2. Agua helada.

1.9K 271 129
                                    

Kyle llega a la biblioteca. Suspira aliviado al ver que Craig aún no ha llegado; es la última persona a la que quiere ver.

Desde la pelea de ayer, Kyle no ha dejado de pensar.

Su cabeza dió muchas vueltas al asunto hasta que llegó a la conclusión de que, aunque Craig fuera su alma gemela, no tenía por qué serlo realmente. No, era imposible. Seguro que había un error, o quizás Kyle era uno de esos casos especiales que tiene más de un alma gemela —solo ha visto cosas así en películas, pero quiere aferrarse a esa oportunidad como si fuera un clavo ardiendo—.

Se sienta en una mesa de la biblioteca y saca el libro de matemáticas. Ya que está castigado, va a aprovechar el tiempo lo máximo posible.

También ve cómo va llegando más gente; entre esas personas, se encuentra Bárbara Stevens —la chica que solía gustarle a Kyle—, Leslie Meyers, Kenneth McCormick... Pero ni rastro de Craig.
Mejor para mí, piensa y sigue a lo suyo.

Los minutos pasan. Sigue sin haber rastro alguno de Craig. Y de repente, un cuarto de hora más tarde, la puerta de la biblioteca se abre, dejando ver a Craig Tucker.

Que, para sorpresa de Kyle, se sienta al lado suyo.

No le dice nada pero su simple presencia y esa estúpida cercanía le están poniendo de los nervios. Kyle se fija más en él y ve que una marca violácea descansa sobre su cuello; eso es un chupetón, Kyle no tiene ninguna duda. Y su interior arde en unos celos que no se puede explicar.

— ¿Qué miras?

La voz de Craig le paraliza en el acto. Su voz siempre le ha parecido irritante: demasiado grave, demasiado demandante. Pero ahora no sabe qué pensar al respecto.

— Cuando se acabe esta mierda tenemos que hablar.

— ¿De qué?

Por favor, no es lo único que Kyle es capaz de pensar.

— Lo sabes perfectamente.

No vuelven a hablar en toda la hora, pero Kyle puede notar como Craig no deja de subir y bajar la pierna izquierda con nerviosismo. Ese movimiento le recuerda que él mismo, cuando está nervioso, empieza a mover en círculos el tobillo derecho; de hecho, lo está haciendo ahora mismo.

Cuando se acaba todo, Kyle siente alivio. Automáticamente seguido de una ansiedad que le golpea como un cubo de agua helada en plena invierno.

Todos se han ido de la biblioteca. Menos Kyle y Craig.

Kyle va a dirigirle la palabra a Craig, pero de repente siente como la mano de este se estampa con fuerza contra su mejilla.

— ¡Joder!

Craig se toca la mejilla izquierda, la misma en la que había golpeado a Kyle. Puede ver el terror acumulado en sus ojos.

— De esto tenemos que hablar.

— No hay nada que hablar.

Craig resopla molesto.

— Vamos a ver, te acabo de pegar una hostia con la mano abierta y me ha dolido más a mí que a ti. Eso, por mucho asco que me dé, nos hace almas gemelas. Y no podemos hacer como que no pasa nada.

— Tú tienes novio.

— De eso te quería hablar.

Kyle se siente demasiado confundido en ese momento.

— No le digas nada de esto a nadie, por favor. No quiero que Tweek se entere.

Esa es la gota que colma el vaso. Kyle tiene ganas de llorar, pero no va a llorar delante de Craig. Antes prefiere la silla eléctrica.

— Se lo diré en algún momento.

Eso no se lo esperaba.

— ¿Por qué?

Kyle no sabe si acaba de alucinar o las mejillas de Craig están ligeramente sonrojadas; está seguro de que está alucinando.

— Porque le quiero, y no quiero hacerle daño. Él piensa que somos almas gemelas a pesar de que nunca hemos intentado comprobarlo siquiera, pero está seguro, yo también lo estaba. Y... Joder, no quiero imaginarme cómo le va a doler.

Hay algo en ese discurso que no suena del todo cierto. Kyle no sabe lo qué es, pero algo no le cuadra en esa historia. No va a decirle nada —no tiene ganas de seguir con la conversación—, pero le ha dejado un mal sabor de boca.

No se despiden ni se andan con formalidades. Kyle se va a su casa y Craig a la suya, como debe ser.

Y si las cosas deben de ser así, ¿Por qué sienten cómo que están tomando la decisión equivocada?

Seguramente solo es una tontería. Sí, debe de ser eso.

A prueba de ti;; cryleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora