𝓒𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝓒𝐮𝐚𝐭𝐫𝐨

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"𝓔𝐥 𝓣𝐫𝐚𝐢𝐝𝐨𝐫 𝓓𝐞 𝓢𝐥𝐲𝐭𝐡𝐞𝐫𝐢𝐧"

Lentamente, Albus giró suplicando ver a aquel chico con el que soñó y no a Michael o a algún otro que quisiera tenderle una trampa. Conforme iba incorporándose completamente, podía sentir que sus manos le sudaban, algo en él estaba ansioso y asustado, sus sueños siempre eran demasiado reales, o en este caso sus pesadillas, que le costaba determinar si había sido parte de la realidad o si era solo parte de su cabeza.

—Eres real—susurró Albus, al darse cuenta de la presencia del chico que había conocido la noche anterior. Era él. Hartwin.

—Claro que soy real, sé que me veo como un fantasma pero estoy seguro que sigo vivo querido Severus—dijo éste con una sonrisa atenuada.

El joven Potter se sorprendió al escuchar su segundo nombre. Nadie lo llamaba así, nadie más que su padre cuando lo iba a sermonear.

—Mis amigos me dicen... Al—le explicó tímidamente—. Así que supongo que tú también me puedes decir así.

Hartwin asintió con la cabeza, sabía exactamente lo que tenia que hacer, el problema era todo lo que tenía que realizar para conseguirlo.

Louise Hartwin, siempre fue uno de los chicos más reservados de su clase, por desgracia nadie lo conocía bien. Desde que entró a Hogwarts sabía exactamente lo que quería: conseguir el respeto de los demás sin que tuviera que pedirlo. Le gustaba tomar el control, en especial cuando se trataba de liderazgo. Hartwin siempre se sentaba en las esquinas porque le gustaba observar, desde que era pequeño sabía que eso lo llevaría a grandes cosas. Se decía a si mismo que si quería llegar a ser algo en el futuro tenía que observar. Y al parecer estaba funcionando.

Eso fue lo que lo condujo a Albus en primer lugar, se dedicó a observarlo, a estudiarlo, y esperó a que estuviera listo.

—¿Acaso ya me consideras tu amigo? Wow, es un verdadero honor Sev—dijo el pelinegro.

Lentamente, el chico de cabellos rizados se acercó a él, al estar lo suficientemente cerca se sorprendió al notar que Albus había hecho lo que le ordenó en la nota. En los ojos de Hartwin, Albus era un misterio, le sorprendía que por fuera parecía tan era vulnerable y por dentro era igual de valiente que un león en cacería.

—¿La trajiste?—cuestionó Hartwin.

Albus asintió, removió su túnica y saco el insignificante artefacto de su bolsillo. El cromo resplandeció a la luz de la luna mientras era admirado, por el contrario, Hartwin no pudo evitar mostrar una sonrisa, una parte de él estaba orgulloso del progreso (aunque fuera poco) que había obtenido.

—Todavía no entiendo que haremos con ella—le dijo Albus con confusión en su voz—. Ademas esta muy oscuro como para hacer algún hechizo.

—¿Qué importa que este oscuro?—respondió Hartwin, se sentía un poco irritado por el montón de preguntas que le hacía el más jovén, pero trató de convertir su expresión irritada en una de compasión y amistad. 

Se agacharon y se sentaron en el suelo, el castaño se encargó de dejar el artefacto en medio de ellos y después se acomodó tratando de evitar los moretones que le había dejado Michael. Hartwin estaba ansioso por presenciar aquel momento, había gastado 11 años de su vida mostrándole lealtad a cualquier mago que quisiera revelarse contra las reglas, estaba decidido a guiar al chico sobre todas las cosas.

—Quiero que multipliques el cromo—dijo el chico sacando al castaño de sus pensamientos—. No es un hechizo tan complicado—mintió para darle seguridad—. Te aseguro que podrás hacerlo hasta con los ojos cerrados.

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⏰ Última actualización: Sep 14, 2020 ⏰

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𝑻𝒉𝒆 𝑺𝒑𝒆𝒍𝒍 𝒐𝒇 𝒕𝒉𝒆 𝑻𝒓𝒂𝒊𝒕𝒐𝒓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora