1-. Un simple contacto de labios

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Ambos estaban completamente solos en el viejo edificio donde recibían clases de una especie de monstruo amarillo cuyo objetivo era destruir la tierra el 13 de marzo, una asesina que habían decidido llamar Bitch-sensei que les enseñaba clases de seducción e idiomas y un agente del Gobierno que parecía no sentir emoción alguna que les daba educación física.

La pareja de amigos estaban solos pues, debido a una broma del pelirrojo fallida que llevó a una discusión de este con el peliceleste, ambos habían sido castigados teniendo que limpiar el salón al finalizar las clases. 

-¿Por qué le querías hacer eso a Kayano-san? -Preguntó Shiota rompiendo el silencio incómodo que había entre los dos. Y es que ninguno de los dos habían cruzado palabra alguna después de la discusión que tuvieron.

-¿Qué tiene de malo? ¿Acaso querer tirarle un cubo de tinta de calamar o pulpo es un delito ahora? -Dijo riendo levemente acabando de limpiar el suelo.

-Delito no, pero es pasarse un poco bastante. Ella solo te mojó con la botella de agua, y lo de ella fue accidental. -Regaño mientras le miraba y volvía a meter el paño en el cubo de agua para seguir limpiando los pupitres.

-Necesitaba vengarme, y se me ocurrió hacer eso. Aparte, no sé porque te molesto tanto.

-El cubo me cayó encima a mí, Karma-kun. Tuve que llevar puesta la ropa de gimnasia mientras la mía se estaba limpiando para que mi madre no me regañase.

-Cierto, pero a ti no te quería hacer la broma, no era mi intensión que sucediese eso, te lo dije y me disculpé contigo. -Al secar la fregona, colocó esta apoyada a la pared y salió del salón para vaciar el balde en los baños y colocar este y la fregona. Cuando volvió al aula, no había ni rastro del chico andrógino, ni ahí ni en ningún sitio del edificio. -Maldito Nagisa. -Se quejó por lo bajo acabando de colocar los productos y materiales de limpieza.

Salió del edificio con las manos en los bolsillos pensando en la broma que le hará a su querido amigo por dejarlo abandonado y tener que ordenar todo él solo. Al bajar por la montaña, dió un mini brinco al sentir a alguien tocándole el hombro.

-Mi madre me llamó y tuve que alejarme un poco para atender su llamada. Siento haberte dejado solo colocando todo. -Se disculpó cuando el pelirrojo se dió la vuelta, quedando uno en frente del otro.

-No importa, solo deja una nota o algo la próxima vez. -Dijo en medio de un bostezo con la voz cansada, haciendo reír levemente al de menor estatura.

-Por cierto, como según tú, te tienes que vengar cada vez que te hacen una broma o algo, pienso que yo también debería de vengarme por haberme llenado de tinta esta mañana, ¿no crees?

El pelirrojo le miró confundido por sus palabras y antes de poder hacer algún comentario al respecto, el mayor ya estaba de puntillas queriéndole dar un beso corto en la comisura de los labios, aunque por un movimiento el pelirrojo, acabo juntando sus labios por un milisegundo.

Ambos se separaron rápidamente con un ligero rubor en sus mejillas apartando la mirada evitando mirar al otro a toda costa.

Fue algo sumamente rápido, un simple roce de labios que ni se le podía llegar a considerar un pico o beso siquiera, ese accidente hizo que ambos adolescentes se avergonzarsen de manera exagerada y que ambos corazones latiesen más rápido de lo que ya latían al estar juntos.

Ninguno de los dos habló mientras bajaban la montaña, ni tocaron el tema al día siguiente, al fin y al cabo, había sido un simple accidente, algo que salió mal y ya.

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Escrito: 12/05/2020

Thirty Kisses {Karmagisa/Nagikaru} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora