Capítulo 4 "¿Problemas de vello?"

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Había muchas cosas que Derek como alfa y como lobo era capaz de hacer en su vida, tales como ser el número uno no solamente dentro de cualquier capacidad física: atletismo, natación, gimnasia... sino que también en los asuntos del amor, atracción física, mental, sexual, antes de que la catástrofe llamada Kate llegará a su vida, Derek podía decir que no había dificultades o algún asunto que lo atormentase.

Amor, riqueza, belleza, Derek sabía que era portador de tales cosas, y que, aun después de que su reputación empeorara dentro de Beacon Hills, sabía que era deseado por las personas que pasaban a su lado, su olor los delataba, alfa,beta, omega, las castas solo eran un aspecto individual que no compartían relación entre sí mismas.

Mujeres y hombres, personas con interés hacia a él más allá que el afecto, los problemas y las dificultades no entraban realmente dentro de su vocabulario, pero después el fuego llegó y todo fue de mal en peor,  miseria era el título de cada capítulo de su vida, a pesar de que tenía dinero gracias al seguro de vida de sus familiares el cual era lo suficientemente grande como para pagar la universidad de tres personas, Derek no sentía el placer de gastarlo, la culpa le carcomía cada vez que veía los números de su cuenta de banco.

Después llegó el sexo: era un asunto contínuo que le sosegaba la mente como los tormentos que le llegaban por las noches, acostarse con cuerpos desnudos lo hacía olvidar su pasado, pero esto solo duraba unos cuantos minutos, una hora a lo máximo... Después llegaron las drogas, éstas sí lo hicieron olvidar... afortunadamente él no era imbécil... no tanto al menos, nunca probó la cocaína, el cristal o la metanfetamina... Marihuana fue lo primero que le ofrecieron y de igual manera fue lo último, un porro dado por sus amigos en la universidad fue suficiente para que la adicción se convirtiese en su nuevo amante.

Día a día fumaba, hasta que su mente constantemente se veía nublada por las sensaciones somnolientas que las plantas aquellas le causaban: sueños de su familia y risas que nunca sería capaz de escuchar de nuevo le inundaban el pensamiento, y cuando por fin aterrizaba de golpe como un avión cayendo en picada, las llamas del fuego extinguían su espíritu de nuevo.

La clínica sin duda alguna le ayudaba, pero llegaba la fecha marcada en su memoria que constantemente le recordaba de su falta y estupidez, y recaía.

Los años pasaron y su problema se agravaba y; repentinamente como lluvia que cae del cielo, llegaron dos imbéciles en forma de adolescentes a hacer su vida más difícil de lo que a él le gustaría, o eso fue lo que pensó la primera vez. Una familia fue el sustantivo del cual nunca creyó llamaría a este grupo de inadaptados.

Erica, Boyd, Isaac... Peter era el único familiar que aún le quedaba vivo y del cual aún compartía sangre, pero la palabra era lo único que tenía en cuanto a familia se refería.

Pero antes de todos ellos, antes de la presencia de estos adolescentes rebeldes con aires de grandeza, estaba el primer lobo no mordido que apareció en su vida gracias a Peter, y con él, llegó el adolescente bocazas de lunares y piel fina, suave y pálida que repentinamente le llenaba la mente y que respondía a nombre de Stiles.

Su esencia era abrumada por los medicamentos que tomaba constantemente para retrasar su celo y controlar sus desórdenes, Derek estaría mintiendo si él dijera que la curiosidad no le llegaba, pero era incapaz de preguntar en voz alta, como de igual manera fue incapaz de demostrar sus deseos de saber si Stiles estaba interesado de la misma manera en la que Derek se encontraba.

Sabia que había un interés, su corazón lo delataba y sus respiraciones agitadas que chocaban contra su rostro cada vez que lo estampaba contra una pared se lo decían, creyó que iba a ser fácil, el chico lo perseguía constantemente, le hablaba sin miedo a pesar de que sus ojos se abrían cada vez que le amenazaba, lo había salvado tantas veces que pensó que tan solo era cuestión de tiempo para que el otro se confesara con tartamudeos tiernos, labios mordidos y manos juguetonas que se tocaban entre sí.

Tu olor es mi adicción...LiteralmenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora