La primavera está presente en el aire y Jack Frost puede descansar un momemto del invierno. Tenía ganas de visitar a alguno de los guardianes, Norte estaba menos ocupado que los demás, pero no quería que nadie lo molestara, ya que se encontraba cansado por la navidad que acaba de pasar. En cuanto al resto, seguían ajetreados como siempre.
Jack decidió salir a pasear un rato, era de noche, y Hombre de la Luna brillaba en su máximo esplandor. Jack se encontraba donde Pitch Black fue derrotado.
Jack: No puedo creer que ya hayan pasado 25 años desde que me convertí en guardian —suspiró—. ¡Cuanta paz y tranquilidad!
Jack vió el hoyo por donde Pitch había sido arrastrado hacia las profundidades. Jack pensó que sería interesante echar un vistazo ahí adentro. Una vez dentro, observó la espesa penumbra en la que se encontraba el lugar, sin mencionar el frío que le helaba los huesos. Escuchó pasos ademas de los suyos y, armandose de valor, siguió adentrándose. Al final, logró ver la antigua guarida de Pitch, llena de polvo y telarañas. La luz de la luna iluminaba el lugar. Además de las pequeñas velas alrededor del lugar. Recorrió los pasillos y observó a alguien sentado con la mirada perdida arriba. Era Pitch Black.
