Fiesta En El Pueblo

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Narra: Elio

Me desperté tarde, ya que me costo dormir la noche anterior por que me había quedado de más pensando en todas las posibilidades que podrían ocurrir en la fiesta de hoy. 

Pero, algo que no entendía, era que casi todas las posibilidades que pensaba me llevaban a la misma situación. En donde, por una razón, me imaginaba robándole un beso a Oliver. Lo que me confundía aun más.

¿Qué significaba esto?

Trato de salir de mis pensamientos mientras me concentro en bajar las escaleras, para no darme más importancia al asunto. Me dirijo hacía el patio, al darme cuenta que el comedor estaba vació.

Noto la mirada de todos sobre mí mientras escucho el comentario divertido de mi padre:

—Por fin se levanta el durmiente

—le sonrió y asiento mientras me siento en mi lugar— La noche se me hizo corta —comento con una risita.

—¿Así que te costo dormir? —dice mi madre, pero puedo notar que lo dijo con un tono preocupado.

—Solo un poco, estoy bien —digo suave—. solo que tengo mucha hambre

—Creo que tendrás que esperar para el almuerzo —comenta el americano, se limpia la boca con su servilleta y mira en dirección a mi padre—. Samuel, quería que me acompañes a la traductora —dice, agarrando el libro que estaba en la mesa—. Claro, si puedes

—No tengo mucho que hacer, así que podemos ir ahora —dice, tranquilamente, mi padre. Cierra su periódico y agrega:

—Así podemos llegar para almorzar —dice sonriente, se levanta de la mesa—. voy por las llaves del auto —dijo, entrando a la casa.

Si hubiera sabido que Oliver quería ir al pueblo me hubiera levantado temprano, y lo hubiese acompañado

—Nos vemos luego —dijo el americano para retirarse.

—Cariño, ¿por qué no comes alguna fruta? —Propone mi madre.

—asiento, al parecerme buena idea— Si me voy a buscar alguna —comento.

Entro a la casa y voy hacía la cocina, me agarro una manzana mientras veo entrar a mi padre junto con Oliver.

—Después nos vemos hijo —dice mi padre, dándome una ligera cariño sobre mis cabellos en forma de despedida, y lo veo salir para el patio.

Aprecio como Oliver me regala una sonrisa y sale detrás de mi padre.

Se me pasaron muy lentas las horas, solo me entretenía en la lectura de un libro que ya había leído, pero hacía rato que no lo hacía.

—me ayudas con la mesa, cielo —comenta mi madre. Me saca por completo de la lectura, le doy un vistazo y veo como se va dentro de la casa. Apoyo mi libro en la mesa y decido seguirla.

—Podrías sacar unos panes para ponerlos en la mesa —dice Anabella mientras apaga la olla.

Me acerco a la panera para buscar los panes que tenían la mejor textura y me gustaran más. De pronto, escucho la voz de mi padre inundando el silencio de la cocina.

—Llegamos justo a tiempo —dice con un Entusiasmo. De seguro, tiene hambre.

Siento que pasa a mi lado, para acercarse a abrir la canilla y empezar a lavar las manos.

—Si justo a tiempo para comer unos ricos ravioles —Aviso, con una sonrisa, y salgo del lugar.

Me acerco a la mesa del patio y apoyo el canasta con panes en el centro. Me asusto un poco, al estar distraído, por el comentario tan repentino de Oliver:

Si no es luego, ¿Cuándo? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora