-Cap. 14-

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Capítulo Catorce: Un nuevo visitante.

Estoy tan enojada que mi cara está roja de la pura ira que siento hacia aquel muchacho con orejas de perro.

— Me las pagara—gruñía a medida que retornaba a la cabaña de la anciana Kaede—. Lo buscare, me encargare de acabar con él con mis propias manos.

Mis pasos eran rápidos y torpes, imagine las risas maliciosas de Inuyasha mientras colocaba aquella gran roca en el pozo.

No me tomó mucho tiempo volver a la cabaña, entre de golpe con la esperanza de encontrarme con el hombre mitad bestia.

— ¿______?—la voz sorprendida de la anciana llamó mi atención, me observaba con el rostro confundido—, ¿qué sucede muchacha? ¿por qué sigues aquí?

— ¿Dónde está Inuyasha?—pregunté con la voz seca, ella quedó aún más confundida.

— No lo he visto por aquí—respondió—. Sí te despediste de él, lo más seguro es que este escondido en algún lugar paea que no le viesen triste.

— Ya veo.

Fue lo último que dije para luego salir de la cabaña y comenzar a recorrer el sector en búsqueda de algún rastro suyo.

Le pregunte a un par de aldeanos por aquel particular joven de cabello largo y gris platinado, pero nadie parecía haberlo visto últimamente.

Seguí recorriendo la zona con la esperanza de encontrarlo, debo admitir que cada vez se me iba pasando el enojo y comenzaba a reír despacio al imaginar la escena de Inuyasha con aquella gran roca siendo sostenida por él.

— Debe de tener una gran fuerza—susurré curiosa, alcé la vista al cielo despejado tratando de pensar en algún lugar en donde él pudiese estar escondido.

Aunque son pocos los lugares que he compartido con Inuyasha, tendre que probar en cada uno de ellos para asegurarme de cual de todos eligió como escondite.

— Ya sé que en la cabaña de la anciana Kaede no está, los demás no lo vieron cerca del pueblo...en el pozo no encontre nada de él...y, por último—susurré analizando los posibles escenarios—. ¡El árbol sagrado!

Di media vuelta y me apresure a tomar camino hacia aquel árbol, quizás él me ha estado esperando allí todo este tiempo.

Por lo que he visto de Inuyasha, puedo creer que es incluso un muchacho algo romantico y melancolico, podría ser que pensara que sí nos encontramos en aquel árbol algo cambie en mi.

— Muy interesante—susurré con una sonrisa.

Debo admitir que a pesar de que no siento lo mismo que Inuyasha, ver sus intentos de llamar me atención me resulta sumamente adorable y admirable.

Durante mi corta vida, no he conocido a ningún muchacho que haya sido capaz de ganarse toda mi atención. Si alguna que otra vez me gustó algún compañero de curso, o algún chico de grado superior. Pero, siempre me quedaba en eso, solo me gustaban y los observaba. Nunca intente llegar más allá de un saludo.

Así que, esta extraña "relación" con Inuyasha es tan nueva como emocionante.

— Estoy cerca—murmuré, a lo lejos lograba ver la parte alta del árbol sagrado.

A medida que podía distinguir con mayor facilidad el árbol, corrí para llegar a el sin querer perder más tiempo.

Podría encontrar a Inuyasha dormido, eso sería perfecto para asustarlo. O, quizás podría tirar sus orejas de perro.

Con una sonrisa triunfante salí de entre los arbustos para llegar frente al árbol sagrado, pero para mi sorpresa no se encontraba Inuyasha en el lugar.

Flechados / InuyashaxTúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora