Me myself and I (Albalia)

Capítulo 36

Mi estómago se retorció al ver a lo lejos a Natalia recargada en mi casillero. Me estaba esperando.

Caminé a través del pasillo ignorando por completo las miradas de todos.

-Wow —dijo volteando a verme —Tú sí que eres extremista —me miró de pies a cabeza —O muy arreglada o...

-No termines la oración, ¿sí? —la interrumpí —No está bien que le digas a una chica que no luce linda —acomodé un poco mi cabello.

-No pensaba decir eso —sonrió de lado desconcentrándome por completo —De hecho, me gusta más así —¿Era mi imaginación o estaba sonrojada? Esperen... "Me gustas MÁS" ¿Sutilmente me había dicho que le gustaba?

-Te gusta esto? —estiré un poco mi sweater verde al igual que los desgastados shorts.

-No —¡A este chica yo no la comprendo! Insisto. Se acercó a mí —Me gustas tú —susurró en mi oído antes de salir caminando por el pasillo.

-¿Qué? ¿De verdad me había dicho eso? ¡Lo admitió! ¡Me dijo que le gustaba! —había un total descontrol en mi interior. Natalia "Aléjate de mí porque soy la más mala del mundo" Lacunza me había dicho que le gustaba.

Entré a clases aún desconcertada por lo que Natalia me había dicho. Me senté en mi lugar de siempre.

Pov Natalia

¿Por qué? ¿Por qué se lo dije? ¡No debí habérselo dicho! —me reclamé a mí misma por haberle dicho a Alba que me gustaba. Me esforcé, me esforcé por alejarla de mí y evitar que esto pasara... pero simplemente no lo logré.

Llegué a la cafetería y estaba llena. Se escuchaban las risas del "grupo" de Sabela y Julia, donde anteriormente estaba Alba, parecía que la habían desterrado de la "zona popular". Ahora estaba sentada en una de las últimas mesas. Ella era el vivo significado de soledad.

-¡Natalia! —era la voz de Ici. Sentí que me tomaba por el hombro, despegué mi mirada de Alba quien jugaba desanimadamente con su comida.

-¿Qué pasa? —pregunté girándome hacia ella.

-Habla con ella... convéncela —dijo en tono de suplica y yo no lograba entender.

—Explícate —dije cortante.

-Alba—volteó a verla —¡Me canceló! —dijo con desespero y yo solté una risita —¡No te rías! —ahora la histeria se unía a la desesperación, me golpeó el brazo.

-No creo que pueda hacerla cambiar de opinión —dije tratando de no reír.

-Mierda, ya me había emocionado —chasqueó la lengua.

-Así es la vida —la palmeé fuertemente en la espalda.

-No —dijo frunciendo el ceño - Así es ella, se cree que es...

-Hey —la interrumpí —Mucho cuidado con lo que dices —la señalé y con la mirada le dejé claro que si se atrevía a decir algo sobre ella, no la contaría.

-Y tú, ¿por qué la defiendes tanto? —me enfrentó, de verdad no sabía lo que estaba haciendo.

-Qué te importa —le contesté de mala gana. ¡Mierda ahora la defendía! ¡Estás mal Natalia, mal!

Pedí una botella de agua y una lata de soda. Una vez con ambos en mis manos me debatía entre ir o no ir.

Pov Alba

Una botella de agua apareció frente a mí por lo que levanté mi mirada.

-Hola —dije sin ganas.

-¿Estás bien? —preguntó Natalia haciendo hacia atrás una silla para poder sentarse. "No, ¡no estoy bien! Me siento mal, muy mal por estar jugando contigo..."

-Sí, estoy bien —forcé una sonrisa.

-No parece —dio un sorbo a su lata de soda —Si es porque querías salir con Ici, hazlo —dijo mirando hacia abajo —Yo no soy nadie para impedírtelo.

-No es eso —dije riendo —De verdad estoy bien.

-Entonces ¿no querías salir con Ici? —obviamente no le diría "No, sólo lo hice para matarte de celos".

-No era algo que me molestara, pero tampoco que me alegrara —contesté como si nada.

-Entonces... —mordió su labio inferior con nerviosismo -Tienes libre este viernes? —sonreí incrédula.

-¡Natalia Lacunza! ¿Me estás invitando a salir? —pregunté abriendo mis ojos a tope al igual que mi boca.

-Algo así —rodó los ojos.

-Pues sí, estoy libre —apoyé los codos en la mesa y mi cabeza en mis nudillos. Tomó nuevamente la lata y bebió de esta.—Y bien —dije expectante

-¿Y bien qué? —preguntó sin entender.

-Invítame bien Natalia—dejé caer mis brazos en la mesa y ladeé mi cabeza.

-No me compliques las cosas —frunció el ceño y negó con la cabeza.

-Recuerda que no es fácil invitarme a salir —sonreí victoriosa.

-Lo fue para Ici —levanté mi ceja izquierda. Tomé mi bolso, la botella de agua y me puse de pie. Se paró rápidamente.-No —se arrepintió de lo que había dicho —¿Te gustaría salir este viernes conmigo? —cerró los ojos, parecía que pronunciar esas palabras le quemaban la lengua. Dos segundos después volvió a abrirlos.

-Me encantaría —di un beso en su mejilla para después caminar hacia la puerta de la cafetería.