Capítulo 14 ¿Príncipe?

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Iba por mi quinto trago. Sentía que todo a mi alrededor daba vueltas, me costaba un poco mantenerme de pie. 

Reíamos, todos nos encontrábamos en el mismo estado. Me senté en la arena para descansar un rato, Lauren y Azul se sentaron a mi lado.

—Siento que vomitaré en cualquier momento. —mi compañera de cuarto apoyó su cabeza en mi hombro.

—También yo. —sostuve mi cabeza con mis manos.

—Oigan, ¿No creen que Nick se ve bien hoy? —Lauren reía.

Las dos asentimos con la cabeza.

—Pensé que tenías pareja. —la miré.

—La tengo, pero también tengo ojos, Eugennie.

—Entiendo. —reí.

—¿Saben algo? Amaría perder mi virginidad con Zac, es un buen tipo.

—¿Eres virgen, Azul? —preguntó Lauren.

—¡Lo sé! Es una tragedia a mi edad. -comenzó a llorar.

—No lo es, tranquila. —acaricié su cabello.

—¿Tú eres virgen, Eugennie? —tomé un poco de vodka.

Negué con la cabeza.

—¿Soy la única?

—Eso parece.

—¿La única que qué? —Zac se sentó a su lado y Nick al lado de Lauren.

—Soy la única virgen del grupo.

—Claro que no, yo también lo soy. —Zac y Azul chocaron sus manos.

—¿Qué hay de ti, Nick?

—La perdí cuando tenía quince.

—Yo también, ¿Tú, Eugennie?

—A los dieciocho.

—Seremos los únicos entonces. —Azul abrazó a Zac.

—Claro que sí, mi querida. —tomó el rostro de la chica entre sus manos y depositó un beso en sus labios.

Todos nos quedamos perplejos y al ver que ambos se reían los imitamos.

—¡Ustedes deberían hacer lo mismo!

—Tengo novio. —Lauren levantó ambas manos.

—¿Eugennie? —Nick preguntó.

Me acerqué a él, me encontraba muy fuera de mis cabales para caer en cuenta de lo que estaba haciendo, y sé perfectamente que no era la única que estaba en ese estado.

Nick acarició mi mejilla, corrió el mechón de pelo, me atrajo hacia él tomándome suavemente de la nuca y nuestros labios por fin chocaron. Abrí mi boca para dar paso libre a su lengua, nuestros alientos se mezclaron, luego nos separamos y reímos.

—Es solo de amigos, eh. —Zac guiñó el ojo.

—Debo decir Eugennie, que besas bastante bien.

—Muchas gracias. —me recosté en la arena.

—Mi cabeza da vueltas. —dijo Lauren mientras se recostaba.

Observamos el cielo, se encontraba lleno de estrellas, se veía hermoso.

—¿Chicos? —hablé, todos me miraron— ¿Las estrellas de allí...—señalé una parte del cielo—...no forman un paraguas?

—¡Claro que no, Eugennie! Es una mariposa.

—Yo veo una flor.

—Quiero bailar. 

Todos se levantaron, yo continué recostada en la arena, era tan relajante.

—Iré por algo para tomar. —dijo Lauren— ¿Quieres algo?

—Claro, vodka con cola, por favor.

La chica se levantó, luego de unos minutos volvió con la bebida, la cual ingerí rápidamente.

—¿No bailarás?

Negué con la cabeza.

—Ve tú si quieres.

—Está bien.

Caminó hacia el tumulto de personas y comenzó a bailar. En ese momento pensé que no debía beber más. 

—¡Estudiantes de universidades! ¡Vuelvan en este instante!

Santa mierda.

Nos habían descubiertos, la música se detuvo y todos comenzaron a caminar hacia la universidad. Intenté levantarme y al hacerlo me tambaleé un poco, acaricié mi cabeza para detener su movimiento giratorio pero era completamente inútil.

Escuchaba los regaños de los que parecían ser autoridades de la universidad. Me caí en la arena, alguien corrió hacia mí y me ayudó a ponerme de pie, era una persona del sexo masculino. Analicé su cuerpo hasta llegar a su rostro.

Nuevamente, santa mierda.

—¿Príncipe? —dije sin poder creerlo. ¿En verdad estaba frente a mis ojos?

—Anne. —frunció el ceño— ¿Estás bien?

—Me siento algo mareada. 

—Vamos.

Me ayudaba a caminar, ninguno de los dos dijo una palabra en todo el camino. Llegamos a la universidad luego de lo que era en mi cabeza diez minutos.

—Quiero vomitar.

—Espera un poco. —entramos a la universidad y nos dirigimos a los pasillos en donde se encontraban las habitaciones de los profesores y profesoras.

—¿Qué hacemos aquí?

—¡Arthur! ¿Qué haces? Te pueden ver. —decía Trevor a sus espaldas.

—Quiere vomitar, la llevaré a su cuarto cuando termine. ¿Sabes cuál es tu número de habitación?

—Doscientos... Doscientos...—trataba de recordar— ¡Doscientos cuarenta y nueve!

—Shh, no girtes.

—Lo siento.






#𝟸 𝒜𝓃𝓃𝑒 𝒻𝑜𝓇 𝓁𝑜𝓋𝑒 | @Princessarmy09Donde viven las historias. Descúbrelo ahora