Nueve.

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Desperté en la madrugada, había experimentado un intenso cóctel de emociones aceleradas que me llevaron a lo más alto de la adrenalina. Observé a mi amado reposar en un profundo sueño, acompañado por los ronquidos de mi querida Tina que se abrazaba a nuestros pies, me removí con cuidado buscando no despertarlos a ambos, y una vez de pie en la entrada de la habitación cerré la puerta detrás mío. Avancé en cortos y silenciosos pasos a la cocina, donde después de servirme un vaso de agua dirige mis pasos hacia la ventana y mientras lo bebía me detuve un momento a observar el brillo de la luna reflejado en mi anillo, había olvidado quitármelo antes de ir a dormir, admiré su belleza y en cuanto me había costado llegar a este momento que sin saberlo anhelé desde el primer día en que puse un pie en la puerta de este lugar: era posible que aquello dio inicio a una pesadilla, pero también me dio la oportunidad de encontrar mi propio lugar y un sentido a todo lo que he vivido hasta este instante en el que perdida en mis pensamientos, el anillo cayó silencioso y detuvo su avance hasta la entrada del estudio de Víctor. Lo alcé y abrí en silencio, admiré por un instante el sitio,  rondando, hallé nuestros cuadros; me propuse admirarlos buscando recuperar la calma y el sueño que el terco sitio me había arrebatado. 

Sonreí al volver a toparme con el cuadro con el que Víctor había pedido mi mano, un retrato de mi adorada Tina que hice hace tiempo, un bosquejo de una mujer en camisón blanco danzando en la sala que hice después de el sueño en mi primer día aquí, trazos a lápiz de criaturas que nunca tuvieron un final, una mujer de cabello corto con la mirada perdida...  

Un momento.

Esa mujer, llevaba el camisón de mi sueño, y el mismo que encontré en el clóset; no lo dudé, era ella, no podía ser otra persona, la esposa de Víctor. Repasé los cuadros siguientes descubriendo que todos eran sobre ella, la pintaba en todos lados, los primeros llenos de alegría y con su amplia sonrisa robándose la perspectiva del cuadro, los siguientes con la misma mirada vacía, carente de luz y claramente deprimida. Cada cuadro era más decadente que el anterior, su vientre aumentaba y conforme más se agrandaba por el embarazo, más incompletos se encontraban los retratos; algunos rotos, otros manchados, otros derramados y ahogué mi terror al encontrarme con el último, dónde un cuerpo inerte reposaba en su propio charco de sangre. Era ella nuevamente, de aquello no había duda alguna porque su vientre acuchillado y rostro demacrado se asemejaba a los previos maltratados, vi a su lado una maleta a la que parecía aferrarse con fuerza y al encontrarme boquiabierta descubrí la firma de su claro asesino: su rostro, tachado por una línea grotesca color carmesí, no entendía, ¿qué era esto? ¿por qué alguien pintaría algo así de espantoso y cruel? sin obtener respuesta, pude observar cómo la mujer en la pintura se removía lentamente y cómo si aquello valiera su último respiro susurró:

"míralos, mi...mira...los....re...tra...tos...retratos...car...car...carmesí..."

Obediente cual soldado en plena batalla que aún sabiendo la orden sería su sentencia de muerte, dejé de lado el cuadro de la mujer y aún sin ser creyente liberé un espíritu santo atragantándome con cada palabra, comprendí el motivo de que la mujer me pidiera revisar los cuadros restantes. Ahí estaban, todas y cada una de mis pesadillas, los fantasmas en ellas retratados post mórtem por este macabro asesino, sus trofeos, su arte basado en su crimen.

La mujer castaña, con fragmentos de espejo incrustados en todo su rostro, el cual mayugado y púrpura se entremezclaba con la sangre de sus heridas en el estudio.

La mujer pelirroja, con los labios rojos por la sangre que cual río desbordaba de su boca donde no parecía haber dientes y sus cuencas vacías, carente de globos oculares en la cama.

La mujer rubia, que no había sitio en su cuerpo donde no fuera herida y no hubo instante en que su desgarrador lamento se detuvo hasta que se ahogó en su propia sangre en el baño.

Retratos Carmesí Donde viven las historias. Descúbrelo ahora