Capítulo 4

463 37 19
                                    

Takano se encontraba más calmado, ya no le hacía la vida imposible, más bien al contrario, Ritsu había notado que el mayor le estaba evitando. No sabía muy bien cómo sentirse, por un lado se sentía aliviado pero por otro no podía evitar estar triste.

Ren estaba siendo un gran consuelo, quedaban varias veces por semana y Ritsu cada vez se sentía más cómodo con él.

Una mañana al salir de su casa se encontró con Takano, quien se disponía a ir también al trabajo.

- Buenos días.- Murmuró Ritsu sin hacer contacto visual.

- Buenos días.- Dijo Takano y ambos entraron en el ascensor. Se hizo el silencio entre ellos y Ritsu intentó buscar algún tema de conversación. De repente, los números de los botones del ascensor comenzaron a moverse y a Onodera se le empezó a nublar la vista. Sintiendo que las piernas le temblaban y que iba a caer redondo en cualquier momento, se agarró con fuerza a lo primero que encontró.

Takano abrió los ojos sorprendido cuando sintió que Ritsu se aferraba a él con fuerza. Frunció el ceño preocupado al ver lo pálido que se encontraba el menor.

- ¡Ritsu!- Exclamó Takano agarrándole con firmeza para evitar que se cayera.- ¡Abre los ojos!

- Taka...

- ¡Ritsu, por favor!- El mayor comenzó a darle golpecitos en las mejillas y Onodera volvió un poco en sí.- Ritsu, ¿estás bien?

- No.- Respondió con un hilo de voz. Takano asintió y le cargó en brazos, Ritsu todavía se sentía mareado y no fue capaz de protestar. El jefe paró un taxi y le indicó que les llevara a urgencias, Ritsu quiso decirle que estaba exagerando pero se sentía demasiado débil como para emitir algún sonido.

Takano no le soltó en todo el rato que estuvieron en la sala de espera por miedo a que volviera a desvanecerse. Las mejillas de Ritsu estaban volviendo a coger color, cosa que tranquilizó al mayor.

- Seguro que ha sido un bajón de tensión o algo de eso.- Murmuró Ritsu encontrándose ya un poco mejor.

- Eres un desastre, seguro que has vuelto a descuidar tu alimentación.- Le reprochó Takano.

- No me he saltado comidas...

- Onodera Ritsu.- Le llamó por fin un enfermero.

- ¿Te acompaño a consulta?

- No, mejor no. Te puedes ir ya si quieres, gracias por todo.- Le dijo Ritsu poniéndose en pie lentamente. Takano frunció los labios pero no dijo nada.

Le tomaron la tensión y le hicieron unos análisis de sangre. Volvió a la sala de espera junto con Takano, quien no se había movido de allí, y esperaron una hora hasta que tuvieron los resultados. Ritsu entró de nuevo en la consulta y se sentó donde le indicó la doctora.

- Estás embarazado.- Ritsu miró hacia atrás esperando que la doctora no estuviera hablando con él pero no había nadie más. El editor frunció el ceño intentando asimilar aquella información.

- Pero...eso es imposible. Hace casi cinco años me dijeron que era estéril.- Dijo Ritsu.

- He revisado tu historial y no eres estéril, tienes muy poca probabilidad de quedarte embarazado pero sí que existe esa posibilidad.

- El doctor dijo que era más probable que me tocara la lotería que yo me quedara embarazado...- Dijo Ritsu.

- Y es cierto, no te imaginas lo complicado que era que esto pasara. Enhorabuena.- Dijo la doctora.

- ¿Y de cuánto estoy?

- De unas cinco semanas.- Respondió la mujer y Ritsu comenzó a contar con los dedos.

Almendro en florDonde viven las historias. Descúbrelo ahora