Im Jaebeom, despiadado asesino quién trabaja para una de las más grandes mafias de todo Corea del sur. Nunca se ha tocado el corazón por nadie, sin embargo, aquel chico castaño de mejillas abultadas logró conmoverlo.
Youngjae no tiene a donde ir y...
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MARATÓN 4/5
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El castaño miraba con desaprobación a la chica que subía su falda mientras acomodaba un par de navajas en el liguero que llevaba puesto.
— ¿Que crees que estás haciendo, Irene?
Ella no pareció sorprendida, se giró y lo miró fijamente mientras volvía a acomodar su falda.
— Voy a acompañarte ¿Que parece que hago?— El castaño se apresuró a arrebatarle de la mano la pistola que había tomado pero ella tomó su brazo y pegó una de las navajas que aún no guardaba al cuello de su novio — Escuchame bien, Jackson Wang. Trabajé muy duro en las invitaciones de la boda, son demasiado lindas así que no voy a permitir que te maten antes de casarte conmigo.
El asintió lentamente mientras sonreía, Irene alejó la navaja y siguió alistándose, esta vez Jackson la tomó del cuello sin ejercer presión realmente y se acercó a su rostro.
— Buena chica — le apremió antes de besarla con rudeza, los labios del mayor se movían con rapidez, Irene tuvo que hacer un esfuerzo para seguirle el beso pero al final lo logró, sus labios soltaron un jadeo cuando se separaron — No corras riesgos innecesarios ¿De acuerdo?
Ambos subieron al auto de Jackson y este condujo al bar al que tenía que ir. Era claro que el castaño no iba a dejar que Mark se las arreglara sólo, así que iba a empezar a buscar información que pudiera llevarlos hasta en donde aquella mujer se encontraba.
—¿Para que necesitas tantas sogas? — preguntó la pelinegra mirando con curiosidad el asiento trasero
— Bueno, uno nunca sabe cuando tendrá que torturar a alguien
Llegaron al lugar rápidamente, bajaron casi al mismo tiempo, cualquiera que viera aquella escena estaría de acuerdo en que lucía como una película de acción. Fueron recibidos seriamente por los hombres que custodiaban la puerta, les dejaron pasar con cara de pocos amigos y una vez estuvieron dentro el brazo de Jackson se aferró firmemente alrededor de la cintura de su novia. Del otro lado del lugar una chica de cabello corto y finas facciones les miraba evitando perderlos de vista, sabía muy bien a que habían ido y sabía bien lo que debía hacer.
