo después de sufrir se puede experimentar la paz. Pólux se preguntaba en ese momento, si es que ella era egoísta y aunque la respuesta era obvia ella genuinamente se lamentaba, había sacrificado una vida tranquila, aunque escondida tenia una familia, un lugar en el que había vivido y crecido con amor y cuidados que muchos en su posición no habían tenido, el solo mirar a su alrededor y ver a sus compañeros la hacia sentir mal por haber tenido el privilegio y escoger perderlo.

Pólux:

Me sentía conflictuada, una mezcla entre alivio e incomodidad que no podía quitarme de encima como si cada acción que cometí hasta el momento llegara de repente como una roca contra mi cráneo, casi podía sentir el golpe.

- Mira tu mano - La voz de Joe me despertó, lo mire levemente sin gira la cabeza, como si deseara que no notara lo afligida que me sentía. - ¿Mi mano? - Respondí como si no entendiera la pregunta, y bajando la vista lo noté.

En el dorso de mi mano estaba finalmente la marca de Géminis.

La constelación de Géminis esta dirigida por dos estrellas principales, Cástor y Pólux quienes son los supuestos gemelos de Zeus, de los cuales solo Pólux era inmortal, y su hermano estaba destinado a la mortalidad de los seres humanos. Observe mi mano con detenimiento, la marca parecía completamente natural, como si siempre hubiera estado ahí, como si jamás hubiera aparecido tras un evento caótico en mi vida.

- Son seis estrellas - La voz de Angel suena como un susurro, débil y dulce. - Mira tu mano, las seis estrellas son las que forman tu constelación, no se si será verdad, pero algunos creyentes decían que mientras más estrellas tenga una constelación ... - Guardaba silencio, como si no quisiera continuar explicándolo, y la verdad yo tampoco quería saber que implicaba.

-Son ... hermosas - Dije más para mí que para ellos.

"Quiero soñar, como los inocentes lo hacen, quiero ser libre como los injustos, y feliz como los crueles, quiero encajar"

***

Y se encontraron mirándose unos a otros, sin mediar una palabra, Joe se levantó echándose a andar, en línea recta y con la mirada firme, siguiéndolo Thaia y Angel aun dubitativas, Hamal tras de ellas limpiándose el rostro marcado de sudor y al final Antares, quien llevaba a Pólux de la mano, como si dependieran de su agarre para poder caminar. No sabían a donde iban, pero entendían los riesgos de quedarse en un solo lugar por tanto tiempo, ni siquiera sabían cuánto se habían quedado bajo ese árbol, y mientras caminaban podían ver las montañas grises que indicaban el nacimiento de un valle gris, donde las nubes en tonos verdosos y negros se arremolinaban en las cumbres acariciando las montañas.

-¿A dónde vamos? - Se atrevió a preguntar Antares, mientras caminaba al lado de Joe, su cuerpo, aunque ligeramente musculoso se denotaba encorvado y cansado. - Llevamos horas caminando, no me enfermo, pero no significa que no me canse, mierda.

- Si no hubieras perdido el auto tal vez no te estarías quejando tanto, y vamos a Canis Minor.

Pólux y Antares intercambiaron miradas de confusión, sabían de Can Mayor, una de las mayores metrópolis nocturnas, la gran ciudad moderna y la segunda más contaminante, era tan grande que se dividía en dos sectores. Aunque no era tan importante como Cepheus tenia su encanto, una vida nocturna ajena completamente a cualquier cosa antes vista, uno de los mercados de autopartes y estupefacientes más complejo de la tierra.

Pero ninguna de las dos sabía realmente que era, o que les esperaría en Canis Minor, el camino era sinuoso una vez que empezaron a subir las faldas de las montañas, el paso bajo se había convertido en un verdadero suplicio, el hambre y la sed se empezaban a hacer presentes y el grupo que antes guardaba total silencio empezó a rogar por detenerse, pero en una zona casi sin vegetación y con nula posibilidad de una fuente de agua, detenerse solo significaría perder más tiempo, que no tenían. Hasta que las piernas de Joe cedieron y cayó de frente y abrupto contra el suelo empedrado, respiraba agitado, ninguna de las muchachas se acercó a levantarlo hasta que se puso de rodillas.

-Quiero, que me dejen morir. - tenia el cabello sucio, las manos magulladas, y el rostro escondido, como si sintiera humillación.

- Muérete si quieres, no va a cambiar nada. - Thaia hablaba robóticamente, ni siquiera lo miraba, observaba el cielo, que desplegaba estruendos - ¿Quieres la verdad hombre? Eres una carga, tratas de matar a dos personas, fallas, atacas a más y sigues fallando y ahora quieres ser la puta víctima con tu papel barato de que eres tu el que sufr-.

- CALLATE - Gritó Joe, un solo grito, ahogando lágrimas. - Si soy yo el que sufre, yo solo estaba haciendo mi trabajo, me enviaron a atrapar casos especiales no fue mi error aparecer en el camino, no fue mi intención seguir lastimando gente, todo lo que me enseñaron era que debía terminar mi trabajo MI UNICO ERROR FUE APARECER EN LA PATRULLA. - ¡Y A MI QUE ME IMPORTA TU ERROR! - Antares le lanzó un guijarro, impactando a Joe en la espalda.

- SI TE IBAS A IR ¡¿Por qué NOS AYUDASTE?! ¿¡ES POR QUE NO TIENES NI DONDE IR A MORIR?! - La voz de Thaia se vio interrumpida por la delgada mano de Angel cubriendo su boca, las primeras gotas de lluvia empezaron a caer, y el silencio se hizo de nuevo.

¿Si hace un día, estábamos todos disfrutando la paz por que ahora todo se había invertido? El alivio inicial se disipó, Joe estaba sufriendo al fin una crisis equivalente a su daño físico, no importa lo soleado de día o el calor en tus mejillas, el dolor no se evapora, el dolor se queda; como una herida fresca bajo una costra grotesca.

- Por favor... - Pólux avanzaba hacia Joe, la lluvia caía, y tomó asiento a su lado. - Descansemos.

- ¿Tienes deseos de morir, Pólux? - Angel miraba al cielo, las gotas de lluvia impactaban suavemente en su rostro - Tú no sabes, lo que es desear la muerte.

Y era cierto, ella jamás habría pensado en una situación así, nunca se vio en la necesidad aun encontrándose en una situación de riesgo.

- No podemos ser héroes de quienes no desean ser salvados, no somos dioses, no somos santos, ni siquiera somos humanas.

Hamal, quien había permanecido callada durante todo el trayecto buscaba comprensión en la mirada aterrada de Pólux. - No digo que le arrebates la vida, te pido que dejes que se valla. Y acercándose a Joe se puso frente a él, arrodillándose, Hamal tenía una presencia divina, una luz irradiaba irremediablemente de ella, y tomando el rostro de aquel joven afligido le sonrió con algo de lastima.

- La vida y la muerte son hermosos amantes, Joe... Pero tu te sientes merecedor de la muerte sin apreciar la vida que te han otorgado, no sabes lo que es vivir por que en el tiempo en el que has estado con nosotros... has muerto. - El rostro de Joe empezó a palidecer, no se podía diferenciar si era la lluvia torrencial o lagrimas que caían de su rostro.

- ¿Sabes que es... lo que hay entre la vida y la muerte?

Y de repente, en un destello de luz, lo entendió todo.

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⏰ Última actualización: Mar 06, 2024 ⏰

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