-Cap. 03-

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Capítulo tres: La perla de Shikon.

Una vez que recogimos mis cosas, nos dispusimos a caminar fuera del colegio, Ami, Mio y Mei bromeaban por algunos acontecimientos que habían sucedido durante las horas de clases, de las cuales no pude presenciar ninguna de ellas. 

— En serio, _____. Hubieras visto su rostro, fue muy gracioso—terminó de hablar Mio al ver mi cara de incredulidad. 

— Al menos fue un día interesante para ustedes—suspiré.

— ¡Vamos!—Ami salió en mi rescate con su entusiasmo de siempre—, ya verás que mañana olvidaras todos tus problemas. Un nuevo año de vida es un año más de oportunidades. 

— Eso espero—sonreí por lo bajo. 

Llegamos hasta la estación de buses, allí es donde solemos separarnos para cada una tomar un rumbo distinto, pues nuestras casas se ubican muy lejos unas de las otras. 

— ¡Nos vemos mañana, _____!—gritó Ami mientras me alejaba para caminar a mi casa, a diferencia de ellas la mía es la que queda más cerca de la escuela, por lo que puedo llegar caminando a veces, aunque eso me toma bastante tiempo en realidad. Pero, justamente hoy necesito un poco de tiempo para mí. 

Aunque lo tratara de negar, no he podido olvidar aquel extraño sueño, el rostro de Inuyasha llega a mi mente aunque no lo quiera así, y todo lo sucedido con él de alguna forma me causa mucho interés. 

— Es solo un sueño, ____. Ya deja de pensar tanto en eso. 

Inflé mis cachetes, me sentía disgustada conmigo misma por toda la importancia que le he estado dando a aquello. 

— Pero fue demasiado real—susurré para mí—, tanto que mi corazón no se siente igual a como era antes. 

Suspiré agotada, tantos pensamientos invadiendo mi cabeza comenzaban a marearme. 

Seguí el camino en silencio, por lo que me restaba de viaje decidí ignorar por completo todo lo que tenga relación con ese tal Inuyasha y Kikyo. 

Llegué a casa ya con la luna sobre mi cabeza, como es jueves pude tomarme algo más de tiempo para llegar, así que camine con tanta tranquilidad que deje el tiempo pasar despacio y sin apuro. 

— Ya llegué—dije una vez dentro de casa, me quité los zapatos para dejarlos en la entrada y buscar a mi familia, quienes ya se encontraban en el comedor listos para comer. 

— Llegas tarde—mamá me recibió con un beso en mi mejilla derecha—, ¿qué tal estuvo tu día?

— Agotador—respondí mientras caminaba simulando estar lo más cansada posible.

— La cena está lista—añadió mi madre, asentí en silencio y me dirigí al comedor para unirme al resto.

— Hola pequeña rata—saludé con una sonrisa burlesca a mi hermano menor, Nao es solo un niño de nueve años, pero siempre permite y soporta mis bromas pesadas sin quejarse, algo realmente admirable por su parte.

Él me recibió con una sonrisa, sus pequeñas pestañas se juntaron mientras dejaba ver sus blancos dientes.

— _____, querida toma asiento—la voz de papá siempre tan calmada llenó el lugar, hice caso a su petición y me uní a ellos.

— Aquí esta la comida—el delicioso aroma de la cena que mamá traía llenó mis fosas nasales.

Todos recibimos gustosos los platos preparados, sus buenas preparaciones siempre son exquisitas.

La cena siempre es agradable entre nosotros cuatro, reímos por las bromas sin gracia de papá, lo que realmente nos hace reír es verlo como él tratando de llegar al remate "gracioso" comienza a reirse como bobo sin terminar de hablar ni llegar a la parte chistosa.

Flechados / InuyashaxTúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora