Im Jaebeom, despiadado asesino quién trabaja para una de las más grandes mafias de todo Corea del sur. Nunca se ha tocado el corazón por nadie, sin embargo, aquel chico castaño de mejillas abultadas logró conmoverlo.
Youngjae no tiene a donde ir y...
El castaño se removió entre las cobijas, sabía que ya era tarde pero la noche anterior se había quedado hasta la madrugada viendo una serie así que su cansancio era totalmente comprensible.
La luz que entraba por el ventanal le impidió volver a conciliar el sueño así que simplemente se rindió y tomó su celular para revisarlo. Soltó un ruidito de molestia cuando se dio cuenta que no había conectado el cargador y el aparato estaba muriendo.
Después de conectarlo se tomó unos segundos para revisar instagram, luego siguió con sus mensajes, abriendo primero el más reciente y contestando casi de inmediato
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Sonrió bastante contento con la idea de salir un rato a despejar su mente, Bambam era una buena compañía y estaba seguro de que se divertiría bastante con él.
El otro mensaje que tenía era de Jaebeom y lo había enviado a eso de las ocho de la mañana, Youngjae se preguntaba si habría enviado ese mensaje antes o después de irse.
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El último mensaje lo hizo sonreír, de los días en los que Jaebeom le había enviado mensajes esta era la primera vez que le daba los buenos días, y eso aunado al hecho de pedirle que fuera con cuidado hacían que Youngjae se sintiera bien pues nadie había hecho eso por él.
Tomó una ducha luego de escoger la ropa que se pondría; cuando Bambam le avisó que había llegado se miró una última vez en el espejo y sonrió satisfecho con su aspecto.
Aún cuando se habían encargado de denigrarlo tanto, aún si ellos le habían recordado cada día que no valía nada nadie podría quitarle la belleza externa que aún poseía.
— ¿Listo? Envíe la ubicación del lugar al que iremos a tu celular para que se la envíes a Jaebeom. Seguramente te pidió que le avisarás a donde ibas
— ¿Cómo sabes eso?
— Bueno, sólo lo intuí. Gyeom hace lo mismo conmigo — asintió sonriendo
— ¿Es eso malo?— Bambam negó inmediatamente soltando una risita
