Capítulo 1

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En el frío invierno de la ciudad, la temperatura carcomía los huesos de quienes se atrevían a estar fuera. Los adornos navideños iluminaban las calles, atrayendo a parejas, amigos y familias enteras que buscaban compras navideñas o simplemente pasar el rato. Los suaves copos de nieve caían lentamente sobre las aceras, tiñéndolas de un característico blanco.

A Jimin le hubiera encantado estar disfrutando del frío envuelto en sus sábanas, con algo de chocolate y viendo alguna mala serie de Netflix, pero ahora estaba ocupado. Desde el gran ventanal de los penthouses en ese alto edificio de lujo en el centro de la ciudad, observaba las personas de abajo, pareciéndole hormigas a esa gran altura. Fue en ese momento que una voz le llamó a sus espaldas.

—Perdón por hacerte esperar Dong, necesitaba responder esa llamada—Le dijo el gran pelinegro que se acercaba a él.

—No te preocupes cariño, así estaremos más ansiosos—Contestó el rubio mientras comenzaba a besar a su nueva víctima.

Yang Young soo, 29 años, soltero, hijo del jefe de la policía de Seúl.
Gustos: rubios, de ojos verdes, muslos muy rellenos y lo más importante, que lo sometieran.

A pesar que era un chico "heterosexual" frente a su padre, cuando comenzó a investigarlo se sorprendió al ver que frecuentaba varios clubs gays casi la gran parte de sus noches, ahí es donde lo interceptó hace ya un mes, después de su ardua dieta para subir la masa de sus muslos, un pequeño tinte rubio y sus lentillas de un verde muy vibrante, captó inmediatamente la atención de Yang, ganando rápidamente su confianza y desde hace ya una semana lo llevaba a su lujoso penthouse para tener la "diversión" que buscaba Yang.

Sus labios se sentían todo el tiempo ásperos, Jimin odiaba eso con todas sus fuerzas, además de su asqueroso aliento a nicotina que siempre tenía. Tumbado en la cama, siguieron con la sesión de besos, Jimin se puso arriba de Yang, sentándose encima de él. Tomó las esposas con un decorado rosa aterciopelado del buró al lado de la cama, poniéndoselas a Yang mientras lo seguía besando. Yang estaba tan perdido en los carnosos labios dulces del rubio, que no noto cuando Jimin le ató una venda en sus ojos.

—Hey Dong, ¿qué es esto?—preguntó el mayor mientras se ponía algo nervioso por la sorpresa.

—Tranquilo, es parte del juego—susurró Jimin en los labios del contrario, mientras se aseguraba que las esposas estaban bien puestas, al igual que la venda. Volvió a besar sus labios en un corto beso, del cual se despegó casi al instante— Es tiempo de que me vaya cariño—dijo mientras daba un suave rose con sus dedos al pecho desnudo del contrario, quitándose encima suyo.

—¿D...dong?, ¿a dónde vas?—preguntó nervioso mientras movía sus brazos desesperando para soltarse.

—Lo siento cariño pero, mi trabajo aquí ha terminado—Dijo Jimin mientras volteaba a la cámara de la habitación, dando un pulgar arriba a esta, sabía que lo estaban observando para saber cómo iba todo. Sacó de su maleta un cambio de ropa totalmente negro, resaltando su chaqueta de cuero negra, seguido de una peluca del mismo color que la ropa, la cual se puso rápidamente para ponerse su gorra favorita. Tomó del tercer cajón del closet una serie de papeles que metió igualmente a su maleta. Se acercó lentamente a Yang, mientras le tomaba del mentón suavemente—Cuida tus espaldas cariño, eres bastante fácil de engañar—dicho esto, tomó la otra venda y la puso en su boca, para después salir de la habitación, con el sonido de los forcejeos de Yang, bajó tranquilamente por el elevador, el cuál era totalmente de cristal, observando por el ventanal la gran ciudad de Seúl, llena de luces y vida. El sonido del elevador le sorprendió, lo cual le indicaba que había llegado al primer piso, recibido por las amables empleadas que le deseaban una linda noche, cuando por fin salió del monstruoso edificio, el frío le golpeó fuertemente, dándole un pequeño escalofrío por todo su cuerpo.

Después de caminar entre los gigantes edificios departamentales de lujo de esa sección de la ciudad, dobló por unas pocas calles, cuando por fin llegó a un callejón, donde le esperaba la camioneta que él reconocería al instante, ya que era decorada por el logo de "florerias douce illusion".

Cuando finalmente estaba frente a la puerta trasera del vehículo, tocó cuatro veces, siendo abierta casi al instante, para después, con la misma velocidad, subirse y que el vehículo diera marcha, para reincorporarse al tráfico de dicha zona.

Jimin tomó asiento junto a un chico, viendo frente a él la gran cantidad de pantallas y dispositivos que había, viendo en una de esas pantallas la habitación de Yang, él cuál sería amarrado ahí.

—Namjoon, borra esas cintas lo más rápido que puedas por favor—pidió Jimin mientras se acomodaba en el asiento.

—Claro-afirmó el joven— sabes..de verdad fue bastante fácil hackear el sistema de seguridad—pausó un poco, para seguir hablando—deberían de invertir un poco más en su seguridad cibernética, en un segundo no quedará registro de tus visitas—contestó el castaño emocionado, mientras tecleaba un par de cosas en las múltiples computadoras que tenía ahí.

—Jimin, ¿podrías quitarte esa peluca ya?, me intriga—dijo el conductor de aquella camioneta, esperando a que cambiara el semáforo a verde.

—¿no me veo bien de rubio Jin?—preguntó el chico mientras se quitaba aquella peluca, dejando al aire su cabello castaño claro.

—La combinación del rubio con el verde me molesta, prefiero cuando tienes el cabello color fantasía—confesó Jin mientras arrancaba el auto al ver que el semáforo estaba ya en verde.

Ellos dos eran sus aliados, el equipo se conformaba por Kim Namjoon, que era un hacker experto, en cuál se encargaba de borrar la existencia de Jimin en todas sus formas cada vez que tenían un trabajo nuevo, y su hermano Kim Seokjin, quién era un experto carterista, que tiene muchas más habilidades que sus rápidas manos. Por último, se encontraba Jimin, la mente maestra detrás del trabajo de campo y mente, él era quien estudiaba a fondo a sus objetivos, para un máximo desempeño a la hora de ejecutarlo.

Se habían conocido hace algunos años, cuando trabajaban en el mismo lugar Jimin y Seokjin, un pequeño restaurante en la parte alejada de la ciudad, dónde por un accidente, Jimin terminó seduciendo al jefe de ahí, siendo esa su primera estafa. Desde ahí, unieron cabezas y ahora eran un pequeño grupo de grandes estafadores.

Jimin se sintió nostálgico al recordar aquello, el recordar esos tiempos le ponía algo sentimental, el ver como ha crecido en compañía de sus amigos más importantes.

Un sonido frenó en seco sus pensamientos, ya habían llegado a casa, podría descansar un poco y al día siguiente ver las ganancias del día de hoy.



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Hola 👍🏻

Cómo comenté en el prólogo, decidí reescribir la historia, así que, estaré cambiando algunos elementos de la historia, para que haya coherencia entre las edades más que nada jajajaja

De igual forma, es un gusto poder escribir una mejor historia para ustedes, espero puedan disfrutar los cambios como yo!! 🩷

-Nini

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