—Maldición Alba— dijo molesta — ¡No hay otra Natalia!
-¿Por qué no me dejas conocerte? — pregunte ahora yo molesta golpeándola en el abdomen.
-Ya, ya— repitió tomándome de las muñecas para que dejara de golpearla —Me llamo Natalia, tengo diecinueve años...
-¿Diecinueve?— la interrumpí —Ves...— logre que me soltara y la volví a golpear —Eso no lo sabía— volvió a sujetar mis muñecas — ¿Qué haces un año atrás?— pregunte extrañada
-No te importa— contesto de mala gana
-Si me importa si no, no te estaría preguntando— le conteste obvia — ¿Reprobaste?— le pregunte divertida
-¡No!— reí por su gesto
-Entonces?
-Ya, está bien yo te pregunto a ti— finalmente accedió — ¿Responderás cualquier cosa?— pregunto y asentí con la cabeza
-Con la única condición que después tú respondas todas mis preguntas— enfatice todas
-Entonces no— sonrió hipócritamente
-¡Lacunza que escondes!— le grite desesperada por qué demonios no quería responderme un par de preguntas
-Nada— dijo tranquila
-Sabes... olvídalo— bufe molesta haciéndome a un lado —solo pierdo el tiempo intentando acercarme a ti— me puse de rodillas en el verde césped para luego ponerme de pie —Creo que tú me has rechazado lo suficiente para toda la vida— tome mi tacón que estaba aún enterrado en la tierra y cojeando comencé a caminar por el enorme jardín del campus. Sinceramente cruzaba los dedos porque Natalia me alcanzara y me dijera que lo sentía y que respondería mis preguntas pero a eso se le llamaría un completo milagro.
***
-Que te paso?— pregunto María riendo mirando mi irregularidad en los zapatos.
-Nada, le enterré el tacón en la cara a Ramil — dije como si nada abriendo mi casillero
-¿E-Enserio?— pregunto sorprendida
-No— conteste —Pero quisiera hacerlo— cerré la puerta de un golpe
-¿No te los cambiaras?
-No, hace días saque todas mis cosas del casillero— había sacado ropa, zapatos y accesorios ahora solo había libros, papeles y útiles escolares. — ¿Y tú qué haces afuera?— le pregunte mientras comenzaba a caminar junto a ella
-Al parecer Hoffman no se levantó de buen humor— rió —Creo que se quedara solo en el salón— me uní a su risa, también la habían sacado.
-¿Y cómo te fue anoche?
-Bien— dijo con una enorme sonrisa —Cenamos, platicamos, un 'Quiero que seas mi novia'— dijo María—Y por supuesto un 'Claro que si María, eres tan guapa'— reí ante su exageración de la historia.
-Eres una mentirosa— no podía parar de reír
-¿Y tú? ¿Finalmente te rendirás y aceptaras que gane? La sexy María Villar nunca pierde— dijo con seguridad
-Pues esta vez...
-Lindos zapatos— escuche detrás de nosotros la burlona voz de Sabela, me di la media vuelta para verla de frente. Julia la abrazaba por detrás y a los lados como siempre Los clones.
-¿Qué? ¿Te gustan?— pregunte con hipocresía —Estaba por tirarlos pero si los quieres te los regalo— sonreí —Creo que cualquiera será mejor que esos — hice una mueca de desagrado al ver sus zapatos.
Ni siquiera puse atención a su contestación porque toda mi atención se enfocó en Natalia quien caminaba hacia nosotros con una caja blanca en las manos.
-Ten— me la entrego sin interesarle los demás —Espérame en la salida—susurro en mi odio antes de seguir caminando por el pasillo.
Todos miraban sorprendidos excepto Julia que lejos de 'sorprenderse' estaba enfurecida. ¡Muérete de celos Medina!
-¿Entonces? ¿Si los quieres?— solté una carcajada antes de darme la media vuelta y seguir caminando con María por el pasillo. - Aun sigues pensando que perderé?— le pregunte a María riendo
-Debo aceptar que me sorprende— dijo incrédula — ¿Y qué es eso?— pregunto señalando con la mirada la caja blanca
-No lo sé— conteste sincera mientras tomaba la tapa para abrirla, al ver el contenido me fue imposible no reír, eran las botas que yo había tirado ayer.
-Está loca si piensa que tú usaras esas— dijo segura María.
-Yo las compre— le dije y sus ojos se abrieron como platos
-Imposible.
-De verdad— reí —Ayer me dijo que yo no era su tipo y las compre— le explique —Según ella aun así seguía sin agradarle y cuando llegue a mi casa las tire a la basura— María negó con la cabeza
-Esa tipa está pisoteando a alba Reche— rió—Por ahora— sonreí
-Me las cobrare todas Mari
-Hay ahora si quedaste linda— esa hipócrita voz — ¿Que vendrá después? ¿Pantalones rasgados y chaqueta de cuero negro?— soltó una carcajada
-Olvide que querías los zapatos— hice una mueca de molestia —Pero seguro que los encuentras en el basurero del segundo piso— seguí caminando sin siquiera voltear a verla, no me interesaba ponerme a discutir ahora.
Las clases pasaban rápido, me era difícil poner atención tratando de encontrar el motivo por el cual Lacunza quería verme en la salida, siendo que no paraba de decir 'Aléjate de mí'
Era divertido ver como todos se sorprendían ante la ausencia de mis tacones, había sido un cambio drástico.
Finalmente el último timbre del día y la 'fabulosa' profesora no se cansaba de hablar. Típico, quieres salir temprano y a los maestros se les ocurre quedarse más tiempo. La dictadora cerró su boca y por fin nos dio la salida, junte mis libros para poder ir a mi casillero y dejar los que no necesitaría para hacer tareas.
Habíamos sido el último salón en salir, seguramente Natalia ya se habría ido, algo desilusionada... Salí del edificio, de verdad quería saber que quería.
Bajaba las escaleras del edificio cuando logre verla, estaba sentada en una de las bancas de la acera del plantel, viendo hacia el estacionamiento. Sus codos estaban recargados en sus rodillas donde estaba su chaqueta, ahora solo vestía una blanca camiseta, la blanca y provocativa camiseta.
Me acerque procurando no hacer ruido, logre mi cometido y la abrace por la espalda, se sobresaltó un poco pero al darse cuenta de que era yo no se movió.
ESTÁS LEYENDO
Me myself and I (Albalia)
FanficLa historia transcurre cuando Julia Medina, la novia de la grandiosa Alba Reche decide terminarla. María su mejor amiga empieza a ''ayudarla''...luego deciden hacer una apuesta pero lo que no sabe es que el destino esta a punto de hacerle una mala j...