HANNAH POV
Sólo rogaba por que todo esto fuera un maldito sueño, otra de mis tantas pesadillas que tuve anoche o que sencillamente el sueño y el estrés que cargaba me estaba afectando y creí escuchar que Troy había salido con otra chica ayer. Me piqué tres veces la mano para ver si estaba alucinando pero la realidad era esta, y esta realidad era una jodida mierda. Solo quería irme a casa, tratar de dormir y olvidarme de todo. Me dí media vuelta y salí corriendo hacia la dirección. Toqué la puerta unas diecisiete mil veces hasta que Frank, el director, la abrió con una cara de disgusto.
-Qué se te ofrece, Tyson?- me pregunta con el ceño fruncido. No es habitual de mí que lo visite tan temprano.
-Necesito tu permiso para irme a casa con mi hermano, ahora..- mi cara era un mezcla de cansancio, cabreo e irritación. Y definitivamente no era una buena idea que me jodieran la paciencia en estos momentos.
-Para qué? Hiciste algo malo? No estudiaste para algún examen? Si te sientes mal ve a la enfermería hasta que se te pase, te parece?- pregunta mirándome confundido.
-No, solo dame el jodido permiso, quieres?- le pregunte con los dientes apretados.
-Hannah, sinceramente no encuentro un motivo para..
-Quieres un maldito motivo?!- le grité interrumpiéndole. Había tirado toda mi paciencia al basurero, se acabó. Saqué mi bate de béisbol de mi mochila, bueno, practicamente tiré de el ya que es grande y se salía de mi mochila. Con pasos fuertes empezé a caminar hacía la cafetería, tenía que pasar por el pasillo hacía el gimnasio asique cuando pasé Troy me empezó a llamar pero lo ignoré por completo.
-Hannah, porfavor no hagas una locura!- gritaba Frank detrás de mí pero entre más me gritaba cosas mas furiosa me ponía. No se atrevía a tocarme ni siquiera por los hombros, tenía mi bate conmigo asique no le convenía.
Los pasillos estaban llenos pero a mi no me importó, todo el que se metía en mi camino lo empujaba o lo golpeaba con mi bate. La gente se volteó a mirar ya que Frank venía rogandome y gritándome y yo venía echa una furia. Un chico sumamente alto me obstruía el paso, yo lo empuje y el me empujó de vuelta haciéndome caer de culo al piso. Todo el mundo se quedó en silencio y miró con miedo la escena. Escuché a Troy y a Brad preguntarme si estaba bien, pero quite sus manos de mí.
-Dejen a la pequeña idiota levantarse sola, y así me besa los pies mientras me pide disculpas.- gritó el chico alto mientra soltaba grandes carcajadas.
Yo me levanté de un salto y sin pensarlo dos veces le estampé el bate en la cara haciendolo caer de culo al piso. Empezó a gemir y a agarrar su rostro mientras todos miraban perplejos mi bate. Cuando miro mi bate me doy cuenta que tiene sangre, vuelvo mi mirada al chico en el suelo y veo que le está sangrando la nariz. Ups.
-Josh, hermano!- gritó un castaño acercandose al chico en el suelo que perdía mucha sangre.
-No lo toques! Deja que el imbecil se levante solo, y que aprenda a meterse su ego por el culo.- le grité al castaño señalandolo con mi bate. Me volví hacía Frank y lo señalé con mi bate. Me miraba con miedo y enojo pero el miedo le ganaba a su mirada.- Ahí lo tienes, motivo número uno. Vamos por el dos.- Me di vuelta y pasé por encima del chico pisandole las bolas con toda la fuerza que mi ira me permitía.
-UUHHHH- se escuchó el murmuro de dolor que pegaron los hombres al ver como aplastaba las miserias del chico en el suelo y yo segui mi camino a la cafetería. Algunos me siguieron junto al director y Troy y Brad para ver que haría ahora.
Empujé las puertas con tanta fuerza que se quedaron abiertas y todo los que estaban en la cafetería se me quedaron mirando pero me valió mierda y busqué con la mirada mi objetivo. Perfecto. Me ubiqué enfrente de la máquina expendedora de dulces y miré a Frank. El nego con la cabeza sin parar y a mi se me formó una sonrisa malévola en el rostro, esta era su máquina favorita y sería una pena que se dañara accidentalmente. Levanté mi bate lista para golpear y le eche una última mirada a Frank, todos los que estaban sentados cerca salieron corriendo y antes de que Frank dijera algo reventé el vidrio de la máquina. Agarré mi mochila y la llené de dulces, agarré los que no me cabían y me subí a una mesa y los empezé a tirar. Los que gritaban "por aquí", "regálame uno preciosa" o "chocolates", eran los que mas recibían. La cara de Frank era un poema total.
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Me crees?
Teen Fiction-Me crees?-dijo el -No. -Pues haré que lo hagas.-dijo el y se fue. Suerte con eso, idiota.