Severus Snape, un chico delgado, de una hermosa y pálida piel, siendo esta casi hecha de la porcelana más fina, su cabello, envidiado por algunos, hermoso y suave, de un hermoso color azabache que llegaba a los hombros del chico, sus ojos, tampoco quedaban atrás, eran un negro tan profundo y con un hermoso brillo, que parecía existir una hermosa estrella en la completa obscuridad de la noche.
El no solo era hermoso, si no que era un chico especial, puesto que él era un mago, al igual que su madre y amigos, pero a diferencia de la mayoría de ellos, no era un sangre pura, no, él era un mestizo, un mago nacido de la unión de un mago, en este caso su madre, y un muggle, lo cual es un ser sin magia, y ese es su padre.
Actualmente tiene ya sus 17 años cumplidos y con ellos la mayoría de edad en el mundo mágico, y casi entrando a cursar su último año en la escuela Hogwarts de magia y hechicería, en donde, ya terminando su último año, dejaría todo atrás y abandonaría a su padre, llevándose consigo a su madre y al fin ser felices los dos.
O al menos esos eran sus planes hasta que en sus 15 años la encontró en el sueño, tirada, llena de sangre y heridas, demostrando que había sido un ataque, y en el sofá, como si nada, bebiendo una cerveza y con sus dedos aun con la sangre de su víctima estaba su padre...
Desde ese día, él era el responsable de todo, tomando el lugar de su madre, tanto cocinando y limpiando y no solo eso, tomando los mismos castigos si llegaba a cometer un error.
Se había acostumbrado a eso, ahora solo esperaba terminar la escuela para poder salir de ese lugar, el cual solo es una prisión para él, buscando la más mínima razón para no estar en ese sitio.
Esa noche será su salida; estaban en vacaciones, por lo cual el clima era agradable, y realmente quería salir pero su padre, practicante le hacia hacer tantas cosas que no podía darse el simple lujo de detenerse un solo segundo de sus obligaciones.
Pero esa noche sería diferente, un amigo, Lucius Malfoy, un mago sangre pura, de largo y hermoso cabello rubio, además de unos hermosos ojos color plata, y al mismo tiempo uno de sus tres mejores amigos, le había enviado una carta en la cual le pedía, más bien exigía, su presencia en un bar mágico y que ese día, a una semana de comenzar las clases, sería el mejor día de ellos.
Por ello mismo, Severus se apresura en terminar todos sus deberes, los cuales termino cerca de las 20:00 pm y recién ahí, cuando su padre se fue a un bar como acostumbraba los días sábados, comenzó a arreglarse para ir.
Lo primero que hizo fue darse una larga ducha fría, pues no había dinero para pagar por agua caliente así que no tenia de otra, luego tomo sus mejores ropas y las arreglo un poco, tomando una poción para los dolores, pues no quería que las heridas que tenía le molestaran esa noche, salió recién de su hogar.
Fue complejo, pues no quería que ningún vecino le viera y así le avisara a su padre, pero luego de un tiempo lo logro y tomo un autobús con el poco dinero que tenía pera poder ir al caldero chorreante, en donde vio a su mejor amigo.
- ¡Lucius! - grita Severus al verle y al momento de captar su atención, le abraza fuertemente - te he extrañado.
- Yo igual pequeño - le mira con una suave sonrisa acariciando el rostro del menor - ¿has estado bien?
- Sí, no te preocupes - miente con una suave sonrisa - ¿vamos ya? En tu carta estabas demasiado emocionado como para quedarnos en este lugar - dice con la esperanza de cambiar el tema.
Lucius en ese momento solo da un leve suspiro, él conocía demasiado a Severus, tanto que no solo era un amigo, si no era su hermanito menor, uno que él había prometido que cuidaría a pesar de todo, y aun que no podía hacerlo siempre, en su mente, siempre estaba comprando cosas necesarias para él.
- Bien en ese caso nos iremos - le toma de la mano y le sonríe para llevarle.
Ambos amigos fueron de la mano por el callejón diagonal, hasta llegar un poco más al fondo de este, encontrando de esa forma un hermoso local lleno de luces las cuales se movían y cambiaban de colores, y de la misma forma se podían ver a muchos jóvenes entrar al lugar, así que ni cortos ni perezosos, entraron junto a otras personas.
Ya adentro, ambos amigos comenzaron a tomar algo suave como cerveza de mantequilla, pero mientras cambiaba el ambiente y todo era más movido y la música más fuerte cambiaron al wiski de fuego, un trago al que Severus en particular no estaba acostumbrado.
Pasadas unas horas, Severus ya comenzaba a sentir los primeros efectos del alcohol, y mientras comenzaba a reír y a disfrutar de todo lo ocurrido a su alrededor, comenzaba igualmente a hablar y a bailar con las demás personas y aun que no las conocía, la estaba pasando mejor que nunca.
Estaba pasándola tan bien, que no se percató cuando un hombre le tomo por detrás y comenzó a besarle el cuello, a lo que Severus lentamente se dejaba, dejándose llevar por esos expertos labios y esas manos que le hacían llegar al cielo.
Lentamente comenzó a despertar, la luz le llegaba a sus ojos y le molestaba, realmente quería apagar el sol y dormir un poco más, pero en ese momento se percató de algo... estaba durmiendo en una cama que no era la suya y estaba el sol, el sol era día... eso era malo.
Así que rápidamente intentó colocarse de pie, pero al hacerlo sintió un dolor en la cadera, haciendo que callera al suelo, y no solo eso, si no que al mismo tiempo sentía semen cayendo de sus piernas... eso le sorprendió así que vio la cama con cuidado.
No... no podía ser verdad... al ver la sabana no solamente había semen, sino un poco de sangre... se miró a el mismo una vez más, esta vez en un espejo, marcas en todo el cuerpo...
El lugar, la cama, su propio cuerpo... el aroma... solo significaba una cosa, algo que realmente no quería creer, pero todas las evidencias estaban frente a él... había tenido sexo con alguien.
ESTÁS LEYENDO
¿Quién Es El Padre De Mi Hijo?
FanfictionSeverus, jamás pensó que salir al lado de Lucius Malfoy en una fiesta que al inicio parecía inocente, le traería tan grandes problemas.