Capítulo 1

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ENCUENTROS

The water hears and understands.

-o-

Era de madrugada, Mingyu despertó muy temprano porque su vuelo salía a las 5am. El día anterior había recibido una noticia que en definitiva no estaba esperando; le habían notificado que tenía que presentarse de urgencia en Concumen ya que su tutor había fallecido, no le dieron más detalles por teléfono, solo que debía viajar desde Corea hasta El Caribe. Tuvo que ponerse en contacto con su mejor amigo para pedirle de favor que se hiciera cargo de organizar el funeral de su padre, que él tomaría el primer vuelo para llegar lo antes posible y ya continuar con la organización. Nunca en la vida había tenido que hacer maletas tan rápido, tampoco es como que tuviera muchas pertenencias que empacar, realmente todos sus objetos de valor se encontraban en casa, por lo que lo que estaba guardando solo era ropa. Él se había mudado a Corea dos años atrás, para hacer su último año de preparatoria ahí y después ingresar a la universidad, en ese momento solo estaba tomando clases de verano antes de comenzar el tercer semestre. No imagino que tendría que volver a casa antes de lo previsto y muchísimo menos bajo tales circunstancias. Pero aparentemente a la vida le gustaba hacerle ese tipo de cosas.

Durante todo el viaje aéreo estuvo en automático, haciendo las cosas como un robot, no consiguió dormir en ningún momento, se sentía muy cansado y pesado. Al llegar uno de los aeropuertos de cuba, se dispuso a esperar a la primera salida en barco que alcanzara para llegar a Concumen. La isla de su infancia; sólo había estado dos años fuera de ella, tenía una sensación de nostalgia implacable en ese momento, las emociones mezcladas por haber extrañado su hogar y la amargura de la razón por la que volvía a casa. Una vez llegada la hora, sin más, abordó el barco y se fue directo a la cubierta, le gustaba la vista, él amaba el agua, trataba de estar dentro de ella lo más que pudiera, sobre todo tratándose del mar. Algo que aprendió en su infancia fue que la sal siempre era la cura para todo, ya fuera en forma de lágrimas, sudor o el mar; se mantuvo en sus pensamientos hasta que algo llamó su atención, delfines. Iban nadando a una distancia considerable del barco, eso mejoró un momento su estado de ánimo, le gustaban y también le gustaba nadar con ellos.

Llegando al pequeño puerto de Concumen, se detuvo un momento al bajar del barco, contempló el panorama y entre la gente que estaba amontonada esperando a otras personas logró distinguir esa mata de cabellos rubios, corrió por instinto hacia él y este, al notar que Mingyu corría hacia él, también comenzó a correr. Conforme se acercaban no podían evitar sonreír entre lágrimas y gritar sus nombres, —SOONYOUNG— gritaba uno —MINGYU— respondía con entusiasmo el otro, hasta que se abrazaron. Pasaban por completo de las personas a su alrededor, solo se enfocaron uno en el otro y pasado un momento Soonyoung preguntó —¿Cómo te encuentras hermano?— pasando a un tono bajo, un poco serio, —intento mantenerme bien— respondió Mingyu conteniendo un poco las lágrimas, fallando por supuesto y sollozo un momento ocultando su cara en el cuello de Soonyoung —No entiendo como pasó esto, ¿tú sabes algo?— Soonyoung solo negó levemente con la cabeza —no, también me tomó por sorpresa— Se separaron y el rubio se dispuso a ayudar a su amigo con su maleta, al principio Mingyu se negó pero Soonyoung no le hizo caso, sabía que debía venir agotado por el viaje.

Se dirigieron a las afueras del área del puerto, donde estaba estacionado el Jeep del rubio, colocó la maleta de Mingyu en el asiento trasero y se dispuso a subir, el moreno ya estaba en el asiento de copiloto, abrazando su mochila, Soonyoung sonrió ante la vista y solo se dispuso a encender el auto. Iban en un cómodo silencio y por fin, Mingyu logró dormir al menos quince minutos en paz.

Llegaron a la casa de Mingyu, a quien Soonyoung tuvo que mover levemente para despertarlo, —llegamos— dijo en voz un poco baja, el aludido se despertó y se quedó mirando fijamente a su casa —vaya, realmente no quiero entrar— dijo —lo sé, por eso— respondió el rubio mientras se giraba hacia el asiento del otro —avise a mi primo que me quedaría contigo por hoy, o si quieres que me quede más días, por mi está bien— al decir esto pudo notar el alivio en la cara de Mingyu —Por hoy está bien, pero para mañana puedes decirle a tu primo que es bienvenido, para que tampoco se quede solo— —Okay—

Drowned Into YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora