Día 2 - Realeza AU

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Día 2, Prompt 3 - Realeza AU

Este me dio mucha ternura hacerlo

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Príncipe de blanca armadura

Wei Wuxian suspira aburrido caminando por el pueblo buscando con la vista algo interesante que hacer en lo que espera a Lan Wangji; ambos se habían dividido para recoger información sobre los sucesos anormales que atormentaban a los pobladores, intentando abarcar la mayor cantidad de terreno posible, y como él ya había terminado no le queda de otra que esperar a su esposo en el punto de reunión al que habían acordado, ¡pero se estaba aburriendo mucho!

Sus quejas internas son prontamente interrumpidas por los gritos de unos niños, curioso camina hacia el origen del alboroto encontrándose con unos cuántos niños de entr años tratando de animar a otro a subir a un árbol. Parpadeando alza la vista viendo en una rama, demasiado alta para el pequeño niño que lucha para subir en la más baja de ellas, una pelota atrapada; trata de no reír y se acerca con cautela hacia los pequeños.

—Oh, pequeños maestros, ¿por qué se ven tan tristes? —pregunta ocultando una sonrisa cuando todos se giran hacia él mirándolo con los ojos bien abiertos, exaltados por la repentina interrupción. Se quedan por un largo mirándose mutuamente y Wei Wuxian está por hablarles de nuevo cuando una niña toma una respiración armándose de valor y se adelanta señalando la pelota.

—Señor, nuestra pelota quedó ahí atrapada y A-Meng es muy cobarde como para subir a buscarla —dice la pequeña formando un pequeño puchero e ignorando las protestas del niño que había tratado de subir al árbol.

—Muy bien señorita, él estaba tratando de ayudar —ríe palmeando suave su cabeza—, pero tienen suerte, ¡soy el mejor escalador de todo el mundo! Bajaré su pelota si... ¡me dejan jugar con ustedes!

—¿Por qué querría un adulto jugar con nosotros? —pregunta uno de los niños entrecerrando sus ojos en sospecha.

—¿Por qué no? —responde de regreso sonriéndole ampliamente antes de caminar hacia el árbol. Con cuidado aparta al pequeño A-Meng y acomoda las mangas de su túnica para luego empezar a subir.

Ríe bajo al oír los murmullos de admiración de los niños mientras con practicada agilidad sube por las ramas hasta llegar a una debajo de la que retiene la pelota en el árbol. ¿Quién diría que escalar tantos árboles huyendo de los perros le serviría de algo para encantar a un puñado de impresionables niños? Ríe para si mismo bajando con cuidado, lo último que necesita es rasparse con alguna rama y alterar a su esposo cuando se encontraran.

—¡Aquí está su pelota! —dice triunfal entregándosela a la niña que lo mira con admiración—, y bien, ¿a qué jugaremos?

Contentos con su éxito los niños le permiten unirse a su juego, que consiste básicamente en pasarse la pelota del uno al otro, pero Wei Wuxian ríe y disfruta del tiempo con ellos como si fuera un niño más pronto haciendo equipo con la niña y otros dos niños. Está tan concentrado en vencer al otro equipo que no nota el tiempo pasar hasta que los niños se detienen y la pequeña jadea suavecito.

—Señor, un príncipe viene hacia aquí —dice suave jalando el borde de su túnica.

Confundido, Wei Wuxian se gira sólo para encontrarse a Lan Wangji caminando hacia ellos en toda su gloria, su vestimenta blanca y azul resaltando enormemente bajo la luz del sol y la pieza en su cabello que lo mantiene en su lugar brilla embobando a los niños. Wei Wuxian parpadea despacio, no por primera vez encantado con la belleza de Lan Wangji que parece aumentar con cada día que pasa.

—Wei Ying —dice cuando llega a su altura mirando a los niños congregados a su alrededor con curiosidad.

—¡Lan Zhan! ¿Ya terminaste? —pregunta sonriendo ampliamente sintiendo sus manos arder por el deseo de tomar la mano del contrario, pero se contiene por la sanidad de su impresionable audiencia pues sabe que una vez ponga sus manos en su esposo no podrá controlarse de hacer algo escandaloso—. Yo terminé hace horas, estaba jugando con estos jóvenes maestros.

—El señor nos devolvió nuestra pelota —agrega uno de los niños señalando el árbol donde estaba antes.

—Hm —Lan Wangji asiente con seriedad a las palabras del pequeño antes de mirar con calidez a su esposo. Wei Wuxian se pregunta, por millonésima vez desde que volvió a la vida, que hizo para merecer tanto amor—. Hora de almorzar.

—Oh, cierto —ríe nerviosamente y mira a los niños palmeando sus cabezas—, vuelvan con sus madres a comer.

—¡Hasta luego señor! —se despiden a coro agitando sus manitas antes de correr a sus respectivas casas.

Wei Wuxian ríe y se permite enlazar su brazo al de Lan Wangji dejándolo guiar el camino hacia la posada dónde almorzarían. Apoyando su cabeza en el hombro de su esposo Wei Wuxian se permite pensar en las palabras de la pequeña; ciertamente debe admitir que tiene razón, si no fuera un cultivador fácilmente Lan Wangji podría ser confundido por alguien de la realeza, con su porte elegante, su aire sereno y su apariencia etérea cubierto de blanco y azul. Deja escapar una risilla obteniendo la atención de su esposo que lo mira curioso.

—Lan Zhan, Lan-er-gege —dice en un suspiro alzando el rostro para mirarlo a los ojos—, tu, definitivamente, eres mi príncipe.

Las palabras descolocan al otro que no logra evitar que sus orejas se enrojezcan arrancando otra alegre carcajada de Wei Wuxian quien, como recompensa por su reacción, se pone de puntillas dejando un suave beso en su mejilla. Si Lan Zhan es su príncipe, ¿eso lo hace a él la damisela en peligro? Ríe para si mismo negando y decide que por ahora dejará esos pensamientos de lado, después de todo debe concentrarse en la Cacería Nocturna que tendrán esa noche y para ello deben intercambiar toda la información que recolectaron.

WangXian Week 2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora