Parte 17

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Poco a poco, Jungkook fue despertando y tan pronto entro en conciencia de que estaba despierto, tenso todo su cuerpo.

Se quedó quieto unos instantes, analizando lo que sentía su cuerpo; estaba acostado sobre una superficie suave y tenía un cuerpo caliente pegado al suyo.

Aquel único y dulce aroma que tanto estaba aprendiendo a amar llenó sus fosas nasales y se relajó instantáneamente al reconocerlo con el aroma de su Taehyung.

Por culpa de la pesadilla, había creído que Taehyung había sido un cruel producto de su imaginación, pero al sentir su calor corporal, al sentir aquellos fuertes brazos rodeándolo y al inhalar su dulce aroma, supo que era real.

"Solo fue un sueño..." le había dicho Taehyung, pero aquello no había sido solo un sueño, aquello había sido un recuerdo.

El recuerdo de lo que había sucedido antes de que lo devolvieran al C.A.E y antes de que su Taehyung lo salvara.

Muy despacio, el joven esclavo abrió los ojos y encontró la cara de su nuevo poseedor muy cerca de la suya. Sentía como las respiraciones profundas de su Taehyung le daban directo en la cara y sonrió al ver que tenía el cabello alborotado mirando en todas direcciones.

"Es el poseedor más bonito que existe, estoy seguro." Pensó Jungkook y se sonrojó al darse cuenta de lo afortunado que era de tener un dueño que era tan bonito por fuera como por dentro.

Con mucho cuidado, se separó del cuerpo dormido de Taehyung y se levantó de la cama con más facilidad que la última vez; el descanso estaba teniendo buenos resultados y su cuerpo ya dolía mucho menos.

Y por más que Jungkook hubiera deseado quedarse ahí acurrucado a su poseedor por el resto de su vida, sentía que su vejiga iba a explotar y sabía que tenía permiso de ir al baño, así que aprovechó el privilegio.

Cuando termino y se puso de pie frente en el lavado, alzó su mirada y se observó en el espejo. Sus ojeras eran mucho menos notables ahora y consideraba que su cara tenía un poco más de color que la última vez que se había visto. Sus ojos seguían del mismo color pero los notaba más brillantes.

Pero lo que más sorprendió a Jungkook al verse en el espejo fue la gran sonrisa que parecía estar cocida en sus labios.

No lo podía evitar, se sentía feliz, se sentía a salvo, se sentía agradecido.

Teniendo cuidado de no hacer mucho ruido, Jungkook salió del baño y al verificar que su dueño seguía dormido, salió en silencio de la habitación y se dirigió a la cocina.

Al acercarse, pudo escuchar que alguien se movía dentro de la cocina y una ola de nervios lo invadió. No sabía si alguien más vivía allí además de su dueño, de la dama y de Diana.

Armándose de valor, Jungkook se asomó a la cocina y vio a la dama preparando comida. El joven esclavo frunció su ceño; ¿por qué lo estaba haciendo ella en lugar de Diana?

"Buenos días...Jungkook, ¿cierto?" Saludo la madre de Taehyung al ver al joven esclavo de pie en el marco de la puerta. El ojinegro asintió y ella sonrió. "¿Tienes hambre?"

Jungkook negó con su cabeza y abrió la boca para hablar, pero los nervios le ganaron y no pudo articular palabra.

Con una pequeña sonrisa, la madre de Taehyung se acercó al chico y levantó su cara poniendo un dedo bajo su barbilla.

Al verla, Jungkook se dio cuenta de que los oscuros y bonitos ojos de su dueño habían sido heredados de su madre.

"¿Qué necesitas?" Preguntó ella con dulzura y Jungkook trago grueso.

"Y-Yo..." tartamudeó el ojinegro y recordó a su durmiente dueño para armarse de valor. "Yo q-queria prepararle el desayuno al señor."

La gran sonrisa que invadió la cara de la dama provocó en Jungkook un intenso sonrojo.

"Diana está en el mercado ahorita y yo no soy tan buena cocinera como ella, pero algo podemos lograr juntos." Dijo ella emocionada y Jungkook sintió como una sonrisa se asomaba por sus labios.

De verdad, no había podido tener más suerte cuando fue salvado por tan única familia.

Libérame || TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora