-Cap. 10-

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Capítulo diez: En todas las vidas.

Por suerte, mis cosas no son demasiadas. Decidí traer conmigo algunas ropas en buen estado, y accesorios necesarios para sobrevivir.

En especial, algunos implementos que he de ocupar en una cocina.

— Entonces—dijo rompiendo el silencio, estaba tan ansiosa que he permanecido sin decir palabra alguna—, ¿estas segura de que quieres aquel pueblo?

Le había hablado a Inuyasha sobre una pequeña cabaña fuera del pueblo vecino al cual solía ir para vender mis productos.

— Así es, hable con la antigua dueña y era una mujer de muy avanzada edad—dije con una sonrisa—. Su hijo mayor se la llevó con él para poder cuidarla, de allí la cabaña quedaría abandonada.

Él alzó un poco su ceja sorprendido.

— ¿Para qué todo el dinero?—dijo curioso, parecía no comprenderlo—. Podríamos habernos adueñado del lugar y listo.

Reí despacio.

— Pero era su hogar, Inuyasha—respondí con una sonrisa suave—. Todas las historias que ella creó en esa cabaña se desvaneceran con ella, creo que es justo darle algo para que pueda sentirse mejor. Aunque no es lo mismo en comparación de toda la vida que tuvo allí.

— Eso es lo que te preocupa—dijo suave, él se detuvo y dejó las cosas que llevaba entre sus manos a un lado, luego se puso frente a mí para abrazarme posando despacio sus manos en mi cintura atrayendome a él—. Entonces, vayamos y creemos nuestros propios recuerdos. Una vida junto a ti es lo único que quiero, ________.

Una sonrisa boba se dibujó en mi rostro.

— Te ves adorable—susurró entredientes para luego apoyar sus labios en los míos.

Retomamos nuestro andar, Inuyasha hablaba de sus "enemigos" con rencor. Cada vez que escuchaba un ruido extraño, se detenía para escondernos entre los arbustos.

Siempre era solo el viento, o algún pequeño animal que iba de paso.

Pasamos el primer pueblo para seguir nuestro camino al siguiente.

Mi sueño de un hogar para nosotros se hacía cada vez más posible, está aún más cerca.

— He tomado una decisión—dijo de la nada, le vi de reojo y una sonrisa amable se dibujaba en sus labios—. Buscare la perla de Shikon, le pedire que me convierta en humano.

Sus palabras me sorprendieron, alguna vez se cruzó por mi cabeza aquello que tanto nos aleja.

Él con todos sus años de edad está destinado a vagar por este mundo, mientras que yo siendo solo una humana podría morir de vejez dejandolo nuevamente.

Pero, nunca le pedí aquello.

Nuestra distancia nunca fue suficiente para que me quisiera separar de él.

— Inuyasha—susurre despacio.

— Sé que no querrías pedirme algo así, ______. Pero, yo quiero ser humano como tú. Quiero vivir una vida a tu lado en la misma condición—interrumpió de forma fugaz sin dejarme protestar—. Haré lo que sea con tal de seguir junto a ti.

Tras medio día más de viaje, logramos llegar a nuestro destino.

Fuera de aquel pueblo, bajo los pies de la montaña una pequeña cabaña destacaba entre el paisaje.

Las pladeras a su lado dislumbraban con entusiasmo y de forma preciosa, mi pecho se sintió cálido cuando vi la cabaña.

Finalmente, llegamos a nuestro hogar.

Flechados / InuyashaxTúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora