No madrugamos al día siguiente de la cena porque se había alargado más de la cuenta. Igual eran las cinco de la mañana cuando llegamos a casa. Javier había cerrado el trato que le importaba y le había parecido buena idea ir a un club (super pijo donde igual la entrada eran unos cuantos cientos, totalmente innecesario en mi opinión) para celebrarlo. Nos habíamos pasado con la bebida. Yo al menos porque ahora tenía un ligero dolor de cabeza.
Estoy desnuda en la cama blanca de Javier. debería acostumbrarme a decir mi casa, mi cama, porque ahora este era mi hogar. Él se despierta y me busca. Me agarra de la cintura y me arrastra hacia su cuerpo.
—Buenos días, nena —dice con una voz sexy.
—Humm—digo yo. Hundo mi cabeza en su cuello—No quiero salir de la cama.
Él se ríe, parece que está fresco como una rosa.
—Es muy tarde ya —dice mientras me acaricia la espalda de arriba abajo.
—No son ni las once —protesto.
Comprueba la hora alargando la mano y alcanzando su móvil.
—Once y diez —dice—, creo que me voy al gimnasio un par de horas.
Madre mía.
Deslizo mi mano por su pecho y por sus duros abdominales.
—No creo que le pase a nada a estos pequeños si les dejas descansar un día.
Él se estira.
—Bueno, no quiero perder la rutina.
Me da algo de rabia.
—Hagamos un trato —propongo—yo voy un día al gimnasio contigo (en mi vida he pisado uno), si tú te quedas un día vagueando en la cama conmigo.
Él me mira divertido.
—¿Tiene que ser el día entero?
Levanto una ceja.
—Claro, 24 horas sin preocupaciones, sin gimnasios, sin conferencias...
No parece estar muy convencido. Me mira desconfiado.
—¿Una tarde?
Niego con la cabeza.
—Difícil me lo pones, nena, soy un hombre ocupado.
Parece que no vamos a llegar a un trato. Me quedo algo rayada. Ahora está bien, pero y ¿en unos años? ¿Y si con el tiempo Javier se convierte en esa gente absorta en su trabajo y no hace más vida que eso? ¿Estaré aún de acuerdo con ese estilo de vida?
Como si me estuviera leyendo la mente se me queda mirando.
—Te propongo otra cosa –me dice. Se apoya en su codo para mirarme a la cara—, si quieres accedo al día de vagueo, pero ¿qué te parecería unos días fuera de la ciudad? Sin trabajo, sin gimnasio, sin llamadas telefónicas...
Me sorprendo y creo que nota la ilusión en mi cara.
—¿En serio? —pregunto emocionada.
Él me aparta unos mechones de pelo de la cara. Asiente.
—Y podríamos ir a donde tú quieras —me promete.
—A las Maldivas —digo enseguida.
Javier sonríe y asiente. Tiene una sonrisa preciosa, a veces pienso que no admiro lo suficiente lo guapo que es.
—¿Estás seguro que no pasará nada porque desaparezcas unos días?
Él asiente.
Achino los ojos, como juzgándole. No estoy muy convencida de que va a aguantar tantos días sin saber nada de su trabajo y de Lain Corporation.
—A mí también me irían bien unas pequeñas vacaciones—está mirando el móvil—por cierto, ¿llevas plan de salir hoy? Es por darle el día libre a Fred.
Me encojo de hombres.
—No pensaba. Sí dale el día libre al pobre señor, estará hasta la polla de hacerme de niñera.
Javier manda algún mensaje y me vuelve a prestar atención.
—¿No será que te habrás fijado en su polla? —pregunta. Sé que me está vacilando, pero aun así me sorprendo.
—¿Qué? —me extraño—. ¿Qué dices?
Deja el móvil al lado.
Agarra mi mano y la lleva a su paquete.
—Porque aquí ya tienes una buena polla, no hace falta que busques ninguna otra.
Me pongo traviesa y meto mi mano por dentro de su ropa interior.
—Mmm... ya lo veo —digo.
Se inclina en busca de mi boca. Él baja su mano y me agarra el culo.
—¿Tú no ibas al gimnasio?
—Creo que voy a calentar antes.
Me quedo en la cama casi hasta la hora de comer. Javier aún no ha vuelto a casa, y pienso en que me apetece hacer alguna tarta o algún postre de chocolate. Me levanto por fin. Solo me pongo unas mayas negras, una camiseta blanca de Javier que me llega hasta la mitad del muslo, y unas zapatillas blancas.
Parezco una chiquilla de quince años que intenta ir a la moda por no llevar el uniforme del instituto. No pensaba salir, y pienso en Fred, pero voy al super de aquí al lado y voy a llevarme uno de los coches de Javier así que no me va a pasar nada. De todos modos, aviso a Rita.
—Vuelvo en menos de 20 minutos —aviso y salgo.
Pensándolo mejor, lo más probable es que tarde más de veinte minutos porque llevo diez ya intentando sacar el coche del garaje. Teniendo a Nuria, Javier y a Fred que me hacen de chofer continuamente, parece que se me ha olvidado conducir. Además de que si hago una raya en este coche igual me mata. Y eso que he cogido el que menos le gusta de los cinco que tiene.
Llego al super y hago mis compras. Estoy conduciendo de vuelta a casa, pero de repente me invade un pensamiento.
Recuerdo un motel a las afueras de la ciudad en la que Lucas y yo nos escabullimos algunas veces. Cuando tenía miedo atroz de que María le viera conmigo. Es un sitio muy cutre, que está a punto de cerrar porque dudo que tenga clientes. Tan solo consta de cinco habitaciones y siempre quedábamos en esa, en la cinco.
Casi sin darme cuenta estoy conduciendo hacia allí. Por mi cabeza se reproducen recuerdos de meses atrás cuando es Lucas el que está conduciendo y vamos a ese motel, ni su nombre recuerdo. No puedo decir que no me haya divertido, sobre todo al principio, cuando no sabía lo manipulador que podía llegar a ser. Creo que incluso, por algún momento, pensé que en algún momento igual podríamos estar juntos. Incluso llegué a pensar que le quería...
He parado el coche delante. No hay ningún otro coche aparcado. ¿Qué estoy haciendo aquí?
Salgo del coche y doy unos pasos hacia delante. Pero, me arrepiento rápidamente. Me doy la vuelta y vuelvo hasta el coche. Esto es redículo. Me voy a casa. De repente siento un fuerte dolor en la cabeza y todo se vuelve negro.
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Hola, hola!!!! ¿Qué os está pareciendo? Muchos besitos y no os olvidéis de dejar vuestro votooo. También estoy atenta a todos los comentarios!! Os amo!
—Leli.
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I N T E N S O [TERMINADA]
أدب المراهقينSEXO, DROGAS, ENGAÑO Y MUERTE. Me pregunto qué le parecerá saber que en realidad me quiere a mí, que yo soy la única, que le gusta solo conmigo y que algún día -no pronto porque aún no se siente preparado-, la dejará por mí. Solo con pensar eso me...